Luis Ortega I Córdoba (EFE).- El Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba), Bien de Interés Cultural (BIC) andaluz desde 2018, fue el mayor centro minero mundial durante las primeras décadas del siglo XX. Hoy día, el deterioro, la contaminación del terreno y la burocracia istrativa impiden la recuperación de su dimensión para uso ciudadano.
El antiguo cerco industrial, que abarca a los municipios cordobeses de Fuente Obejuna, Belmez y Peñarroya, principal núcleo de actividad y donde ocupa una extensión de 500.000 metros cuadrados de terreno, se inició hacia 1845 con la explotación de la Mina Terrible. Aunque no fue hasta 1881, con la creación de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya (SMMP) bajo capital francés, cuando la zona adquiere su «enorme importancia».
Con la explotación a gran escala de plomo y, de manera racional, subproductos como el azufre, se dio lugar dentro del cerco una importante industria química, que complementaba las instalaciones de fundición y tratamiento ya creadas. Junto a las concesiones férreas, permitió a la «Peñarroya» convertirse en la empresa minera «más importante del mundo en la época», según relata a Efe, Luciano Carrasco, edil de Cultura y Turismo de la localidad.
Chimeneas, Almacenes y Talleres del siglo XIX
La actividad empresarial del cerco, que cuenta hasta con 35 puntos de interés protegidos relacionados con la extracción, fundición, tratamiento, almacenaje y transporte de minerales, y derivados, como plomo, cobre o zinc, finalizó en 1965. En ese momento la empresa «cerró la fabricación» y comenzó el proceso de desmantelamiento de las instalaciones.

Actualmente se mantienen en pie 13 chimeneas, los elementos más llamativos del conjunto, y edificios notables por su singularidad arquitectónica. Entre ellos destacan la Fundición de Plomo, el Almacén Central, la Fábrica de Briquetas, el Edificio del Planning, los Silos de Fertilizantes o los Talleres de Vagones, todos ellos construidos en el siglo XIX.
Un patrimonio industrial inigualable que se extiende al casco urbano de la localidad, donde sobresalen el edificio de la Dirección de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya, la casa social y vivienda del director, el Hospital Minero o el antiguo Círculo Franco-Español, entre otros.
Asimismo, el lugar de interés se completa con otros edificios como la chimenea de la fábrica de la luz, la fábrica de papel, la fábrica de tejidos La Yutera, donde se ubica actualmente el Museo Geológico y Minero. El recinto protegido se completa con, castilletes, pozos mineros e instalaciones ferroviarias, como la línea Córdoba-Almorchón.
La contaminación impide la rehabilitación integral
Desde la total paralización de la producción, y más notablemente desde el año 2000, el cerco quedó totalmente abandonado y «no se había hecho prácticamente nada» para acometer su recuperación, asegura Carrasco. El edil advierte de que lo «esencial» y «prioritario» es la «descontaminación» del terreno, ya perimetrado y con limitaciones de .
Hace diez años el Ayuntamiento adquirió la titularidad del cerco y se están realizando «diferentes rehabilitaciones y proyectos», como la recuperación del antiguo almacén, joya de las instalaciones y construidas bajo la dirección del gabinete de Alexandre Gustave Eiffel, aunque para actuar «de verdad» y dotar de vida a la zona «es necesario acometer el problema de la contaminación».
Por el momento ya existen estudios preliminares que muestran la presencia de «elementos contaminantes» como «metales pesados», tanto en los edificios como en la misma tierra, que precisan «de una catalogación, estudio y retirada» que la declaración de BIC debe «implicar e impulsar» y que obliga a la Junta de Andalucía a su intervención.
Todas las posibilidades de uso en beneficio ciudadano
Una descontaminación que es «vital» para lograr la «autorización» que permita la restauración de los edificios para ponerlos en uso «de inmediato», demanda Carrasco. «Edificio que se rehabilita, se le tiene que dar uso para la sociedad, ya que no tiene sentido dejarlo cerrado», pero siempre debe imperar «la protección de la salud».

El Ayuntamiento de Peñarroya ya trabaja en un «Plan director» o de «usos» para un recinto en el que «caben todas las posibilidades» y que, en ocasiones, es utilizado hasta por los de la base militar de Cerro Muriano para sus maniobras y ejercicios de asalto, debido a su similitud con un paisaje y escenario de guerra.
El objetivo debe ser determinar las zonas concretas del espacio que están «contaminadas y las que no» y los edificios que «son seguros o no», ya que de lo contrario habría que «demoler». Y todo con la idea de crear un gran «parque» que se complemente con «equipamientos» y recuperar para Peñarroya la zona que la convirtió en zona minera mundial. EFE
Editado Por Luis Ortega