El periodista y escritor Juan Fernández-Miranda posa para una entrevista con EFE. EFE /Jose Manuel Vidal

Juan Fernández-Miranda: «Hay que desmontar mitos y mentiras de la Transición»

Fermín Cabanillas | Sevilla (EFE).- El periodista y escritor Juan Fernández-Miranda cree que es necesario “divulgar mucho lo que fue la Transición”, y busca, con su libro ‘Objetivo: Democracia’, “desmontar mitos, mentiras, falacias o medias verdades”.

Lo ha explicado en una entrevista con EFE, resumiendo cómo ha analizado todo el proceso desde la muerte de Franco a la victoria del PSOE en 1982, “porque con la victoria de la izquierda se cierra todo el proceso”, y con la idea de explicar lo que pasó en aquellos años «a las nuevas generaciones”.

“Hay jóvenes que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco, así que es difícil que sepan quién fue Arias Navarro”, explica, todo un motivo para “escribir un libro que es una crónica de hechos”, donde, como reflejo de la época, no hay mujeres, salvo casos contados, como los de la reina Sofía, Carmen Polo o Belén Landáburu, una de las ponentes de la Ley para la Reforma Política.

Las lágrimas del rey en el entierro de su padre

Fernández-Miranda analiza, antes de la transición, cómo llegó a ser Príncipe de España (1969) el rey Juan Carlos, contra los deseos de su padre, el Conde de Barcelona, y lleva la mente hasta 1993, en el entierro de don Juan, a las lágrimas de su hijo, que eran “de consciencia ante la vida de su padre, que había sido una vida dura, una vida en defensa de la democracia”, la de “un hijo de rey, padre de rey, pero nunca rey”.

“Hay que reconocerle a don Juan una labor, porque él fue el primero que entendió que la monarquía solo podría volver a España íntimamente vinculada a la democracia”, y destaca también cómo Juan Carlos I consiguió “en 19 meses, devolver el poder al pueblo”, tras tenerlo en sus manos como Jefe del Estado con plenos poderes.

Reflexión además sobre el “odio” que se tenían las diversas izquierdas del país en 1975, que hoy “repiten conductas aplicadas al 2024”, y relaciona el “caso Errejón” con “una batalla brutal, en este caso política en la izquierda más radical”, como en aquella época. “Yo no entiendo por qué la izquierda no reivindica la Transición”, dice, porque “estuvo a la altura” de lo necesario.

El periodista y escritor Juan Fernández-Miranda durante una entrevista con EFE. EFE /Jose Manuel Vidal

La oposición al Franquismo, desde dentro

A finales de los años 60, empieza a haber un «movimiento dentro del franquismo aperturista”, lo que se considera una desconocida oposición al dictador, y uno de los nombres relevantes fue el de Manuel Fraga, “quien hablaba de asociacionismo”, lo que Franco nunca permitiría, porque “nunca iba a haber asociaciones en el franquismo, pero Franco permitió que hubiese ese debate”.

Pero tenía muchas voces discrepantes, como las de los abogados Satrústegui y Álvarez de Miranda, o Jaime Miralles, e incluso el cardenal Tarancón, abiertamente contrario a la postura de Franco en muchas de sus acciones. “Representaba a una iglesia moderna, una iglesia aperturista, hija del Concilio Vaticano II, que a España tardó en llegar unos años, así que se llevaba muy mal con el régimen, porque representaba a una Iglesia profundamente actual, lo que algunos sectores ultras ortodoxos del franquismo no aceptaban”.

Torcuato, el referente del príncipe Juan Carlos

“Había que ser católico y punto”, recuerda el escritor, que se detiene en analizar la figura de su tío abuelo, Torcuato Fernández-Miranda, que rechazó, en una decisión sin parangón, ser presidente del Gobierno “porque sería más útil como presidente de las Cortes”, y contra el que el régimen acuñó la frase “cualquiera menos Torcuato” a la hora de darle más poder.

Fue, como profesor del joven Juan Carlos I, un referente para él, un apoyo ante lo que se le venía encima con la muerte de Franco a aquel joven rey recién coronado.

Del rey emérito, Juan Fernández-Miranda señala que el libro “es una reivindicación de la transición por la vía de los hechos, y, por extensión es una reivindicación de Juan Carlos I”, sin obviar que “ha cometido errores graves que se están conociendo ahora, y una sociedad crítica como la que él nos legó no debe ser distante y debe denunciar los excesos”. EFE