Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- Greenpeace ha iniciado este jueves en el puerto de Las Palmas su campaña a nivel europeo contra las infraestructuras de gas y combustibles fósiles en la Unión Europea, mostrando su rechazo a la planta de gas que proyecta la empresa Totisa Holdings en el recinto grancanario por su impacto para la salud y climático.
Greenpeace se suma así al rechazo de la plataforma ciudadana que lleva meses denunciando los efectos adversos que, en su opinión, provocará esta planta de gas y central eléctrica, la cual generará «un daño irreparable» en la salud y la seguridad no solo de la población que vive o trabaja en las cercanías del puerto, sino de toda la capital grancanaria, han explicado este jueves en una rueda de prensa a bordo del buque ‘Arctic Sunrise’ de la organización ecologista.
María Luisa Pita y Antonio Hernández, integrantes de la plataforma ciudadana, han alertado de que la ciudadanía «no podrá eludir la contaminación del aire» que supondrá la implantación de este proyecto, al que se oponen tanto el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, como el Cabildo de la isla y el Parlamento canario.
No obstante, su tramitación sigue en marcha, pendiente de que se valore la declaración de impacto ambiental por parte de la Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno regional.
Es por ello que Greenpeace se ha sumado a la campaña y, durante su estancia estos días en la isla, mantendrá una reunión con representantes de las istraciones a todos los niveles -local, insular y regional- para hablar sobre el camino hacia una transición ecológica justa y respetuosa, pero también ha organizado una jornada de puertas abiertas para que la sociedad insular pueda conocer el barco ‘Arctic Sunrise’ y su historia de lucha.
El proyecto «va en contra de la transición ecológica»
El coordinador de esta campaña contra los combustibles fósiles de la ONG, Francisco del Pozo, ha dicho que el proyecto de Totisa «va en contra de la transición, una planta de gas que no tiene cabida en un futuro 100 % renovable como el que se merecen todos los canarios».
«Hay un falso argumento que usan las empresas fósiles que se enriquecen con este negocio de que el gas es un combustible verde, o un combustible puente como le llaman ellos, pero la realidad es que el gas es un combustible fósil, que genera cambio climático, que emite metano. Es un paso marcha atrás en la transición», ha denunciado el miembro de Greenpeace.
La organización ecologista abre con esta denuncia en Canarias una campaña internacional denominada «El gas no es el camino», que busca concienciar a los estados e instituciones comunitarias de la Unión Europea los efectos negativos que tiene este combustible.
Greenpeace ve el gas «caro, sucio» y aumenta la factura de luz
Creen en Greenpeace que el gas es caro, sucio y genera incrementos en la factura de la luz de la ciudadanía, así como una mayor dependencia del exterior, concretamente de países «de dudosa reputación democrática».
Además, ha señalado Del Pozo, genera emisiones directas e indirectas de gases muy contaminantes como el metano, que provocan un efecto invernadero veinte veces superior al del dióxido de carbono.
Desde Canarias, el ‘Arctic Sunrise’ tiene intención de pasar por otros países europeos (Portugal, el norte de España, Francia, Bélgica, Alemania, Italia, Grecia y Rumanía) para apoyar a movilizaciones sociales que en cada uno de ellos luchan contra otros proyectos para instalar plantas regasificadoras en sus territorios.
El fin último que se marcan es «promover una prohibición de nuevos proyectos de gas a nivel comunitario» y, para ello, intentarán «seguir metiendo presión» en todos los foros posibles para que los estados terminen llevando esta regulación hasta Bruselas, y que allí se tomen medidas a nivel europeo.
Primar el interés general
En el caso concreto de la planta que proyecta Totisa en el puerto de la capital grancanaria, uno de los más importantes del Atlántico Medio, la plataforma ciudadana que lucha contra él ha detallado este jueves que no es «esencial» para la estrategia y el desarrollo del recinto, ni siquiera para suministrar combustible a los buques que atracan en él.
«Este proyecto atiende solamente a un 7 % del suministro a buques. El 92 % restante es la producción y comercialización de energía eléctrica», ha expuesto María Luisa Pita, quien era además jefa de servicio de Sanidad Ambiental de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias cuando se inició la tramitación del proyecto y emitió informes desfavorables.

La instalación de esta planta, ha censurado, hipotecará además a la ciudad durante 50 años, que es el periodo de concesión que ha solicitado Totisa para poder sacar rentabilidad de la inversión en la planta de gas, por lo que durante todo ese tiempo «va a empeorar la calidad del aire que se respira en la ciudad», lo que ha considerado «un disparate impropio de la sociedad actual».
Una apuesta «inentendible»
Misma sensación que ha trasladado Antonio Hernández, miembro del colectivo Salto a la Transición Ecológica.
«Sería inentendible para la ciudadanía canaria que en pleno siglo XXI se puedan volver a poner chimeneas en la ciudad», ha dicho para después agregar que en la plataforma están preocupados por el silencio que, según ellos, guarda el Ejecutivo autonómico respecto a las voces contrarias al proyecto.
Y por eso, en base a esas «sensaciones malas», ellos han decidido movilizar a la ciudadanía para que se sumen al rechazo y tengan los argumentos necesarios para ello. EFE