Ginés Donaire | Jaén (EFE).- Un desayuno molinero en un cortijo del siglo XIX, una cata de aceite de oliva de la variedad ‘Carrasqueño’ en una almazara o una visita a la majestuosa fortaleza de La Mota son algunas de las alternativas que ofrece el programa de experiencias oleoturísticas puesto en marca en la provincia de Jaén y que busca la diversificación de la economía de las comarcas olivareras.
“Se trata de un programa para la mejora de la sostenibilidad oleícola en las comarcas jiennenses”, indica a EFE Mercedes Barranco, técnico del Grupo de Desarrollo Rural de la Sierra Sur de Jaén, quien coordina esta iniciativa que se extiende también a las comarcas de Sierra de Segura, Sierra Magina, Campiña Norte de Jaén, El Condado y Sierra de Cazorla, con el apoyo de la Diputación Provincial de Jaén.
Un programa que ofrece desde alojamientos singulares, restaurantes integrados en Oleotur Jaén, museos, centros de interpretación, paisajes de olivares centenarios o degustaciones de productos elaborados con los mejores Aoves y actividades complementarias como visitas a bodegas de vino, vías ferratas o rutas en bicicleta.
Plena ruta nazarí
Periodistas, blogueros, empresarios turísticos y agentes de viajes han participado la última semana en la primera de estas experiencias oleoturísticas, que ha tenido como punto de partida el cortijo El Madroño, en Martos, en plena ruta nazarí, cerca de Jaén y a medio camino entre Córdoba y Granada.
Este cortijo privado del siglo XIX cuenta en sus instalaciones con una destacada fábrica de aceite. Y un museo que muestra la evolución de los procesos de producción del oro líquido a través de la historia. Pero también, entre olivos y los singulares madroños, ofrece espectáculos ecuestres o flamencos mientras se participa en cualquiera de los eventos o actos sociales que pone a disposición de los turistas. Eso sí, no dispone de alojamiento.
Al estilo de los cortijos andaluces de la época, El Madroño conserva las huellas del molino de aceite, pajar, cuadras y lugares para guardar los aperos de labranza. La entrada al cortijo es a través de un portón rematado con una cruz. Y sobre el cual también se conserva el escudo de la familia.
Variedad «carrasqueño»
Cerca de Martos, en Alcaudete, se encuentra la cooperativa Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, la más grande de la Sierra Sur jiennense, con 1.800 socios. Sobre unas instalaciones de 9.000 hectáreas, esta almazara presume de tener la variedad Carrasqueño. Es única en todo el territorio olivarero.
Su director técnico, Manuel Sánchez, explica que se trata de unos zumos con unas características organolépticas únicas. “Debidas a las especiales condiciones climatológicas y de suelo de los parajes donde están ubicados nuestros olivares. En pleno corazón de la Sierra Sur de Jaén y al origen multivarietal de la aceituna (Carrasqueño, picudo, picual)”.
Ya en Alcalá la Real, la cabecera de la Sierra Sur y tierra de fronteras de civilizaciones en el pasado, la fortaleza de la Mota sorprende al viajero por su majestuosidad. Se puede apreciar desde muchos kilómetros antes de llegar al municipio y desde donde se divisa a la perfección la granadina Sierra Nevada. Acercarse a la Fortaleza de la Mota es mucho más que un simple castillo.
Ciudad amurallada
En ella se puede conocer el concepto de frontera y los modos de vida derivados de esa situación. El sistema de murallas, los aljibes, sus calle, plazas y viviendas, junto a la Iglesia Abacial, el antiguo Ayuntamiento y la alcazaba militar, sirven de guías. Para un viaje en el tiempo en el que conocer la vida y costumbres de una ciudad amurallada en la Baja Edad Media
El programa de Experiencias Oleoturísticas forma parte de la submedida 19.3 del Programa de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020. Está financiado en un 90 % por la Unión Europea mediante el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER). Y en un 10 % por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía. EFE