El director teatral Ricardo Iniesta ha presentado este jueves la versión de 'El Avaro' programada para este fin de semana el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria. EFE/Ángel Medina G.

‘El Avaro’ de Molière lleva al Cuyás una crítica política divertida, musical y grotesca

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- El Teatro Cuyás acogerá este viernes y el sábado la obra ‘El Avaro’ de Molière, adaptada por la compañía Atalaya con el objetivo de hacer una fuerte crítica política, muy musical, divertida y grotesca que trata temas de actualidad como la avaricia, el miedo y los desahucios.

El director de la compañía y la obra, Ricardo Iniesta, ha explicado este jueves en rueda de prensa que era una asignatura que tenía pendiente y que ha llevado a cabo en esta obra, logrando que sea uno de los espectáculos de Atalaya que ha recibido más premios, elogios y buenas críticas en cada sitio que ha visitado.

«Molière puede llegar a ser muy rancio, con todo mi respeto a Jean Baptiste Poquelin, porque es verdad que bueno… lo escribió en un momento determinado», ha itido el director indicando que para él lo más importante de Molière es su figura.

Con todo ello, y basándose en varias películas sobre esta obra, Iniesta ha adaptado un Molière en el que son protagonistas la avaricia y el miedo, añadiendo toques de actualidad como los desahucios, porque para él son «el máximo exponente de la avaricia» y «la metáfora del sistema en que vivimos», donde «los bancos desahucian a la gente en las peores circunstancias» en un momento de crisis habitacional en la que ellos siguen «acumulando y acumulando».

Fuertes guiños políticos

En la obra, cuya trama sucede en París, el viejo Harpagón (único personaje que mantiene su nombre original) vive aterrorizado por el miedo a que le roben el baúl donde ha ocultado su tesoro, desconfiando incluso de sus hijos: Leonor, que está enamorada de Froilán, un joven al servicio de su padre; y Cleanto, que quiere casarse con Belisa, una joven que vive con su madre a punto de ser desahuciadas por el propio avaro.

«Se pueden imaginar ya por dónde va la cosa políticamente y sobre todo en cuanto a la crítica al final. No voy a hacer ‘spoiler’ de cómo es el final, pero hay una carcajada general y el público aplaude porque hay un homenaje al gran avaro de este país, este señor que se fue a vivir al desierto después de robarnos miles de millones a los españoles y sigue robando», cuenta Iniesta.

Una crítica que, asegura el director, de momento sólo ha ocasionado que uno o dos espectadores se levanten y se vayan «porque es tan evidente ya que uno se lo toma de risa, se ríen todos».

«Cuando tú escuchas la obra, vale que sea comedia y que puede que pases por encima de la información, pero realmente no es solo la avaricia, es para qué usas el dinero y para qué usas el poder», ha explicado la actriz Silvia Garzón, que hace de Frosina (rebautizada Cayetana), que regenta un burdel del que Harpagón es socio y pone el capital sin cuestionarse de dónde sale el dinero.

El director Ricardo Iniesta (2i), la coreógrafa Juana Casado (2d) y la actriz Silvia Garzón (i) presentaron este jueves la versión de ‘El Avaro’ programada para este fin de semana el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria. EFE/Ángel Medina G.

Pero el personaje del avaro, representado por Carmen Gallardo, «no cae del todo mal», asegura el director, porque la actriz «tiene ese punto de gracia y de arte», pero también, añade Garzón, porque conecta con el público «ya que muestra una vunerabilidad» a través de su miedo.

La coreógrafa Juana Casado ha explicado que se trata de un montaje muy musical y que tiene muchísimas coreografías.

«Yo creo que la danza es un aporte muy grande, sobre todo en las transiciones del espectáculo, ya que es lo que nos va uniendo una escena con otra escena», ha explicado Casado al indicar que eso hace que «el espectáculo transcurra con un con muchísimo dinamismo».

Para la coreógrafa, en esta propuesta escénica hay que tener en cuenta la adaptación del director, «porque realmente los textos siguen siendo los mismos, pero la sociedad no». EFE