Alberto Valdés
La Laguna (Tenerife) (EFE).- La oscuridad es total en el Teatro Leal de La Laguna, salvo por un pequeño foco de luz cálida que cae sobre los integrantes palestinos de la formación de música de cámara árabe-judía Ensemble Nasmé, que en árabe significa “brisa»: Interpretan clásicos de Rossini, Mozart o del contemporáneo Kareem Rouston, bajo el liderazgo del violinista judío Michael Barenboim.
Un proyecto musical ilusionante y esperanzador de reciente creación que ha dado sus primeros pasos en el Festival Internacional de Música de Canarias, con el que ya han actuado en La Palma y Gran Canaria y que recaló el pasado miércoles en Tenerife.
Bajo la batuta de Barenboim, hijo del destacado pianista y director argentino nacionalizado español, palestino e israelita Daniel Barenboim, se encuentran Fadwa Qamhia al contrabajo, Katia Abdel Kader a la viola, Ibrahim Alshaikh al clarinete, Hisham Khoury al violín y Soheil Kanaan al violonchelo, todos nacidos en distintos puntos de Palestina.
Una propuesta musical «sublime en lo académico» que es solamente superado por las dificultades que ha afrontado este grupo humano a lo largo de su vida, una pugna por la expresión y la supervivencia que volvió a ser noticia mundial minutos antes del concierto con el anuncio de un acuerdo de alto al fuego entre Hamas e Israel tras 15 meses de guerra.
Un conflicto que desdibuja la profundidad humana de un pueblo que toma el protagonismo de esta iniciativa que nace de la escuela musical Barenboim-Said Akademie de Berlín, que fue creada por Edward Said y Barenboim padre y que disponía de una sede en Ramala.
En una entrevista publicada en el diario El País en enero de este año, Daniel Barenboim explicó que su idea partió de darle a los integrantes de Ensemble Nasmé “la oportunidad de que se expresen con voz propia” porque “apenas permitimos que hablen por sí mismos, los constreñimos a los estereotipos de terroristas o víctimas” cuando son “músicos talentonsísimos que muestran con orgullo su identidad”.
Para ello, además de interpretar obras de Rossini, Dvorak y Mozart, la formación interpreta Cantos y Danzas Palestinas para cuarteto y clarinete de Kareem Rouston, un compositor estadounidense de origen sirio, con el que ponen de relieve el patrimonio cultural del pueblo palestino y su folklore.
Un golpe de brisa fresca en tiempos convulsos que puso en pie al Teatro Leal al concluir la jornada, a la que acudió un público heterogéneo formado locales y extranjeros, quienes se despidieron de los músicos con la sensación de haber disfrutado de un espectáculo único que ojalá se vuelva a repetir con el recuerdo de la violencia ya en el pasado. EFE