Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- El padre acusado de haber violado de forma continuada a su hija y a la de su novia en Gran Canaria y de haber grabado imágenes pornográficas con ellas, desde que las dos tenían cuatro años, se ha declarado culpable de los hechos y ha dicho que su entonces pareja también participó en ellos.
Durante el juicio que se ha celebrado este jueves en la Audiencia de Las Palmas, la acusada también ha reconocido haber tomado parte en prácticas sexuales con las dos menores, pero ha alegado que lo hizo obligada por su entonces novio, con amenazas y bajo de los efectos de «una bebida azul» que el procesado les daba a ella y a su hija.
La Fiscalía solicitaba inicialmente en este procedimiento 42 años de cárcel para cada uno de los dos acusados, pero al final de la vista oral ha rebajado la petición de condena para él a 36 años, al concederle, en parte, el beneficio de la atenuante de confesión.
El Ministerio Público acusa a cada uno de los dos procesados de haber cometido dos delitos de abuso sexual continuado con carnal y prevalimiento, y otros tantos de utilización de un menor para elaborar pornografía infantil.
Las tres acusaciones particulares presentes en la causa -la mujer del acusado y madre de una de las víctimas, así como las dos que representan a las menores- también han rebajado la condena a 36 años la condena solicitada inicialmente para el procesado B.A.L.P. y han mantenido los 42 años de prisión para T.N.L.M.
El abogado de oficio que representa a la hija de la acusada reclama al tribunal que le imponga además otros dos años de prisión por la omisión del deber de socorro, y tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares solicitan que se indemnice a las menores de forma conjunta con 200.000 euros, en el caso de la hija del procesado, y 100.000 euros para la de su entonces pareja.
Así mismo, las cuatro acusaciones piden que se retire durante seis años a ambos la patria potestad de todos sus hijos menores, no solo de las dos niñas afectadas: otros dos menores en el caso del acusado y una en el de la procesada.
La hija del acusado, en la declaración que hizo durante la instrucción y que se ha reproducido en la sala, ha dicho que no quiere ver «a su padre ni en broma» y que fueron «más de cien» las felaciones y masturbaciones que le hizo hasta los ocho años, que las grababa con su móvil y sacaba fotos.

La menor ha indicado que los hechos ocurrían en su casa y que en una ocasión sucedieron en el local del trabajo de padre, con la acusada y su hija, cuya declaración en el juzgado también se ha reproducido y en ella la segunda niña niega haber «bebido nunca un líquido azul».
El procesado, que ha perdido perdón a las víctimas por los «hechos aberrantes» que reconoce que cometió, ha revelado que ha intentado quitarse la vida y ha rechazado haber drogado a la procesada.
Por su parte, la procesada ha reconocido las fotografías pornográficas en las que figura junto a su hija, pero ha manifestado al tribunal que el procesado les daba un «líquido azul como un zumo» y que por eso se la ve tan relajada y que, en ocasiones, si no lo hacía le amenazaba con quitarle la custodia de la menor.
Según la versión de la acusada, solo en una ocasión participaron en un mismo encuentro sexual los cuatro (su pareja y las dos niñas) y que B.A.L.P. les introdujo a ella y a su hija en esas prácticas como una supuesta terapia ante el miedo que tenía la menor a los hombres, por haber sufrido malos tratos de su padre.
Cuando se conoció el caso y se registró el domicilio de B.A.L.P., los agentes encontraron más de 200 archivos pornográficos, distribuidos en tres discos duros y dos teléfonos móviles.
Una de las policías que analizó las imágenes ha declarado que en sus 23 años de profesión «nunca había visto nada igual»: a una madre enseñando a su hija de 4 años prácticas sexuales y haciéndole «participar de lo que parecía un juego».
El entonces jefe del Grupo de Delitos Tecnológicos ha dicho que en los vídeos no se aprecia que la voz de la acusada estuviera alterada por el consumo de drogas y se escucha cómo explica a su hija lo que tiene que hacer. EFE