Las prisas y la literalidad en contra de la calidad en la traducción del discurso político

Álvaro Vega | Córdoba (EFE).- Las prisas y la literalidad hacen que se pierdan diferentes matices en la traducción de los discursos políticos, circunstancias que inciden en su calidad. Es la conclusión de una tesis defendida en la Universidad de Córdoba por María del Carmen López Ruiz. Para ello ha estudiado las alocuciones de Barack Obama y Donald Trump en la web de la Casa Blanca.

«Los resultados muestran que, en general, los textos meta (los traducidos) pierden diferentes matices de sentido. Y especialmente de retórica tras la traducción en todos los niveles de estudio». Ello es porque «independientemente de los retos que plantean los discursos de cada orador, el traductor siempre se decanta por las mismas técnicas». Entre ellas destaca la traducción literal y los equivalentes formales», señala el trabajo doctoral, que recibió la calificación de sobresaliente cum laude.

López Ruiz ha señalado en una entrevista con EFE que «las prisas, desde luego, son un factor» que afecta también a la calidad. Porque «si miramos en la página web, cuando se publica el discurso, la transcripción de la Casa Blanca es cuestión de horas o un día, como mucho».

Preservar los efectos teóricos del orador

La tesis concluye que «al traducir discursos políticos es importante mantenerse fiel, no solo al sentido del mensaje del orador, sino también a la forma (retórica)». Esto es como el orador se dirige al auditorio hasta el límite que la naturalidad de la lengua meta lo permita. Esto tiene el fin de preservar los efectos retóricos que persigue el orador en el texto original».

López defiende que «para ello, el traductor debería llevar a cabo un estudio previo del texto origen por medio del Análisis del Discurso, con el fin de localizar todas las dificultades de traducción para buscar así el procedimiento de traslación más idóneo sin que se pierdan matices retóricos».

En esta línea, insiste en su trabajo en que «posiblemente influido por la falta de tiempo y, por tanto, de documentación, el traductor opta por el mismo compendio de técnicas». Independientemente de su adecuación al contexto de traducción. Por lo que esta investigación también pone énfasis sobre la importancia que desde las propias instituciones se le debe conceder a esta traducción».

Para López, se pierden «algunos pequeños detalles» porque en los discursos que se analizan «el traductor se decanta por traducciones literales o equivalentes formales». Eso es como estar «muy pegadito a lo que dice la lengua origen, el inglés». Ante lo que defiende que «hay expresiones que necesitan darle una vuelta, necesitan modulaciones». Y necesitan una serie de técnicas para que sean naturales en la lengua meta.

En todo caso, «si traduces un recurso literario, palabra por palabra, se pierde ese sentido, esa forma que es lo que quiere llamar la atención el orador en su lengua de origen». Ante lo que, «a nivel de contenido, es cierto que no podemos decir que el discurso esté manipulado, pero muchos matices retóricos sí que se pierden».

Necesidad de analizar los discursos

También, ha comentado, que se trata de «discursos que necesitan analizarse». Por lo que, «de hecho, una de las conclusiones de la tesis es que si se analizase el discurso y si se intentara tener algún tipo de cohesión y coherencia con respecto a las traducciones de otros discursos anteriores, muchas frases típicas que dice ese orador, ese político, se podrían seguir traduciendo de la misma manera». De modo que ya hubiese algo de estilo similar en todos los discursos».

«¿Qué pasa si hoy lo traduzco yo y mañana lo traduce otra persona?», se pregunta. A su juicio, «cada uno, al final, tenemos una forma de traducirlo, por lo tanto, por esos pequeños matices ya se pierden». El tiempo, desde luego; y luego,» también, con las prisas nos lo piden para ayer». Una de las cosas que se vive mucho en el sector de la traducción, «parece que podemos traducir casi automáticamente”.

Además, ha subrayado, «no es lo que se dice, sino lo que se comunica con las palabras, son cosas que a veces hay que hacer, inferencias». Hay que irse a la cultura, «hay que analizar otra serie de aspectos que si tú no las plasmas de alguna manera se van a perder». Porque el destinatario meta, en este caso el público español, puede estar familiarizado con la cultura estadounidense o no». Si es un discurso que se traduce para gente hispana que vive allí, pues probablemente lo entiende sin ningún tipo de problema. Pero un discurso aquí hay matices que se pierden, que no sabes de dónde vienen». EFE