El compositor gaditano, Felipe Campuzano, toca el piano durante la presentación de su disco "Música y poesías para la mar" a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano, dedicado a este navio. EFE/ANGEL MOVELLAN/ell

Muere el pianista y compositor Felipe Campuzano en su casa de Marbella

Marbella (Málaga), 4 mar (EFE).- El pianista y prolífico compositor Felipe Campuzano ha fallecido a los 79 años en su casa de Marbella, según han confirmado a EFE fuentes cercanas a la familia.

Campuzano, que vivía desde hace años en Marbella, en la zona de Las Cumbres, ha sido encontrado sin vida esta mañana, sobre las 10:00 horas, en su casa.

El pianista vivía solo en Marbella, donde estaba afincado desde hace años, e incluso llegó a ejercer como director del Conservatorio de Música de esta ciudad de Málaga.

Andaluz enamorado de su tierra pero profundamente alejado de lo que consideraba clichés banales, Felipe Campuzano, fallecido este martes a los 79 años, fue uno de los primeros pianistas que se acercaron al flamenco, sin renunciar a poner su sello a éxitos intemporales del pop orgullosamente racializado como ‘Achilipú’.

«Andalucía espiritual»

Nacido en Cádiz en 1945 y espoleado por una familia de músicos, cursó la carrera de piano en el Conservatorio de Cádiz. Además completó los estudios de piano y composición en Madrid, donde logró el Premio Nacional Fin de Carrera.

No sería la única distinción de su larga trayectoria, con otras nacionales e internacionales como el Manuel de Falla o el Sagitario de Oro de la Academia de Santa Cecilia de Roma. Además, tanmbien obtuvo el primer Premio del Festival de Londres.

Felipe Campuzano
El compositor Felipe Campuzano (2i) y su pareja la actriz Lola del Páramo (detrás) a su llegada al hotel madrileño donde se celebra la entrega de los premios de la Sociedad General de Autores de España, (SGAE), correspondiente a 1982. EFE/Archivo

Chano Domínguez, Premio Nacional de Músicas Actuales, lo citaba como uno de sus referentes «en la magia de sintetizar el flamenco dentro del piano», dentro de ese grupo de artistas que a partir de los años 70 lo intentaron, como Arturo Pavón, Dorantes y Diego Amador, entre los que fue el precursor, pero sin continuidad.

Autor de piezas emblemáticas como ‘Embrujo’, ‘Inquietud’ o ‘Las salinas’, buscó «sacar a Andalucía del letargo tópico y típico que han servido para presentarla como un producto finisecular y hacerla empalagosa y banal más allá de nuestras fronteras».

Ahí quedan obras a su Cádiz natal, a Sevilla, a Jaén, que eran parte de su inconclusa ‘Andalucía espiritual’, con la que quiso rendir homenaje a cada una de las ocho provincias de la región. O a la internacionalidad de Marbella, donde estaba afincando desde hacía años.

Álbum al buque Juan Sebastián Elcano

Con más de 2.500 composiciones registradas en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), también dejó su huella con piezas de corte mucho más popular que cantaron Perlita de Huelva y Manolo Escobar, como ‘Achilipú’ o ‘A mi novio no le gusta (la minifalda)’, o ‘Te estoy amando locamente’, en la voz de Las Grecas.

También él fue quien tocó el piano a finales de los años 60 en el primer disco de El Fary, ‘Los tres maletillas'(1969). El disco estaba , integrado por bulerías y fandangos y financiado con el dinero que este había ahorrado con el taxi. Ya en los 80 y 90, se dedicó a acompañar a figuras nacionales como Joan Manuel Serrat y Rocío Jurado.

En el campo más puramente flamenco, estuvo muy vinculado a Beni de Cádiz, su compadre, con el que colaboró en el disco ‘Así es mi cante’ (1990), pero también rindió homenaje a la Paquera de Jerez junto al guitarrista Manolo Sanlúcar.

Siempre original en sus inspiraciones, llegó a dedicarle 8 años a componerle un álbum al buque escuela Juan Sebastián Elcano, ‘Música y poemas para la mar’ (2002), en cumplimiento de una promesa que hizo al padre del rey Juan Carlos, don Juan de Borbón.

Este formó parte de la cuatrilogía ‘Sagitario’, que lanzó en 1996 tras una década de silencio, integrada a su vez por un disco recopilatorio y los discos ‘Flamenco’ y ‘El piano mundial y romántico’.

Hace poco más de 10 años, después de medio siglo en los escenarios, insistía en que él se moriría componiendo cuando presentó uno de sus últimos trabajos, una pieza titulada ‘Plasencia’ en homenaje a la ciudad del mismo nombre y extraña en su producción, pues se alejaba de sus «ramalazos andaluces». EFE