Granada (EFE).- Los Incensarios de la Semana Santa de Loja (Granada) es una formación de ocho hombres ataviados con capirotes de cristales. Encarnan una tradición oral centenaria de raíces flamencas en sus coplas que acompasan con movimientos castrenses.
Tiene más de 400 años de historia, según las últimas investigaciones desarrolladas. Los Incensarios de Loja, municipio del Poniente de Granada, ofrecen cada Semana Santa una oportunidad única para apreciar su peculiar fusión de estética y devoción con ritmos preflamencos.
La Semana Santa de Loja, Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, fusiona fe, paganismo y la vistosidad de cada morrión. Se trata de un capirote revestido de seda o raso. De esta manera, está repleto de cristales de azabache que se hace a medida o se hereda de generación en generación y que porta cada uno de los incensarios.
El morrión es una seña de identidad de esta tradición. Tiene un peso que oscila entre los 2,5 y los 6 kilos. Lleva el color de la hermandad a la que acompaña cada incensario. Es más, son agrupaciones que este Viernes Santo acaparan todo el protagonismo semanasantero en el municipio.
Tradición oral
«Es una tradición oral antiquísima que tiene unos cuatro siglos de historia». Es lo que ha dicho a EFE Antonio Campos, presidente de la Asociación de Incensarios de Loja. De manera similar, esta entidad bucea en sus orígenes para blindar el pasado de esta peculiaridad lojeña.
Desde el martes y hasta el viernes, los Incensarios toman las calles lojeñas. Lo hacen para acompañar a los pasos con sus sátiras. Son coplas de cuatro versos que siguen con movimientos castrenses para disipar el incienso que les da nombre.
Campos maneja cada uno de los cuatro bailes diferentes de esta tradición en la que ha participado durante medio siglo. Recuerda que los incensarios pujan para salir con una hermandad. Más bien, supone un orgullo, «porque no hay nada igual en el mundo».
Sin embargo, los Incensarios no acompañan al cortejo cofrade. Aparecen en un punto acordado con la hermandad para hacer gala de sus bailes y sátiras. Lo han repetido este Viernes Santo junto al Mesón de Arroyo y en los barrios altos de Loja.
Tradición previa al flamenco
«Las sátiras representan una vieja tradición previa al flamenco, según algunos estudios, algo parecido a las saetas, que cuentan de forma muy primaria pasajes bíblicos», ha apuntado Campos.
En cualquier rincón de Loja, al paso del estandarte de una hermandad se suman estas ‘corrías’ de incensarios. En ellas, ocho hombres simulan una guardia. Al tiempo, inician una especie de baile con movimientos similares a los de una formación militar.
Es por ello que cada hermandad lojeña cuenta con su propia ‘corría’ de incensarios. De hecho, entran y salen del desfile procesional con la complicidad de un público que incluso interviene en sus cantes.

Además, a golpe de incensario, este viernes viven su día grande. Hay cuatro pasos en las calles. La participación de ‘La Pescá’, una de las más tradicionales de la ciudad.
De este modo, «cada ‘corría'» tiene su nombre, asociado a colores como Los Negros o Los Sepultureros que acompañan al Santo Sepulcro. La más antigua es ‘La Pescá’, del Viernes Santo», ha detallado Campos. Es así «porque tuvo un hermano mayor que después de su participación, invitaba a los incensarios a pescada, que era vigilia».
De esta manea, la tradición seguirá marcando el paso a golpe de sátiras para repartir la esencia de esta Semana Santa.