GRAFCAT4146. BARCELONA (ESPAÑA), 20/02/2025.- El secretario general de Junts, Jordi Turull (i), participa en la concentración de una destacada delegación de JxCat en apoyo al exconseller de Cultura en el 1-O, Lluis Puig, este jueves cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) le juzga telemáticamente desde Bélgica acusado de desobedecer una orden de un juzgado de Huesca, que la Generalitat había recurrido, para que devolvieran bienes al Monasterio de Sijena. En la imagen el exconseller de Cultura Lluís Puig, en un vídeo distribuido por el partido desde donde ha expresado su deseo de que el juicio por los bienes de Sijena "acabe bien" y pueda regresar al salón de plenos del Parlament como diputado de JxCat.EFE/ Quique García

El equipo de Puig alega que el exconseller quería devolver los bienes de Sijena pero que era «complejo»

Barcelona (EFE).- El equipo del exconseller de Cultura Lluís Puig ha afirmado que les dijo que no quería desobedecer sino cumplir la orden para devolver 44 piezas al Monasterio de Sijena, aunque han alegado que era un proceso «complejo» a nivel jurídico y logístico y que las piezas no estaban en posesión de la Generalitat.


En el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha quedado este jueves visto para sentencia el juicio a Puig, actual diputado de Junts en el Parlament, para quien la Fiscalía ha mantenido su petición de 2 años de inhabilitación y 5.940 euros de multa por su «claro incumplimiento» de la orden de un juzgado de Huesca para que en 2017 devolviera al oscense Monasterio de Sijena 44 obras de arte depositadas en el Museu de Lleida.

El juicio por Sijena, con la ausencia del acusado


El tribunal ha decidido celebrar el juicio en ausencia de Puig, que se encuentra en Bélgica huido de la justicia española, ya que la pena que afronta lo permite y al considerar que, pese a que la justicia belga ha rechazado su comparecencia telemática, se le notificó en tiempo y forma la fecha del juicio y podría haber acudido personalmente.


Los del departamento de Cultura durante la etapa en que Puig era conseller, desde su jefe de gabinete hasta los responsables de los servicios jurídicos y del equipo museístico, han coincidido en que cuando se le notificó la resolución de la juez de Huesca para devolver la piezas no les ordenó desobedecer, sino al contrario: les preguntó cómo podía cumplir con esa obligación ante la «complejidad jurídica» del asunto y las dificultades logísticas para salvar las piezas.


Además, los testigos han asegurado que, pese a que el requerimiento judicial se dirigía a la Generalitat, la posesión de las piezas no correspondía a la istración catalana, sino al consorcio del Museo Diocesano de Lleida, un organismo que, no obstante, está presidido por el conseller de Cultura.

«Me dijo que quería cumplir»


La jefa de la asesoría jurídica de Cultura, Pilar Bayarri, ha explicado que la primera notificación judicial le llegó a Puig el 7 de julio de 2017, el primer día que acudió a la conselleria tras su nombramiento, por lo que le ayudó a escribir una respuesta pidiendo a la juez tiempo para estudiar el caso ante su «complejidad», para «buscar la mejor forma de dar cumplimiento al requerimiento».


La juez le notificó a Puig una resolución del proceso de ejecución provisional, fechada el 27 de junio de 2017, que la Generalitat había recurrido, y que le daba tiempo hasta el 25 de julio para concretar cómo se realizaría el traslado de las 44 piezas.


La testigo ha asegurado que Puig en ningún momento le manifestó que tuviese la intención de desobedecer: «Me dijo que quería cumplir».

Las piezas estaban en posesión del Museo de Lleida


No obstante, ha resaltado que no era posible cumplir la orden de inmediato porque la Generalitat no tenía la posesión de las obras, sino el Consorcio del Museo Diocesano de Lleida.


«El problema que teníamos para dar cumplimiento era la imposibilidad de entregar unos bienes sobre los que no teníamos la posesión», ha insistido la jurista, que ha indicado que no recibieron ninguna respuesta de la juez a su carta pidiendo tiempo para estudiar el caso.

«No era tan fácil»


También el jefe del gabinete de Puig ha testificado que el conseller aseguraba que la orden judicial se tenía que cumplir, pero que había que conocer la complejidad del caso.


Asimismo, el responsable del servicio de Museos en la Generalitat en la época ha revelado que le explicó a Puig las dificultades de devolver las piezas, ya que habría sido una «salvajada» hacerlo sin garantías de preservación.

Según el testigo, también era necesario un acuerdo del consorcio y, en virtud de la ley de patrimonio, revocar la declaración de conjunto de valor histórico por si se disgregaban las piezas: «No era tan fácil».

El fiscal cree que Puig desobedeció de forma «consciente»


Por el contrario, el fiscal José Joaquín Pérez de Gregorio ha asegurado que el incumplimiento fue «claro» y que pese desde su entorno se alegue que Puig tenía la intención de cumplir, no lo hizo. «También se dijo que quería declarar en el juicio, y no ha acudido», ha remarcado.


Según el fiscal, de forma «consciente y voluntaria» Puig dejó transcurrir el plazo que le había dado la juez, hasta el 25 de julio, y facilitó el incumplimiento de la orden judicial hasta que fue destituido en octubre, al aplicarse el 155.


Es más, según el fiscal, si no hubiese sido por la aplicación del artículo 155 y por la orden que dio el ministro de Cultura cuando ejercía como conseller en funciones «esas piezas seguirían sin entregarse a Sijena».

Puig, en un vídeo de Junts: «Eran unas obras bien guardadas»


En un vídeo distribuido por Junts, Puig ha asegurado que este proceso judicial «no debería haber empezado nunca» y ha reivindicado la labor de la Generalitat en la conservación de estos bienes antes de la sentencia del jugado de Huesca.


«Eran unas obras bien guardadas, conservadas, preservadas, expuestas a todos los públicos en el museo de Lleida. Ahora no sabemos dónde están, cómo están ni qué piensan hacer con ellas», ha dicho el exconseller, que ha criticado a la Guardia Civil por entrar en el museo a por estas obras «con escopetas y ametralladoras». EFE