Esther Gómez I
Marbella (Málaga), (EFE).- Bailar, oír música, alejarse de las personas tóxicas, tener una vida espiritual plena y una dieta sana son parte de la receta para vivir hasta los 120 años del doctor Manuel de la Peña, cardiólogo y amigo del rey emérito Juan Carlos, experto en longevidad y presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social.
Una receta que comparte en consulta con sus pacientes y que ha plasmado en un libro, ‘Guía para vivir sanos 120 años’, que es fruto del trabajo de más de 15 años y que se basa “en evidencias científicas y en historias reales”, de personas reales a las que ha conocido personalmente.
Así, el secreto de la longevidad de todos los “súper centenarios” a los que el doctor De la Peña ha entrevistado para desarrollar su teoría pasa por comer de forma saludable, “hacer ejercicio al menos 20 minutos todos los días y escuchar música, al menos, 30 minutos diarios”, relata.
“Y solo con esos tres ingredientes se tiene el 75 % de las opciones para alargar la vida ya que el otro 25 % -precisa- es nuestra herencia genética, los genes que heredamos y que nos predisponen a enfermedades”.
La espiritualidad es otro factor clave que destaca este reconocido cardiólogo para alargar la vida, y este es un factor que, asegura, ha encontrado en “prácticamente todas las personas que pasan de los 110 años”.
“Con fe es más fácil vivir y es más fácil curarse”
“Son personas con una fe muy sólida y todos son creyentes. El resumen -dice- es que con fe es más fácil vivir y es más fácil curarse”.
Y a nivel químico, el estado en el cuerpo de vitaminas como la B12 o la D -que más que una vitamina actúa como una hormona, aclara- es también clave para disfrutar no solo de una vida más larga, sino de un mejor estado de salud físico y mental.
Cuando las personas van sumando años y disminuye la presencia en el cuerpo de estas vitaminas, la “caída de funciones intelectuales y cognitivas es mucho mayor y no saben porque han perdido memoria”.
Por eso es importante suplementar la alimentación con ellas porque “cuando los niveles suben en sangre, se recupera toda esa capacidad intelectual”, sentencia.
Además, actualmente existe una deficiencia general de vitamina D no solo en personas mayores, sino también en niños, y “ese déficit de vitamina D está detrás de múltiples enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis”.
Su falta no sólo lleva a la pérdida de funciones cognitivas, también a sufrir fatiga y cansancio porque “la vitamina D interviene en todos los procesos bioquímicos y metabólicos del organismo”.
La vitamina D, alimento para el corazón
Además, se ha comprobado que “los cardiomiocitos, que son las células del corazón, también se alimentan de vitamina D y que las personas que tienen un déficit de vitamina D son más propensas a sufrir un infarto de miocardio”, insiste.
Por estos motivos, el doctor De la Peña considera que “es muy necesario tomar suplementos farmacológicos para tenerla -la vitamina D- en unos niveles normales y cuando se empieza a tomarlos hay que tomarlos toda la vida” porque -insiste- se trata de “un déficit mundial y no sólo de una cuestión de España”.
Aunque la presencia de esta vitamina siempre se ha relacionado con tomar el sol, a muchos sorprende que en países con el clima de España su población presente carencia de ella, sin embargo -aclara este especialista- esto está directamente relacionado con la dieta.
Este déficit tiene mucho que ver con la sustitución en la dieta de “productos de la huerta, orgánicos y frescos, por productos ultraprocesados y alimentos invadidos por grasa transgénicas”.
“Son incompatibles los alimentos sanos y orgánicos con los ultraprocesados a la hora de tener un contenido elevado de vitamina D” en el organismo, insiste, por eso en países como Suiza se añade a determinados productos suplementos de esta vitamina con objeto de paliar esta carencia.
“Hay que tomar vitamina D para estar en condiciones de vitalidad y eliminar problemas de cansancio”.
Asimismo, incide el autor de la ‘Guía para vivir sanos 120 años’ en que también hay “una tendencia a la baja” de la B12, otra vitamina que es igualmente “esencial” para el funcionamiento correcto del organismo.
La B12, “cuanto más alta, mejor”
“La B12 hay que tenerla cuanto más alta mejor” porque “su déficit -apunta- provoca disminución de la memoria y disminución de las capacidades intelectuales”, entre otras cuestiones que inciden en disfrutar de una salud mental plena.
En términos generales, “las mujeres viven entre cinco y siete años más que los hombres” y entre las personas más longevas el 75 % son mujeres y el 25 %, hombres, esto se explica -aclara- porque las mujeres “tienen una ventaja sobre los hombres”.
El sexo femenino esta “muy protegido hormonalmente hasta que llega la menopausia” debido a la presencia de estrógenos y progesterona en el cuerpo que “protegen contra el infarto”; sin embargo, la caída hormonal que conlleva el envejecimiento en los hombres llega antes.
Esta carencia hormonal, como la de las vitaminas, se puede tratar de paliar con suplementos. Si bien es cierto -señala- que hay casos, como las patologías hormonodependientes en los que la terapia de reemplazo hormonal y esta suplementación farmacológica está contraindicada.
Y aunque se muestra partidario de que el paciente aprenda a gestionar su autocuidado también a nivel salud, considera fundamental que cualquier tratamiento se realice bajo la prescripción y la supervisión de un especialista. EFE