José Luis Picón I Málaga, (EFE).- La escritora y ensayista Elvira Roca Barea, que ha rescatado la figura de Cornelia Africana en su nueva novela, ‘Ingrata patria’, considera que Roma «no ha perdido atractivo, a pesar de que la hayan hecho desaparecer prácticamente de la enseñanza media».
«Los que estudiamos Clásicas ya somos casi dinosaurios, pero la pura realidad es que Roma sigue despertando un enorme interés y sigue apasionando, afortunadamente. Es una señal de que todavía algo vibra en nosotros, porque son los cimientos sobre los que se ha levantado nuestra civilización», afirma Elvira Roca Barea en una entrevista con EFE.
En su libro rescata a un «personaje extraordinario» como Cornelia, madre de los Gracos, de quien siempre le ha «asombrado» lo desconocida que es, «porque ha permanecido a lo largo del tiempo en esa zona de sombra, cuando es sabido que fue la mujer más importante de la República romana y la primera mujer a la que se le erigió en vida una estatua en el Foro».
Fue la hija menor de Escipión el Africano «y, probablemente, la heredera de su carácter y de su espíritu, mucho más que sus hermanos varones y que su hermana», según la escritora, que en la novela ha querido «dar una explicación al porqué» de ese silencio en torno a Cornelia.
Silenciada por perder
Descarta que se deba a su condición de mujer, y lo achaca a que ella y sus hijos «perdieron en el último intento de restaurar la República romana y de devolverla a los carriles que le habían dado la potencia que convirtió una pequeña aldea del Lacio en un poder hegemónico en el Mediterráneo».
Cuando Roma «está empezando a resquebrajarse por una crisis institucional muy fuerte, sus hijos protagonizan ese intento que les cuesta la vida», y «al perder era razonable que cayeran en esa zona de sombra, había una lógica en el mundo antiguo, pero sigue sin tener lógica que hayamos llegado al siglo XXI sin ponerle foco a Cornelia».
Elvira Roca Barea rechaza que Cornelia desafiara al poder masculino. «Vamos a dejar esto fuera del rollo feminista, porque no tiene ningún sentido. No desafía ningún sistema heteropatriarcal, esto no existía, y no debemos empeñarnos en arrastrar el mundo de ahora al de hace 2.000 años».
«Ella desafía con sus hijos a los optimates, que están acumulando grandes cantidades de tierra saltándose las leyes de Roma, que preveía que se repartieran en pequeños lotes para sostener una clase media-baja pero propietaria de tierras».
El final de la República
A sus hijos los «asesinaron y perdieron, pero Roma perdió más, en el sentido de que todos los conflictos que estaban gestándose estallaron y causaron una serie de guerras en cadena que, finalmente, acabaron con el sistema de la República romana».
«Hemos sacado de los desvanes a muchas figuras femeninas mucho menos importantes que Cornelia, y nadie ha hablado de ella. Tiene además una singularidad: conocemos por ejemplo a Livia por ser la mujer de Augusto, pero Cornelia no, se queda viuda joven, es la jefa de su casa y es ella sola la que está al frente de ese clan familiar».
«Ahora nos empeñamos en juzgar desde nuestro presente, cuando necesitamos un psicólogo si cambiamos de marca de yogur, y en aplicar nuestras ideas y planteamientos miles de años atrás, y el grado de desenfoque es colosal», insiste Elvira Roca Barea.
La escritora defiende sin embargo la vigencia de algunos aspectos de su libro porque, apunta, «toda novela histórica trata del presente» y «es evidente que toda la situación de crisis política y social tiene una semejanza».
«Hay reflejos que reverberan en cosas que suceden ahora mismo, en las conversaciones de Cornelia con sus hijos y con amigos filósofos, en las que trata de la política, del valor de las instituciones y de los grandes males que se apoderan de un régimen que ha sido equilibrado, pero que vacía las instituciones de sentido, y cómo estas sirven para lo contrario de para lo que fueron creadas». EFE