Sara Morato | Sevilla dic (EFE).- Brian Giner sufrió durante doce años acoso escolar. En esta etapa de su vida la mayor batalla que libró fue contra el miedo que le hacía guardar silencio y le impedía pedir ayuda. Ahora, dedica su tiempo a crear contenidos y a una labor de divulgación sobre esta lacra.
«Yo no sabía qué me estaba pasando, todo el mundo me decía que eran cosas de niños, así que normalizé el acoso y comencé a faltar a clase. Pensaba que el problema era yo y que no me quedaba otra que aguantar la situación, me daba terror hablar», explica en una entrevista con EFE en Sevilla.
Durante los años en los que tuvo que lidiar con el acoso, Brian Giner (Barcelona, 1999) intentó suicidarse dos veces, la primera con siete años. «Asumes que el problema eres tú, tienes miedo de todo y, aunque al principio no piensas en el suicidio como tal, sí quieres apartarte de todo, hasta que tomas la decisión», asegura.
Una historia de fortaleza
A pesar de los obstáculos que ha tenido que superar, Giner no considera que lo suyo sea una historia de supervivencia: «Lo describiría más bien como una historia de fortaleza, tuve que resistir desde que era muy pequeño a abusos físicos y verbales».
El acoso escolar le acompañó durante su paso de niño a adolescente, una época que ha quedado marcada por la intimidación de algunos de sus compañeros y que ha dejado secuelas con las que convive a sus 24 años.
«Hoy en día me miro al espejo y reconozco cierto miedo social. Siento que pueden rechazarme si como más de la cuenta y aumento de peso, aún tengo en la cabeza el recuerdo de los miedos que tuve», dice.
Concienciar para sanar
El origen de este tipo de casos suele darse en niños que provienen de entornos familiares o educativos en los que la violencia es habitual y repiten estos patrones desde edades tempranas, por lo que la concienciación y divulgación son fundamentales.
Por eso, Giner comenzó a ofrecer charlas a niños en escuelas e institutos porque «aún hay muchos chicos y chicas que siguen sufriendo, que tienen miedo a recibir críticas o a mostrarse como son» y «no estamos dejando a los niños ser como son, lo que es un grave problema», argumenta.
En su última conferencia, ofrecida en el colegio Itálica de Sevilla, Brian fue despedido del centro entre abrazos y vítores de alumnos que se han sentido identificados con su caso y que han visto en él una figura cercana que les habla con claridad y en primera persona sobre el acoso.
«La mayoría de niños salen encantados de mis charlas porque conectan con lo que estoy contando, muchos de ellos me preguntan sobre cómo me di cuenta de que estaba sufriendo acoso o cuáles son los rasgos que caracterizan estas situaciones», precisa.
Consejos a los docentes
Sin embargo, los alumnos no son los únicos interesados en su historia, pues muchos docentes suelen acercase a pedirle consejo sobre cómo tratar el acoso escolar.
«He visto de todo, cursos en los que no se presenta ningún profesor porque creen que son cosas de niños y otros que están muy concienciados, sobre todo los que están saliendo ahora de la carrera, creo que tienen muy interiorizado la importancia de tratar de forma tajante el acoso desde los centros», subraya.
Aunque reconoce que en clases con muchos alumnos y pocos profesores es complicado hacer un seguimiento de los casos de intimidación escolar, para Giner la solución estaría en «implantar una figura de psicología o acoso externa que se dedique a observar indicios de acoso y hablar de habilidades sociales o psicología en el entorno escolar».
«Como sociedad nos falta iniciativa, falta reconocer los casos de acoso y hacer un seguimiento, no podemos seguir mirando a otro lado y negar que hay niños que están sufriendo por el simple hecho de que un colegio gane mala reputación o generar problemas al profesorado», denuncia. EFE