Granada, (EFE).- Con villancicos, mantecados, Reyes Magos y comiendo las doce uvas de la suerte, unas 8.000 personas han celebrado la tradicional Nochevieja de agosto en Bérchules (Granada). Se trata de un reclamo turístico que cumple 30 años y recuerda el apagón que dejó a los vecinos sin campanadas en 1994.
Según ha explicado a EFE el alcalde del municipio, Ismael Padilla, este pueblo de apenas 700 habitantes ha multiplicado por más de diez su población durante el festejo. Ha sido con motivo del 30 aniversario ha alargado los días de celebración.
Así, al tradicional pasacalles con la borriquilla, al reparto de anís y mantecados, a la ruta por los belenes y al concurso de fachadas navideñas, este año se han sumado otras actividades. Han sido como un mercadillo artesanal y la inauguración de un belén permanente y de un Museo de la Nochevieja.
Museo interactivo
Como ha detallado Padilla, el museo interactivo cuenta con una exposición fotográfica con imágenes de las celebraciones que ha habido en las últimas tres décadas. También con una sala con los carteles que se han hecho cada año. Además dispone de testimonios de las personas que hacen los belenes o participan en la cabalgata.

Además, según ha subrayado el alcalde, este año el Ayuntamiento, la Diputación y la Asociación Berchulera de Nochevieja en Agosto (ABNEA) han reforzado las actividades para los niños. Han tenido unas campanadas a las doce de la mañana, una pedida de aguinaldo y una fiesta infantil con colchonetas.
Ha habido tiempo, también, para algún susto. A las cuatro de la mañana se ha producido un corte de luz. Este se ha alargado durante media hora. Pese a ello, no ha impedido que la celebración continúe.
«Generar raíz» y ayuda a la economía
Según ha defendido el alcalde, es importante mantener esta tradición. Además de «generar raíz» entre los vecinos, ayuda a la economía local y la de los pueblos cercanos.
«Cada año vemos como el hecho de potenciar actividades genera arraigo entre la gente del pueblo y los visitantes. Además esta celebración es importante por la economía. Genera mucha actividad tanto en Bérchules como en los pueblos de alrededor, puesto que no tenemos capacidad para alojar a tantas personas». Así lo ha comentado Padilla.
Esta particular costumbre de celebrar la Nochevieja se remonta al año 1994. Fue cuando un apagón de luz el 31 de diciembre dejó a los vecinos de Bérchules sin uvas y sin fiesta.
Los berchuleros, sin embargo, convirtieron aquel contratiempo en una oportunidad que congrega cada verano a miles de personas.