La delegada en Andalucía de Tierra de Hombres, Eloísa Cano, afirma que los niños enfermos, casi todos menores de 14 años, procedentes de países africanos, encuentran a través del programa 'Viaje hacia la vida' a su "ángel de la guarda". EFE /Rafa Alcaide

Tierra de Hombres, el ángel de la guarda de los niños africanos enfermos

Mercedes Martínez | Córdoba (EFE).- Niños enfermos, casi todos menores de 14 años, procedentes de países como Benín, Togo, Guinea-Conakry, o Mauritania, encuentran en la Fundación Tierra de Hombres a su ‘ángel de la guarda’. Así pueden superar sus dolencias, la mayoría de ellas cardiopatías.

‘Viaje hacia la vid’ es el programa de Tierra de Hombres a través del cual niños enfermos viajan a España. Allí permanecen hasta que se recuperan completamente de sus dolencias. Casi siempre conllevan una intervención quirúrgica.

Los menores en casos excepcionales vienen hasta con 16 años. Presentan dolencias, además de cardíacas que son las más frecuentes, otras como maxilofaciales, traumatología, urología, colorectal y quemados.

Todo esto es posible, según ha explicado a EFE la delegada en Andalucía de Tierra de Hombres, Eloísa Cano, gracias a la colaboración entre la fundación y hospitales. Son tanto de la sanidad pública como privada. Estos ponen al servicio de los niños enfermos sus instalaciones, sus equipos médicos y el personal sanitario para llevar a cabo estas intervenciones.

Las familias, fundamentales

Sin embargo, el pilar fundamental de ‘Viaje hacia la vida’ son las familias. Ello porque de forma «completamente altruista» ofrecen su casa y «lo que es más importante, su tiempo» a disposición de estos niños.

Los menores viven con estas familias de acogida desde su llegada hasta que están completamente recuperados. Entonces vuelven a su países de origen, todos ellos en Africa. Son menores que «están muy graves, pero vienen con altas expectativas de curación. Una vez que están restablecidos se marchan a sus países con su familia biológica», ha explicado.

El periodo de permanencia suele durar entre tres y cuatro meses. Este tiempo concluye «cuando pueden volver sin medicación». Esto es fundamental porque hay medicamentos que no existen en esos países. También se da el caso de que «tiene un precio alto y las familias no lo pueden asumir». Así lo ha destacado Eloísa Cano.

Viene, se cura y se marcha

Por ello, a veces la estancia se prolonga más tiempo. Es hasta que están «totalmente recuperados», entonces vuelven a su hogar y «se acabó».

Las familias, según ha precisado Eloísa Cano, «tienen muy claro» cuando entran en el voluntariado que son tres pasos. «El niño viene, el niño se cura, el niño se marcha».

Durante el período que están en España no mantienen o con su familia. Ello porque «la experiencia demuestra que cuando el niño tiene o con su familia, acaba por no integrarse». Esto «hace muy difícil la estancia aquí», sobre todo los que son un poco más mayores.

Tierra Hombres
La delegada en Andalucía de Tierra de Hombres, Eloísa Cano, posa tras la entrevista con la Agencia EFE. EFE /Rafa Alcaide

La Fundación ha pasado por un período de reestructuración interna. Esto ha deparado que hayan venido pocos niños a ser tratados. «Pero eso está cambiando y están al llegar bastantes», ha indicado la responsable de esta fundación.

Por este motivo hacen un llamamiento para que familias cordobesas puedan acoger a niños que van a llegar a Córdoba los próximos meses. En la actualidad, «hay más niños que padres de acogida».

La situación de las familias cambia «y entonces ya no tienen disponibilidad, o cambian de lugar de residencia o tienen hijos pequeños». Es entonces cuando «tenemos que buscar otros hogares que los acojan».

Y esa es la situación con la que se encuentran ahora en la capital cordobesa. Al contar con un centro como el Hospital Universitario Reina Sofía son «muchos los pequeños que viene aquí para las intervenciones quirúrgicas».

Labor en zonas de conflictos

La Fundación Tierra de Hombres es una fundación sin ánimo de lucro que opera en España desde 1994. Se dedica, básicamente, a defender los derechos de la infancia más desfavorecida. Lleva a cabo labores humanitarias en zonas de conflicto, como por ejemplo en Gaza y en Ucrania.

Para Cano, ninguna persona está preparada para vivir una guerra. En todo caso, «un niño aún menos». Se debe a que «el niño que vive una guerra y logra sobrevivir, se queda apartado del mundo».

Los menores tras vivir un conflicto bélico necesitan que se haga con ellos «un trabajo tremendo para poder reinsertarse, se quedan apartados de todo», según Eloísa Cano.

En este sentido, ha apuntado que la fundación está en las crisis humanitarias. También en Gaza porque pertenecen al movimiento internacional de Red Cross y eso les permite estar en conflictos de ayuda inmediata, en concreto en la Franja para intentar introducir camiones de ayuda humanitaria.

También están presentes en Ucrania. En este caso se centran, fundamentalmente en dar ayuda psicosocial porque son niños que «están realmente muy traumatizados». Están acogidos en albergues donde «intentan que su día a día sea como un niño normal».
Los programas de cooperación internacional, además de la acción inmediata, suelen prolongarse en el tiempo.

Lo compara con un duelo porque «todo el mundo está en el momento del entierro del fallecido y todo el mundo está ahí la siguiente semana, pero después pasa un año y te vuelves invisible, y es cuando más necesitas ayuda». Y esa es la labor de la Fundación, estar en el «inmediatamente y en el corto, medio, y largo plazo de los conflictos», ha remarcado.