Beatriz Retuerta |
Majaelrayo (Guadalajara) (EFE).- Cuidar el medio ambiente, frenar el cambio climático y aprovechar los recursos del territorio para frenar la despoblación e impulsar el desarrollo rural.
Con estos objetivos se ha puesto en marcha un proyecto impulsado por el Grupo de Desarrollo Local ADAC y la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) en la Sierra Norte de Guadalajara sobre la gestión de los bosques para mejorar su diversidad, favorecer su crecimiento, estudiar su capacidad de abatimiento de CO2 y, finalmente, crear un banco de emisión de estos bonos cuyos ingresos reviertan en pequeños municipios especialmente despoblados.
Como han indicado los impulsores de esta iniciativa, se trata de un proyecto a medio-largo plazo, pero con un gran potencial para la zona.
«El objetivo es conseguir que los pueblos tengan actividad económica y vida y eso se consigue aprovechando las potencialidades que tiene, como esta zona de bosque, permitiendo mantener y asentar gente, trabajando en los montes», ha explicado Vicente Hita, presidente de ADAC.

Asimismo, también ha destacado la oportunidad de dar a estos pueblos, que cuentan con sumideros de CO2, unos ingresos que las empresas proporcionan con la compra de los llamados bonos de CO2, con los que ‘compensan’ así sus emisiones y que, por ahora, están adquiriendo fuera del territorio español.
Este proyecto ha contado con el apoyo del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), enmarcado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) con una dotación de más de 500.000 euros y se está desarrollando en varias fases.
Alejandro Aparicio, miembro del equipo del proyecto de la UAH, ha explicado los trabajos que están desarrollando, como el aclareo del monte, el manejo forestal hasta el cálculo de biomasa y el conocimiento sobre la capacidad de absorción que tienen bosques o el empleo de la madera extraída en la generación de unos bioproductos que serán empleados en la mejora de los suelos en la agricultura.
«Queremos aprovechar la oportunidad que nos dan estos robledales porque son un sumidero de carbono, del famoso carbono que impulsa el cambio climático. Esto es una herramienta de absorción y secuestro de carbono. Entonces el proyecto trata de cuantificar cuantos bosques tenemos en estas comarcas y su potencial», ha detallado.
Para ello, previamente se están llevando a cabo tareas de aclareo que consisten en quitarle densidad al bosque. De este modo, los árboles que se dejan tienen menos competencia para la luz, humedad y nutrientes, lo que permite que crezcan más y, por ende, tengan mayor capacidad de absorber ese monóxido de carbono.
«Además, manteniendo parte de la madera extraída en el campo se genera diversidad y fomentan insectos saprófitos u hongos que luego dan alimento a otras especies», ha relatado.
Proyecto en cinco hectáreas de bosque en Majaelrayo
Estos primeros trabajos se están desarrollando en cinco hectáreas de bosque de roble melojo en el municipio de Majaelrayo (Guadalajara).
Su alcaldesa, Sonia Atienza, ha calificado este proyecto como «interesante y productivo» para el municipio y la comarca, ya que además de suponer la limpieza del monte, también pone en valor un recurso de la zona, lo que puede repercutir en mayores ingresos.
Como ha explicado, para desarrollar este tipo de trabajos de limpieza, se ha contado con personas de la Sierra.
«Hemos contratado a un grupo de motosierristas que además trabajan con tracción animal.
Hemos querido contar con este sistema de trabajo porque creemos que tiene mucho beneficio en el monte, porque permite trabajar sin meter maquinaria pesada, protegiendo el suelo de la erosión de esta maquinaria», ha afirmado Aparicio, a la vez que ha indicado el aporte de materia vegetal al arrastrar los troncos, ya que «da mucho aporte de materia orgánica al suelo».
Según los estudios realizados, se estima que la zona del proyecto cuenta con unas 3.000 hectáreas de masa forestal, lo que generaría unas 200.000 toneladas de biomasa, lo que equivaldría a 100.000 toneladas de carbono fijado en el bosque.
En datos de la empresa de servicios medioambientales Ecocuadrado, que también colabora en el proyecto, la actividad derivada del banco de CO2 podría generar una cifra que oscilaría entre 179 y 309 millones de euros, lo que supondría un gran impulso para estas zonas afectadas por la despoblación.