La Laguna (Tenerife) (EFE).- El fotógrafo Carlos Pérez Siquier (1930-2021) revolucionó la historia de la fotografía española sin que ni él ni el país se dieran cuenta y lo hizo, además, desde la periferia de su Almería natal, gracias a una obra que abarcó desde la miseria del arrabal de La Chanca hasta el auge del turismo de masas con una enorme profundidad estética y que ahora llega por primera vez a Tenerife.
La exposición “Pérez Siquier. Colecciones Fundación Mapfre” se ha inaugurado este martes en la sede de la fundación situada en la ciudad de La Laguna, donde estará disponible hasta el próximo día 2 de mayo, con una selección de cerca de 60 instantáneas.
Pérez Siquier realizó una minuciosa labor de documentación durante seis décadas que se ven resumidas en esta muestra que abarca tres de sus series más emblemáticas como son La Playa, Encuentros y Trampas para incautos, donde destacan la cercanía y naturalidad de unas escenas de playa dominadas por la saturación del color propias del potente sol de la costa almeriense.
La responsable de exposiciones de la Fundación Mapfre, María Martínez, ha explicado a EFE que Siquier es “un fotógrafo adelantado a su época” por ser “pionero en el uso del color en la imagen artística”, cuando aún nadie lo usaba por estar relegado a la publicidad o a las guías, a través de un enfoque que parte desde lo “irónico” o “burlón” con el que afronta la crítica a un turismo “que ha entrado en las playas de su infancia”.
Su serie “La Playa” es un fiel reflejo de ese sentimiento, con un estilo que recuerda a una de las grandes figuras de la fotografía a nivel mundial como es el británico Martin Parr, miembro de la Agencia Magnum, con la diferencia de que Siquier tomó sus fotografías mucho antes.
“Hay una anécdota muy curiosa que cuenta el historiador Horacio Fernández en la que Martin Parr visitó junto a él una exposición de Photoespaña en 2004 donde aparecen fotografías de Siquier, ante lo que esgrime que le han copiado, que esas son sus fotos, y pide acceder a ellas. Es entonces cuando Parr se queda enmudecido al darse cuenta de que son anteriores a su trabajo”, ha relatado Martínez.

La modernidad de las imágenes
Es algo muy bonito, ha continuado, porque reconoce que hay algo en esas tomas que él está haciendo mucho tiempo después, reconoce “la modernidad de sus imágenes” y a partir de ese momento Parr “hace mucho por difundir su obra y apoyarle”.
Esta historia resume brevemente el legado de Siquier, quien fue galardonado en 2003 con el Premio Nacional de Fotografía, una persona que venía de una familia humilde y que gracias a su acervo cultural entró a trabajar como subdirector de un banco en Almería y salía a tomar imágenes los fines de semana, a modo personal, hasta que recibe un encargo del Ministerio de Información y Turismo.
Fruto de ese encargo nace muchas de las obras que ahora se muestra en esta exposición, que transiciona desde el estilo desenfadado de “La Playa” hasta “Trampas para incautos”, en la que su lenguaje evoluciona y deja de interesarse tanto por la figura humana para mirar hacia otra serie de recursos como son los objetos populares, más propio del arte pop.
Para culminar con “Encuentros”, más hacia el final de su carrera, con una visión que eminentemente busca lo estético, la calma, con una aproximación totalmente distinta en la que prima una idea expresada por el poeta Antonio Machado a la que él mismo se referenciaba, en la que dice que quien ama su tierra la hace universal, algo que aparece sintetizado en sus creaciones gracias a su atrevimiento.

Los atrevimientos de su obra
“Atrevimiento en cuanto a los recursos técnicos con los que hace su fotografía. Pensemos que la serie de “La Playa” la realiza con una cámara de formato medio con la que hace tomas muy directas, muy cerca de los sujetos, quienes llegaban a asustarse por el ruido del obturador que sonaba como un hachazo. Algo de lo que él se jactaba porque en ocasiones tuvo que esquivar algún zapatazo”, ha indicado Martínez.
Además del legado de su obra, Siquier sentó las bases para una profunda renovación de la fotografía española de la posguerra a través de otras iniciativas como fue la creación de la Agrupación Fotográfica Almeriense (AFAL), que sirvió como punto de encuentro para un grupo de jóvenes fotógrafos entre los que estaban Masats, Terré, Ontañón o Maspons, quienes luego se convertirían en grandes maestros de la escena nacional.
Una labor que se tradujo a su vez en la donación en 2006 al Museo Reina Sofía de la correspondencia que mantuvo con ellos durante esos años, unos documentos únicos de un valor incalculable.
Siquier, ha finalizado Martínez, siempre vivió alejado del interés por promocionar su obra y el final de su vida resume muy bien este punto de una manera trágica, ya que la Fundación Mapfre organizó en 2020 la primera gran muestra retrospectiva de su trabajo que tuvo que cerrar por la llegada de la COVID-19, y al año siguiente, cuando fue estrenada en Madrid él ya había muerto y no pudo llegar a verla. EFE