Daniel Pérez | Málaga (EFE).- La jábega fue la embarcación usada tradicionalmente para la pesca de sardinas, boquerones y jureles en el litoral malagueño. Ahora se ha reconvertido en la barca usada en las competiciones de remo de los clubes de la provincia. Lo ha sido después de casi desaparecida hace unas décadas por su prohibición.
En el barrio de Pedregalejo, frente al portón principal de Astilleros Nereo, un grupo de turistas aparcan sus bicis de alquiler ajenos a la actividad del interior.
Dentro, con el aroma a troncos de pino carrasco recién cortados, el presidente del club de remo IES El Palo, José Parra, se afana en perfilar con la sierra unas cuadernas que conformarán el armazón de la jábega. Él, junto al otro socio, Ricardo Domínguez, están construyendo desde cero para sumarlas a las otras embarcaciones de su club. Son ya más de cien remeros.
«Nos faltaba la barca tradicional de Málaga (la jábega), que es una de las cosas más típicas y más bonitas a la hora de echarnos al mar», apunta Parra.
Junto a ellos, algunos botes de brea aguardan su momento para calafatear la barca junto a la estopa. Siguen un proceso artesanal que se pierde en la historia. El propietario de Nereo, Alfonso Sánchez-Guitard, trasmite bajo un programa de formación. En este aporta «todo el conocimiento, práctica y saber» a estos aprendices, según comenta a EFE, consiguiendo así que no se pierda el oficio.
Auge y desuso de la jábega
Siempre de madera y con sus dos ojos característicos dibujados en la proa, esta nave carecía de timón. La manejaba el proel. Junto a los llamados jabegotes, que se encargaban de ir soltando los cabos en la mar y de tirar del copo desde la orilla, conformaban una tripulación que solía rondar las doce personas.
Con la captura aún en la misma arena, el género se solía subastar en ese momento por los propios pescadores. Se generaba una imagen arquetípica de las playas de Málaga. Esta fue inmortalizada en las postales en blanco y negro de la época.

Fue la llegada de los barcos a motor, el turismo incipiente en la Costa del Sol y la posterior prohibición por las autoridades para el uso pesquero en los años ochenta lo que hizo que las jábegas cayesen en desuso. Así se abocó casi a su desaparición.
En la actualidad barcas como La Chora, Torreña, Victoria o Boquerona surcan la costa casi a diario. No fue hasta más de una década después de su prohibición, con la recuperación de la regata del puerto de Málaga en 1996 y la creación de numerosos clubes, cuando esta embarcación resurgió para un uso de competición.
Esto propició la creación de una liga provincial. Este año celebrará su duodécima edición con la participación de una decena de naves.
En paralelo, la fuerte tradición marinera de barriadas como El Palo, La Carihuela o Pedregalejo hizo que los pescadores crearan las hermandades de la Virgen del Carmen. Las imágenes son llevadas por el mar a bordo de una jábega. Los participantes van vestidos de marengos. Refuerzan así su uso en unas procesiones que se han convertido en uno de los referentes devocionales entre las hermandades de gloria.
Fabricación artesanal
En ese impulso continuado por seguir poniendo en valor esta embarcación se encuentra Astilleros Nereo. Es la única carpintería de ribera de Andalucía. Mantiene vivas las técnicas constructivas tradicionales. Está en un enclave que está incluido por el Gobierno en el catálogo de los 100 elementos del Patrimonio Industrial en España.
Desde 1966, cuando su familia adquiere el antiguo astillero Juaristi, «su actividad siempre ha estado ligada al mundo etnográfico de la pesca tradicional y la convivencia con los pescadores», aclara Sánchez-Guitard.
Sus instalaciones han visto pasar los sardinales de vela latina, los botes marisqueros o las bucetas. Acumulan unos conocimientos que en la actualidad trasmiten acogiendo varias semanas a alumnos de carpintería de Erasmus.
El proceso de construcción de la jábega del club de remo comenzó hace meses con la elección de los árboles en el monte, el corte en tablones y la curación de la madera recibiendo la humedad de la mar.
Avanzan ahora a consolidar la estructura con la colocación de la cuaderna maestra. Pero como aquí todo requiere su tiempo no se marcan fecha exacta para terminarla. «Sería bonito una botadura en la festividad de la Virgen de la Victoria», patrona de la ciudad, comenta Parra.