La consejera de Economía, Patricia Franco (d), y el consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán, presiden la reunión constitutiva del Observatorio Regional de Impacto de los Aranceles. EFE/ Ismael Herrero

Castilla-La Mancha pide sacar la agroalimentación de la guerra comercial

Toledo (EFE).- El Gobierno de Castilla-La Mancha ha apelado a la «cordura» y la sensatez en la negociación sobre los aranceles, y ha abogado por dejar fuera de cualquier guerra comercial a la agroalimentación, ya que eso solo perjudica «a las familias más desfavorecidas».

Así lo ha apuntado el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Julián Martínez Lizán, antes de participar junto a la consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco, en la reunión del Observatorio regional de impacto de los aranceles, cuya primera reunión se pospuso al coincidir con el día siguiente al apagón y se ha celebrado este jueves en el Instituto de Promoción Exterior (IPEX) de Castilla-La Mancha.

En declaraciones a los medios de comunicación antes de reunirse con los colectivos que participan en el observatorio, como sindicatos, productores u organizaciones agrarias, Martínez Lizán ha reconocido que es difícil hablar de cordura frente a una persona como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que «cambia de postura cinco veces en 24 horas».

Pero ha confiado en que esto quede en una «experiencia» de la que aprender acerca de la toma conjunta de decisiones.

Baja de tono la guerra comercial

Ambos consejeros han reconocido que se está rebajando el tono de la disputa arancelaria tras los acuerdos de EE. UU. con el Reino Unido.

Aunque Martínez Lizán también ha itido que la aplicación de aranceles es casi segura porque Trump «es un personaje que no va a permitirse nunca decir que le han retorcido el brazo y que ha ganado la partida otro».

En todo caso, ha recalcado que es imprescindible que los productos de agroalimentación se retiren de los aranceles para que la alimentación no entre a formar parte de la guerra comercial, ya que eso perjudica a las familias más desfavorecidas.

«A Donald Trump y a su entorno le importa muy poco que un kilo de queso cueste 20, 50, 200 o 1.000 euros, porque tienen una economía que les permite hacer ese consumo, y no miran la repercusión que va a tener ni en sus propios ciudadanos ni en las empresas», ha apuntado el consejero.

Sin embargo, ha advertido sobre las «muestras de descrédito hacia la labor» del nuevo gobierno estadounidense que se están produciendo.

Ha coincidido con Patricia Franco en señalar el efecto de «acopio» que se está produciendo en algunos productos por parte de distribuidores norteamericanos ante la previsible subida de precio.

Acopio de los distribuidores

Así, según ha explicado la consejera de Economía, en productos como el queso «se han reducido el número de órdenes de compra, pero se ha incrementado la cuantía».

Esto quiere decir, según los cálculos de Franco, que probablemente estén haciendo acopio los importadores y distribuidores norteamericanos de un producto que puede subir el precio, algo que se ha producido también en otros como el vino.

Patricia Franco también ha coincidido en que la tregua actual de 90 días permite vislumbrar «modelos de negociación y diálogo como los que están poniéndose sobre la mesa en el caso del Reino Unido y también con la tregua que se ha pactado con China».

En cualquier caso, ha aseverado que las comunidades autónomas deben ir «bajo el paraguas del Gobierno de España y éste, a su vez, del de la Unión Europea para adoptar las decisiones».

Ha avanzado que el próximo lunes, 19 de mayo, se celebrará la segunda reunión del Consejo interterritorial en la que el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, trasladará a las comunidades autónomas el trabajo realizado y también «los avances realizados en esta interlocución con el tejido exportador a nivel nacional.

También se pondrá sobre la mesa el plan de respuesta del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), como reacción a las decisiones arancelarias del Gobierno norteamericano.