Ainoa, estudiante en segundo curso de Mantenimiento Aeronáutico, estudiando la licencia B1.1 de motores de turbina en CESUR Sevilla. EFE/Laura Rincón

Las mujeres «despegan» en la industria aeronáutica

Laura Rincón | Sevilla (EFE).- En un sector como la industria aeronáutica, donde tradicionalmente la presencia masculina ha sido predominante, las nuevas generaciones de mujeres intentan hacerse un hueco estudiando grados medios y superiores de Formación profesional (FP) como, por ejemplo, de mantenimiento o montaje de motores y aviones.

La brecha de género en estos grados de FP se ha reducido en los últimos años y las mujeres representan ya más del 47 por ciento del alumnado, aunque todavía hay algunos ámbitos que siguen estando copados por los hombres, como instalación, transporte o mantenimiento de vehículos.

En declaraciones a EFE, Víctor, ingeniero aeronáutico de Aviation Group que trabaja en colaboración con Cesur (centros de formación profesional) como profesor en grados superiores relacionados con la aeronáutica en el centro situado en Sevilla, explica que “el ratio del número de alumnas con respecto al de alumnos es relativamente bajo”.

Las cuestiones culturales, históricas, o simplemente de gustos acerca de las materias que estudian son, en su opinión, los motivos de las bajas matriculaciones entre las mujeres en este tipo de estudios.

Noelia está estudiando primero, de un total de tres años, de LMA (Licencia de mantenimiento de aeronaves) en Sevilla. EFE/Laura Rincón

Las ratios siguen bajas

Sin embargo, aunque las ratios sigan siendo muy bajas, este profesor sí ha notado que ha habido un aumento progresivo de incorporación del género femenino a la industria aeronáutica, así como a la industria de la ingeniería en general.

Desde Cesur detallan que, en 2024, de los 140 alumnos que tenían en toda España en el sector aeronáutico, siete eran mujeres, “frente a la ausencia total femenina en los últimos cuatro años”. También han notado que las mujeres se matriculan en programas de FP a un ritmo superior al de los hombres, “reflejando un cambio en la tendencia”.

Noelia está estudiando primero, de un total de tres años, de LMA (Licencia de mantenimiento de aeronaves). Antes se dedicaba al mantenimiento de coches en el taller de su familia, pero tenía ganas de “experimentar motores nuevos” y creía “que la aeronáutica tenía más salidas”.

Ella es una de las cuatro chicas de su curso. Antes de entrar era consciente de que se estaba metiendo en un campo en el que predominan los hombres. “Me avisaron cuando fui a apuntarme, aunque ya lo sabía”, y ite que le gustaría que hubiese más presencia femenina en su clase.

A Noelia también le preocupan las salidas profesionales. En España “hay oportunidades pero no está tan bien pagado como en otras partes de Europa”. Le gustaría quedarse aquí y poder labrar su futuro. Pero es consciente de que si quiere ganar más dinero, tendrá que irse fuera.

En segundo de Mantenimiento Aeronáutico, estudiando la licencia B1.1 de motores de turbina, hay dos alumnas matriculadas. Una de ellas, Ainoa, confiesa que su prima le ha hablado desde muy pequeña de este sector “y siempre le ha gustado mucho”. Anteriormente ya había estudiado un grado medio de montaje aeronáutico. Pero ella quería seguir “aumentando sus conocimientos”.

La formación

Durante los tres años que dura la formación, dos de teoría y uno completo de prácticas en una empresa, aprenden “todo lo que tiene que ver con los aviones”. Desde las partes de la aeronave, de la electricidad, sus componentes pasando por los motores, cómo desmontarlos y montarlos. Así como las estructuras, reemplazar piezas o fluidos.

El mundo de la aeronáutica es exigente, tienen unos protocolos muy estrictos y los estudios tienen que ir acorde a ello. «La formación que nosotros damos habilita al alumno, además de certificarlo, para que pueda trabajar con este tipo de aviones”, dice Víctor.

La industria aeronáutica se enfrenta, según Cesur, a una creciente demanda de profesionales en los próximos 20 años. Lo hará con una proyección de 700.000 técnicos de mantenimiento en todo el mundo. EFE