Laredo (EFE).- La cuota del bocarte (anchoa) bajará la próxima campaña un 7 por ciento respecto a 2024 para la flota del Cantábrico, por lo que se situará en algo más de 30.600 toneladas a repartir entre España y Francia tras una serie histórica en los últimos ocho años -salvo la costera de 2020- con 33.000 toneladas.
El presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, César Nates, ha mostrado su «sorpresa» en palabras a EFE por esta reducción del Total isible de Capturas (TAC), que se traduce en unos 2 millones de kilos menos de anchoa para una de las principales costeras de la región, junto a la caballa (verdel) y el bonito.
Precisamente, Nates ha conocido este martes el informe científico que ha empujado al Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM en español e ICES en inglés) a tomar esta decisión, dado que la muestra de reclutamiento -larvas de bocarte- de julio fue «bajo», pese a que en mayo se registró un sobe «muy alto».
«Eso quiere decir que ha sobrevivido menos bocarte de lo normal», ha matizado Nates, quien calcula que, a falta de los acuerdos de intercesibilidad, la cuota para España pueda rondar las 27.600 toneladas.
Sardina y verdel
Otros de los datos que se ha conocido es que la sardina ibérica -España y Portugal- aumentará «menor o igual a 40.073 toneladas», según los informes del ICES y a la espera de una confirmación oficial.
Una cuantía que, a juicio de Nates, supera las expectativas que se barruntaban desde la Secretaría de Pesca en octubre con «un recorte del 40 % de la cuota», lo que «metió miedo a los pescadores», reconoce.

Lo que sí ha sido un revés para la flota de bajura cántabra es la reducción de la cuota del verdel en un 22 % para 2025, que ya se conocía por los datos de octubre pero que fue confirmado la semana pasada por Bruselas.
No obstante, para el presidente de las cofradías cántabras, el problema con esta especie reside en la «sobrepesca» que se está practicando desde países extracomunitarios, que no se rigen por las normas de la Unión Europea y que puede desencadenar en una prohibición de pesca en 2026.
Respecto al jurel (chicharro), se recupera su pesca directa tras dos años consecutivos sin poder largar redes, si bien el TAC se situará en unas 8.000 toneladas, es decir, la mitad de la cuota de 2022.
Otra grata noticia es la merluza, que es «una especie que también se pesca aquí, que es importante y que ha aumentado algo» la posibilidad de pesca, ha afirmado Nates.
Todo ello unido al bonito del norte, que la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) acordó mantener la cuota para la próxima campaña en 22.361 toneladas.
Mejor gestión, mayor rendimiento
Para el representante de los pescadores cántabros, en general se trata de cuotas de pesca «suficientes» para la flota, pero la clave es «saber gestionarlas» porque, en su opinión, «no se trata de pescar kilos, se trata de pescar euros».
«El precio medio de anchoa en Cantabria en 2023 fue de 2,10 euros y, este año, ha sido 1,77 euros. Eso es una mala noticia», ha lamentado Nates, quien confía en que las campañas del próximo año propicien un mayor rendimiento económico.