José Luis Picón I
Málaga, (EFE).- Recibir una Biznaga en el Festival de Cine de Málaga ha supuesto un espaldarazo a la carrera de numerosos cineastas españoles e iberoamericanos, muchos de ellos noveles, y hay un lugar en el que se da forma a las estatuillas que sueñan con ganar quienes compiten en el certamen.
El taller de la joyería artesana Hago, en Málaga, se afana en estas vísperas del 28 Festival en darle los últimos toques a las Biznagas de Plata de las distintas categorías y a los dos premios mayores, las Biznagas de Oro que se otorgan al mejor largometraje español y al mejor iberoamericano, respectivamente.
Las estatuillas están hechas de bronce, y para llegar al resultado final se emplea la técnica de la cera perdida, explica a EFE Octavio Rosado, gerente de la joyería Hago, que se encarga de la fabricación de los trofeos desde 2009.
Esta técnica consiste en rellenar un molde con cera, que ocupa todo el hueco, y a continuación se vierte el metal fundido, que irá a su vez fundiendo la cera y tomando su forma para convertirse en las Biznagas.
Ni de oro ni de plata
Cada estatuilla de bronce pesa exactamente 2.486 gramos, y para esta edición se han creado 45, aunque finalmente el Festival repartirá 35 Biznagas de Plata y dos de Oro, ya que se suelen fundir más en previsión de un posible deterioro de alguna durante su manipulación o transporte.

El bronce de las estatuillas desechadas se vuelve a fundir para ser reutilizado en otras piezas en el taller de la fundición.
Uno de los grandes secretos de las Biznagas es que, pese a su denominación oficial, no están hechas ni de oro ni de plata.
«Son del mismo material, bronce, solo que en unas Biznagas está pulido y queda brillante como el oro, y en las otras se le da una pátina verde y quedan con ese aspecto», explica Rosado, que ya ha creado en su taller más de medio millar de estatuillas desde que empezó a colaborar con el Festival.
Ilusión y orgullo
Una vez concluida la labor de fundición y de pulido, en este taller se completa el trabajo con la grabación, mediante un láser, de las letras que dan cuenta de la categoría a la que corresponde.

«Nos hace mucha ilusión fabricar las Biznagas, porque tienen mucho éxito y para nosotros es un orgullo. El Festival de Málaga se conoce bien en España y fuera, y esto nos ha permitido subir a otros niveles, además de vender muchas biznagas», señala el joyero, a quien se han dirigido otros festivales y certámenes.
También desvela que su propuesta inicial al Festival fue entregar como premio las biznagas que venden en su establecimiento, una reproducción de la flor real, aunque se optó por ese diseño al tener una mayor consistencia como trofeo.
Crear estas Biznagas que anhelan tantos cineastas supone cumplir con el lema con el que trabajan estos joyeros artesanos cada día en su taller: ‘Tú sueñas, yo hago’.
Inicios en Ibiza
«Esa frase viene del momento en que mi padre empezó haciendo unas pulseras de cuero, en las discotecas de Ibiza, con el deseo de crear lo que cada persona quiere», recuerda Rosado.
Su padre, José María, viajó en su furgoneta con solo 24 años a dicha isla, entró en o con el mundo hippie y descubrió que, en el mundo de la joyería, la creatividad no tenía límites.
«Él empezó con la idea en Málaga, pero se fue a Ibiza a llevarla a cabo. Montó una fundición y le fundía las piezas a los hippies para venderlas en el puerto de Ibiza. Después volvió a Málaga y abrió al principio un pequeño taller. Cuando empezamos a hacer las biznagas despegamos como empresa».