El profesor del departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la US y estudiante de chino, Víctor; la directora del Instituto de Idiomas de la Universidad de Sevilla, Gloria Ruiz; la traductora simultánea y estudiante de portugués, Lola; La estudiante de Griego y máster en Biología, María, posan para la Agencia EFE. EFE/ Raúl Caro

El Instituto de Idiomas de la Universidad de Sevilla: Cien años «enseñando a entender el mundo de otra forma»

Eva Ruiz Verde | Sevilla (EFE).- Una trayectoria de casi cien años, desde su nacimiento como Bachillerato de Idiomas hasta el formato actual que empezó a asomar en la década de los 70, contempla al Instituto de Idiomas (IDI) de la Universidad de Sevilla. A través de las clases de 11 lenguas, enseña a sus 3.000 alumnos -no todos universitarios- a «entender el mundo de otra forma».

Así lo detalla a EFE su directora, Gloria Ruiz, que destaca esta variedad como una de las fortalezas del centro. En él, un puede formarse en alemán, árabe, chino, español, francés, griego, inglés, italiano, japonés, portugués y ruso. Ello, con clases tanto anuales en un modelo más tradicional como cuatrimestrales, para adaptarse a los estudiantes que cursan estudios más breves.

«Hay muchas posibilidades para elegir», explica Ruiz. Al tiempo divide las funciones del Instituto entre la acreditación de nivel de idiomas, necesaria para los alumnos, y una «enseñanza de calidad» de la propia lengua. «Lo que más nos preocupa es facilitar el aprendizaje y la adquisición de competencias lingüísticas. Que los estudiantes sean capaces de comunicarse en otros idiomas y de aproximarse a otras culturas, para eso existimos», asegura.

La directora argumenta que «cuando se aprende otro idioma no solo se aprende la lengua, las palabras, las estructuras o la gramática. Se aprende otra manera de mirar las cosas y de ver el mundo», algo que ha sido importante siempre pero que lo es más aún ahora debido a la globalización, asegura.

El Instituto de Idiomas de la US cuenta con sus propios exámenes y ofrece formación también para pruebas internacionales de prestigio. Estos son como el Goethe en alemán o el Delf francés. El está abierto al público en general. No solo a los estudiantes universitarios. Ello con una ratio de alumnos que permite «una atención personalizada» y con precios «muy asequibles».

Para acceder a las clases se abre un periodo de matriculación. En esta ocasión entre el 1 y el 7 de septiembre. Es para inscribirse digitalmente. Días después, en caso de tener conocimientos ya de una lengua, se realiza la prueba de nivel correspondiente.

Agradecidos por hablar su idioma

María acaba de terminar en la Universidad de Sevilla un Máster de Biología Evolutiva. Lo ha compaginado con sus estudios de griego. Es un idioma que empezó a aprender durante el tiempo que estuvo como Erasmus en la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas. Allí recibía clases en esta lengua.

«Me empeñé en ir a Grecia y solo había mirado un par de vídeos de YouTube del alfabeto griego y un canal de un chico español que lo hablaba, pero llegué sin saber nada». Así lo explica la joven. Añade que cuando vio «lo agradecidos y hospitalarios que eran cuando les hablabas en su idioma» se animó para ir aprendiendo. Volvió a España con un nivel A2.

Asegura que al avanzar sentía que «accedía a muchas más capas de la cultura y de la vida cotidiana allí». Tras completar en la US el B1, asegura que va a seguir estudiándolo a la vez que agradece haberlo encontrado en el Instituto de Idiomas. Señala que no suele haber clases ni siquiera en las escuelas de idiomas oficiales.

Instituto Idiomas
Casi cien años, desde su nacimiento como Bachillerato de Idiomas hasta el formato actual que empezó a asomar en la década de los 70, contempla al Instituto de Idiomas (IDI) de la Universidad de Sevilla, que, a través de las clases de once lenguas, enseña a sus 3.000 alumnos -no todos universitarios- a «entender el mundo de otra forma». EFE/Raúl Caro

«Lo más difícil es la gramática», asegura sobre el griego. Un idioma que solo se habla en aquel país y que cuenta con un alfabeto propio. De este modo, no es muy habitual que alguien lo quiera estudiar. De ahí que en Grecia «se pongan tan contentos con que alguien haga el esfuerzo de hablar igual que ellos», insiste María. Domina además el inglés, el francés y el italiano y puede leer el ruso.

Idiomas minoritarios

Algo parecido opina Lola. Después de tiempo dedicada a la traducción simultánea -en el que los idiomas le sirvieron para trabajar para multinacionales- ha vuelto a dar rienda suelta a su pasión por los otras lenguas. Se ha adentrado en el portugués en el IDI. En este centro ha encontrado «clases muy amenas y divertidas» y «muy buen ambiente» entre compañeros. «Somos vecinos y siempre me daba un poco de vergüenza que ellos se esfuercen para hablar español y nosotros llegamos allí y no sabemos decir ni buenos días». Es lo que refiere Lola sobre los portugueses para explicar su elección de un habla que tampoco es fácil encontrar en otros centros de enseñanza.

También se ha decantado por una lengua poco habitual Víctor, profesor del departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la US que se dispone a empezar su cuarto año de chino gracias a la oportunidad que le brindaba la Universidad.

Define como «todo un reto» el aprender una lengua que cuenta con una grafía diferente que sin embargo no es la mayor dificultad. «Realmente después lo más complicado es que tienen un sistema de pronunciación distinto, en el que el tono que emplean cambia el significado de las palabras», relata, a la vez que recomienda la experiencia.