Toledo (EFE).- La organización agraria Asaja Castilla-La Mancha ha considerado que el problema de las inundaciones del mes de marzo han sido los desembalses y ha criticado que se han llevado a cabo sin avisar a las comunidades de regantes.
Asimismo, ha exigido una limpieza de cauces y ha realizado un análisis de los cultivos beneficiados y dañados por las lluvias.
En una entrevista con la Agencia EFE, la vicepresidenta de Asaja Castilla-La Mancha, Blanca Corroto, ha asegurado que «no ha llovido tanto para lo que ha sucedido».
Y ha reconocido: «somos conscientes de que había que desembalsar, pero creo que tendría que haber habido más sentido común, y por lo menos avisar a las comunidades de regantes que te pillan al paso».
Por el contrario, ha denunciado que no ha existido ese sentido común, sino «presuntamente un error humano que no ha tenido en cuenta lo que podía pasar».
Y ha incidido en que es «un desastre que ha provocado una mano humana, que da la orden de abrir y cerrar esas compuertas y no tiene en cuenta la cantidad de agua que va a desembalsar, el trazado de ese río y a quién se puede llevar por delante».
Rapidez en las actuaciones
Ha destacado que afortunadamente no ha habido que lamentar desgracias personales y ha reconocido que alcaldes como los de Toledo capital o Escalona, o el Gobierno de Castilla-La Mancha tuvieron rapidez a la hora de actuar y levantar diques o evacuar a sus vecinos.
Para la vicepresidenta de Asaja, desde la Confederación del Tajo se tendría que haber mandado una alerta a las comunidades de regantes sobre los desembalses para que pudieran avisar a sus socios con un margen mayor.
En este contexto, ha recordado casos como el de una finca de Añover de Tajo (Toledo), donde «había 15 familias alojadas» a las que tuvieron que avisar para que salieron de allí, o una ganadería de toros bravos «que yo no sé las bajas de animales que ha tenido».
Zona catastrófica
Por todo ello, la organización agraria de Toledo, junto a las de Madrid y Guadalajara, va a presentar antes del próximo viernes, día 4, una petición para la declaración de zona catastrófica para las áreas afectadas.
Una declaración que tienen que pedir también los ayuntamientos, pero que desde Asaja van a reclamar para que existan rebajas fiscales, exenciones reales a la Seguridad Social o indemnizaciones para sacar el agua de las parcelas.
Según la vicepresidenta de Asaja, aunque todavía no se puede determinar un número concreto, hay más de 1.000 hectáreas dañadas en Guadalajara y otras tantas en Toledo, así como en zonas de Cuenca, como la Alberca de Záncara, o en la provincia de Ciudad Real.

Unas inundaciones que Corroto ha achacado a los mencionados desembalses pero también a «la maleza que tienen los cauces», que están «llenos de guarrería», y ha hecho hincapié en que se trata de una situación que llevan mucho tiempo denunciando desde la organización agraria.
Por ello, ha urgido a la Confederación Hidrográfica del Tajo a que se «mentalice y limpie los cauces de estos ríos, o si no por lo menos que autorice su limpieza», y le ha recriminado que se comporte «como el perro del hortelano».
Ha reivindicado «que saquen el presupuesto de donde les dé la gana, pero tienen que limpiar esas riberas y cauces por lo que pueda pasar aquí».
Cultivos más afectados
Entre los cultivos más dañados, Corroto ha mencionado el cereal, como cebada y trigo; también los ajos «destrozados» en La Alberca de Záncara, o las esparragueras que se han perdido en Guadalajara.
Ha apuntado que no se pueden plantar cebollas en Ciudad Real, y el maíz puede que se pueda salvar con «un ciclo corto», pero ha aseverado que hay muchas parcelas que continúan siendo «auténticas piscinas».
En todo caso, la vicepresidenta regional de Asaja sí ha sentenciado que «la lluvia es beneficiosa y ha venido estupendamente en zonas de Albacete donde llevaba tres años sin caer una gota», así como en la Mancha toledana y el resto de las provincias de Ciudad Real o Cuenca.
En este sentido, el agua sí va a beneficiar «sobre todo a los leñosos, que han cogido tal bolsa de agua que le va a permitir al agricultor ahorrar en agua», pero también a la ganadería extensiva que «va a tener pastos».