Exposición de obras de Juan José Gil en la Fundación Mapfre Canarias. EFE/Ángel Medina G.

‘Sancta Sanctorum’: La muestra más íntima de Juan José Gil llega a Mapfre Canarias

Laura Bautista |

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- Alicia Batista recorre cuadro a cuadro los recuerdos de toda una vida, con nostalgia y cariño infinito, en una exposición homenaje a Juan José Gil (1947-2023) que es más que eso: es un viaje al alma del artista, a su estudio, su ‘Sancta Sanctorum’ que este viernes se abre al mundo.

La Fundación Mapfre Canarias exhibe hasta el 26 de julio una muestra de trabajos escogidos por la compañera de vida de Gil, pintor de referencia en la Generación de los 70, una selección que lleva a sus obras «a dialogar» por primera vez.

«Hemos sacado unos cuadros que estaban ahí colocados y hace tiempo que no se ven para que puedan dialogar, porque, aunque todos han salido en algún momento a muestras o exposiciones, esta vez salen juntos para que hablen» en un espacio que siente como su casa, explica a EFE Alicia Batista.

La viuda del pintor y comisaria de esta retrospectiva reconoce que pasó días enteros en silencio recorriendo cada cuadro de ese estudio, un espacio muy íntimo y personal que ahora le regala la oportunidad de volver a sorprenderse con su arte.

En la entrada, el autorretrato de Juan José da la bienvenida: «Es el autor de todo, yo solo soy su mensajera”, asegura, y la encargada de contar una vida dedicada a la creación artística.

Cuando se cumple un año de su dolorosa partida, esta muestra devuelve al artista al centro de un encuentro de amigos, de familia, como a él le gustaba estar, para llenar un poco ese vacío que Alicia Batista reconoce.

En esta selección llena de recuerdos no camina sola, su hija Yaiza -«nuestra joya» asegura- está detrás de cada pieza.

Exposición ‘Sancta Sanctorum’, con obras de Juan José Gil (1947-2023), en la Fundación Mapfre Canarias. EFE/Ángel Medina G.

«No es para llorar, es para celebrar»

«No me había planteado nada, yo estaba en el limbo y, cuando recibí la llamada de Mapfre Canarias, fue un shock», que tomó forma hasta convertirse en un pase a su estudio a través de su arte. «Él hubiera estado encantado de exponer aquí”, dice.

Para Batista, este es su regalo, su manera de dar gracias y de devolver ese amor que le late dentro, que compartirá esta tarde con los más cercanos en un día que «no es para llorar, es para celebrar y disfrutar».

Adentrándose en la obra, reconoce que «su selección» no obedece ni a cronologías ni antologías, sino que se mueve con recuerdos, con piezas especiales que hablan por encima de la pintura.

Escoger las obras ha sido un esfuerzo en equipo, con su hija Yaiza como aliada principal, pero también sus sobrinos, y amigos del artista, en una viaje por las diferentes series, donde el mar, la isla, o la casa ocupan un lugar principal, pero no el único.

«Él terminaba una serie y ya estaba con la siguiente, era como si explotasen las ideas», relata, porque Juan José Gil fue un creador nato, enamorado del paisaje, el color, la luz y las texturas, pionero de su tiempo y apasionado de su obra.

«Pintar era su pasión y él le ponía amor a todo lo que hacía, enamorado del arte, de la música, la gastronomía, muy autodidacta”, recuerda su viuda.

Exposición ‘Sancta Sanctorum’, con obras de Juan José Gil (1947-2023), en la Fundación Mapfre Canarias. EFE/Ángel Medina G. EFE/Ángel Medina G.

Piezas que estaban en casa del artista

Este viaje a su ‘Sancta Sanctorum’ recorre el paisaje de su infancia en San Mateo (Gran Canaria), trabajos icónicos de la serie ‘Ulises’, adelantada a su tiempo, elegidas tras «días y horas limpiando las piezas, en silencio, con mucha paz».

Entre todas las piezas, ella se detiene ante una «muy especial, que tenía claro que tenía que estar», porque representa la soledad del artista ante la obra, de la serie ‘Antropotaburete’, que «dialoga» con la serie de papel, más antigua pero muy representativa, alineada con el fondo de la sala, de líneas y colores que son icono de su arte, y que a Alicia Batista le «encanta».

Varios de los cuadros que estarán disponibles en la Fundación Mapfre Canarias están expuestos en su casa «y van a volver corriendo», bromea, porque han sido telón de fondo de muchos recuerdos familiares, de sus belenes, una tradición familiar de la que ya se ha contagiado su nieta Sofía.

El nombre de la exposición, lo tuvo claro desde el principio, el ‘Sancta Sanctorum’, como el nombre de su estudio, porque según rememora «era muy tímido en su fondo, aunque aparentemente tenía un carácter fuerte» y ese era su espacio de creación personal.

Para Batista, Juan José Gil es «un hombre de color» y así lo presenta esta exposición, que para ella es una manera de volver a reunirse en casa, con amigos, porque «la historia era buscar entre toda su obras piezas de distintas épocas, pero que tuvieran que ver con el espacio, la luz y el color». Esta vez, apunta, «es una exposición distinta, es otra cosa».

Foto facilitada por la familia Gil Batista de Juan José Gil acompañado por su mujer, Alicia Batista (1d), su hija Yaiza Gil (1i) y su nieta Sofía (2d). EFE/Familia Gil Batista

Un repertorio de color

En ‘Sancta Sanctorum’ las obras se sienten cómodas y hacen gala de su azul favorito, sin dejar de lado los verdes y los paisajes de su isla. «Este es espectacular», confiesa, mientras atiende al detalle de cada retazo de pintura en el gran formato que llena la sala, los ‘Blancos y negros’ de la serie ‘Orillas’.

El vibrante verde de la serie ‘Pintura Pintura’ coquetea con ‘Requiem para un barranco’ de la serie ‘Memoratio’, que habla de una prolífica carrera llena de matices, que se enredan en las vistas de la serie ‘Paraislas’, las calles de la serie ‘Estancias’, en los paisajes de ‘Ciudadano del mar’ o en una isla que se descuelga entre azules en ‘La tarde desciende lentamente’ de la serie ‘La Casa’ y la ruptura innovadora de ‘Polis’, que marcó una época.

Las técnicas también hablan entre ellas, con mixtas, acrílicos, óleos e, incluso, fibra de plataneras.

Con más de 40 años de creación, el ‘Sancta Satorum’ de Juan José Gil se abre con una pequeña cápsula de su intimidad, de una pasión que fue parte de su ser y de su estar, con una huella profunda en la sociedad canaria.

Ilustrador de cartelería, carátulas, portadas y piezas de arte efímero, Gil era estudioso del entorno, de la nostalgia, del trasiego de personas con la luz marcando el ritmo.

La geometría trazada en el aire y el uso bidimensional y tridimensional profundizan en un artista rico en obra, experiencias acumuladas, y con la vibración emocional del color como inspiración, que ahora recibe un homenaje a través de su pasión, el arte. EFE