Naiare Rodríguez Pérez |
Zaragoza (EFE).- La psicoterapeuta y escritora Julieta París considera que el duelo hace el regalo, aunque sea con dolor, de valorar lo que se tiene, y que es «una gran puerta de entrada al despertar porque se toma conciencia de la impermanencia de las cosas».
La también antropóloga (Zaragoza, 1976), ha presentado en la capital aragonesa su libro ‘El poder de la mujer despierta’ y ha compartido en una entrevista con EFE que «la vida es una partida gigante del Juego de la Oca», al no requerir ningún tipo de estrategia ni táctica.
Pregunta: ¿Cómo aparece la idea de escribir este libro?
Respuesta: Sale de mi propia experiencia como psicoterapeuta. Llevo 22 años ejerciendo sin parar y he aprendido sobre muchísimas personas en estos años, la gran mayoría mujeres. Vas viendo que, aunque cada historia es diferente, todas tienen un punto común: la nostalgia de una misma. Veía que el motivo de fondo por el que iban a consulta era que en un momento dado se echaron de menos a ellas mismas. Empezaron a vivir la vida que se esperaba para ellas y no la vida que ellas hubieran deseado vivir. Para mí, vivir dormida o despierta es esta toma de conciencia. No tiene que ver con el despertar espiritual, sino que va por el sentido más literal de la palabra despertar, que es vivir con los ojos abiertos.

P: ¿Cómo de importante es lanzar este mensaje? Al final, se vive muchas veces en piloto automático y no hay una mirada interna.
R: Hay que respetar que es un proceso natural, pero es indispensable mandar el mensaje de que otra vida es posible y puedes tener un rol más activo en las cosas que te suceden. Todo lo que vives entraña una posibilidad de aprendizaje y de crecimiento. El mensaje es muy importante porque es grave vivir en el piloto automático, como el conejo blanco de Alicia. El desconectarnos de nosotras mismas nos lleva a la resignación, que es la puerta de entrada al abandono.
P: ¿La sociedad actual permite abrir los ojos o es más complicado que antes por haber más estímulos?
R: Es muy fácil ahora mismo dejarse llevar, pero es cierto que cuando tú despiertas en un contexto en el que todo el mundo a tu lado duerme, puede ser complicado. Tu propio proceso de abrir los ojos es una amenaza para los que quieren seguir durmiendo. Aquí el concepto dormir parecería más una anestesia que un descanso.
P: ¿Cómo influye el duelo en la forma de mirar la vida?
R: El duelo es absolutamente inevitable y todos tienen que ser transitados. No se pueden atajar, evitar ni omitir. La terapia en el duelo es una terapia de acompañamiento. El duelo es una gran puerta de entrada al despertar porque te hace tomar conciencia de la impermanencia de las cosas. Despertar tiene que ver mucho con la gratitud, que también tiene que ver con valorar lo que está pasando mientras está pasando. El duelo nos hace el regalo, aunque sea a través del dolor, de valorar lo que tenemos porque no es para siempre.

P: La mujer despierta es agradecida, pero… ¿Ahora lo somos en mayor o menor medida?
R: Por un lado, valoramos otras cosas, pero por lo general no somos personas agradecidas. La gratitud implica memoria y, como vivimos tan deprisa, se diluye. Hablo de la gratitud como valoración, no cómo dar las gracias. Podemos muchas veces dar las gracias sin sentirlas y eso no tiene sentido. Hay que encontrar la manera de dar las gracias sin decir gracias.
P: Compara la vida con el Juego de la Oca. ¿Cuál es la conexión que traza con esta metáfora?
R: La vida es una partida gigante del Juego de la Oca, que no requiere ningún tipo de estrategia ni táctica. Todo está al azar de lo que marcan los dados. Las casillas, además, representan esas veces en las que sentimos que fluimos y que vamos de oca en oca y tiro porque me toca y, en otras épocas, sentimos que todo implica mucho esfuerzo. Cuando creemos estar consiguiendo algo importante, también caemos en la casilla de la muerte que es simbólica. El Juego de la Oca, al final, implica un reinicio.