Sara Morato | Sevilla (EFE).- El actor sevillano Guille Garabato ha tenido en el teatro, además de la profesión a la que quería dedicarse, una vía de escape para salir de una depresión en la que quedó sumido tras varios años en el «pozo» de la droga.
En una entrevista con EFE, Garabato asegura que «el compromiso, la disciplina y la pasión que me dieron el teatro fueron la motivación que necesitaba para salir del pozo de la droga en el que estaba. Tuve épocas de mi vida en las que no podía salir de la cama, pero plantearme como objetivo entrar en la compañía me ayudó a salir adelante».
El arte como salida
Cuando salió del «pozo» de desfases y excesos que caracterizaron algunos años de su vida, el actor atravesó una etapa de depresión que superó gracias a su participación en el taller de teatro experimental ofrecido por el centro TNT de Sevilla.
«Fue un momento de mi vida en el que me planteé mi pasado y mi futuro. No les veía sentido. Poder acceder a este centro era el último tren que me quedaba para poder salir del pozo. Era ahora o nunca, porque además yo ya tenía una edad y la gente que trabaja en el sector suele ser bastante más joven», subraya.
Su último proyecto se enfoca en la obra «Estamos bien», un monólogo en el que el protagonista «atraviesa un viaje de revelaciones y epifanías en el que descubre un futuro desolador, se habla a sí mismo pero a sus demonios», describe.
«Elegí hacer un monólogo porque me encontraba en un momento personal en el que no podía trabajar con otras personas -debido al cuadro depresivo-. Y no tenía predisposición ni energía para estar con otros compañeros. Además de que mi propuesta al ser sencilla es más viable de representar», explica.
En su actuación, el artista cuenta en clave de humor ácido y con cierto toque grotesco los enigmas de un personaje que ha construido con su propia experiencia personal. Y que despierta «múltiples interpretaciones según quién lo mire y cómo interprete los hechos».
«El teatro está siendo terapéutico»
Para Guille Garabato la drogadicción y posterior depresión con las que tuvo que lidiar durante años han sido también materias primas para enriquecer su relato. Y así llegar a personas que se sienten identificadas con la historia de su obra.
«Me he encontrado con personas que se estaban riendo y que después, reflexionando, han visto que lo que estaba describiendo el personaje era una realidad muy dura. Muchos se acercan a decirme que se ven reflejados en mi historia. O que han visto comportamientos de familiares y amigos en ella», relata.
A través de sus actuaciones frente a más de doscientas personas el actor está aprendiendo a «revivir una experiencia traumática desde la verbalización y la expresión».
«Para mí el teatro está siendo terapéutico para salir de la droga. Poder actuar es una manera de superar la espiral decadente en la que me encontraba. He estado en pozos de fantasía -a través de la fiesta y el abuso de drogas- y en pozos de absoluta oscuridad. Ahora, con mi obra, puedo contarlo», explica.
Apoyo de los familiares
Aunque no es su intención romantizar la situación de los familiares que acompañan a las personas que atraviesan este tipo de situaciones, Guille Garabato subraya la importancia que su pareja ha tenido en su proceso de sanación y en la vinculación con el mundo de la actuación.
«El apoyo y acompañamiento continuo de mi pareja fue fundamental. Su inteligencia, amor y paciencia me ayudaron muchísimo. Aunque creo que debemos poner sobre la mesa la violencia que sufren estas personas que ponen su tiempo y su vida en manos de situaciones tan difíciles», afirma Garabato.
Como parte de su carrera profesional el autor representa versiones reducidas de «Estamos bien» en algunas sesiones psicológicas. Una iniciativa propuesta por una profesional con la que Guille Garabato traslada su experiencia a través de la actuación a personas en su misma situación. EFE