Fermín Cabanillas | Sevilla (EFE).- A sus 38 años, Efraim Tamayo ‘El Potrillo Malagueño’, se ha convertido en toda una referencia de la música tradicional mexicana, pero su historia está plagada de detalles curiosos, entre los que destaca que no nació en el país norteamericano, sino en Málaga, pero eso no ha sido un problema para que desarrolle su pasión por la cultura mariachi.
Apodado ‘El Potrillo Malagueño’, este cantante ha explicado a EFE en Sevilla cómo ha evolucionado su carrera para llegar a dominar la ranchera, tanto en solitario como con su grupo y, por encima de otros condicionantes, asegura con humor: “En otra vida fui Emiliano Zapata”.
De hecho, llega a la entrevista vestido con el traje de charro en mitad de una mañana tórrida en la capital andaluza, explicando algunos detalles de esa indumentaria, y contando que ha conseguido tener “muchas amistades en Iberoamérica” y que su mujer es ecuatoriana, de modo que ha conocido de cerca la cultura y la forma de ser “de todos lados” en el nuevo continente.
“Fui a México y allí formé parte de un grupo de mariachis, y ese mismo grupo me lo traje aquí, a España, y de ahí viene parte de ese arraigo”, dice, a la vez que hace balance de una carrera que le está llevando por todo el país para difundir tanto temas propios como versiones de ‘La media vuelta’, la indeleble creación de José Alfredo Jiménez.

La evolución de los villancicos
Efraim Tamayo tuvo, desde niño, inquietudes musicales, pero estas no comenzaron con sones mexicanos, sino que se iniciaron en los coros de villancicos del colegio Cerrado de Calderón de la calle Flamencos de Málaga, donde estudió, pero según iba creciendo fue pensando que tenía que desarrollar su verdadera vocación.
Vivió varios años en Colombia y en México, donde se empapó e impregnó de la cultura y musicalidad de esas tierras, y allí comenzaron sus primeras andanzas artísticas como intérprete de música ranchera y popular, siendo componente del mariachi ‘Jalisco’, con el que también recorrió la costa andaluza actuando en ferias de toda la comunidad, y en distintas celebraciones, tanto públicas como particulares.
Y todo, porque “la cultura mexicana se asemeja mucho a la andaluza. Son descendientes de nosotros, y esa música y ese espíritu y esa garra que le echan a las canciones es igual que en el flamenco, y por eso nos llama tanto la atención”, además de “esas letras que también son sentimentales, que hablan de la vida cotidiana, de los sentimientos, de las personas”.
Sacar adelante su carrera con este estilo “ha sido algo vocacional”, moviendo su estilo con su grupo de mariachis desde Málaga: “Cuando llegaron estuvieron en mi casa alojados, y les di a conocer todo lo que era nuestra tierra”, pero cuando volvieron a México él ya había decidido que seguiría siendo un mariachi, pero en la Costa del Sol.
La continuación de ‘La media vuelta’
Una de las cuestiones más llamativas en la música de ‘El Potrillo Malagueño’ es la continuación que ha hecho de ‘La media vuelta’. La ha llamado ‘Ya no somos ni seremos’, y que ha grabado dándole continuidad a la canción que llevaron al mundo, entre otros, Luis Miguel.
“Cuando rodamos el videoclip nos quedamos con ganas, había una chispita. Y decidimos grabar la segunda parte de una canción tan emblemática”, muy al estilo de una telenovela, pero con la música como nexo.
Ante todo, ‘El Potrillo Malagueño’ se define como “un apasionado de la música y de este género. «Capaz de transmitir al público” los sentimientos y el mensaje de las letras de las canciones populares. Estas de intérpretes como Vicente y Alejandro Fernández, José Alfredo Jiménez, Jorge Negrete, Javier Solís, Juan Gabriel, Rocío Dúrcal. Y otros muchos «que pusieron su voz y su vida para hacer de este género algo internacional”. EFE