Valladolid (EFE).- La lengua española, hablada y escrita, asiste durante las últimas décadas a un «empobrecimiento vertiginoso» que el novelista y ensayista Juan Manuel de Prada achaca básicamente a un proceso de «ingeniería social» que, en su opinión, «pretende destruir nuestro legado cultural milenario».
La lengua «se ha ido agostando, empequeñeciéndose y hay gente interesada en ello», ha añadido este miércoles en Valladolid antes de participar en un encuentro sobre los retos, oportunidades y perspectivas de la lengua que, en clave literaria y cinematográfica, ha organizado a Fundación Godofredo Garabito Gregorio.
Las redes sociales y los reclamos audiovisuales principalmente en forma de series han arrinconado el habito de la lectura dentro de una generación educada y habituada en ello, no en el caso de las nuevas porque «no pueden perder lo que no han tenido nunca», ha insistido antes de lamentar: «Ya nadie lee».

El vencejo, la golondrina y el gorrión «han pasado a llamarse pájaros» y el chopo, el abedul y el álamo «no son más que árboles», sin más matices como signo de esa depauperación de la que también ha responsabilizado a la dictadura de las «pantallitas», ha ejemplificado este autor galardonado, entre otros, con los premios Planeta, Nacional de Narrativa, y Castilla y León de las Letras.
Conexión y desconexión
«Ya nadie lee porque están embebidos en sus pantallitas, porque son incapaces de mantener cinco minutos seguidos de concentración», ha agregado antes de insistir en la existencia de personas «que han decidido desenchufarnos de nuestro legado y arrojarnos a la intemperie cultural: el panorama es desolador», ha apostillado.
El bilingüismo también ha contribuido a ello, en su opinión, al equiparar la lengua materna «con una adquirida», en las mismas condiciones, con consecuencias como el hecho de que un estudiante pueda acabar el Bachillerato «sin haber leído ni una sola obra de nuestra literatura clásica», ha reprochado.
En otro terreno como el educativo, De Prada ha percibido una ausencia de objetivos claros porque «no se nos suele formar para adquirir conocimientos sino para llegar a un trabajo de paria: con un poquito de Inglés y otro de Informática es suficiente», ha criticado.
El cine y las letras
Al referirse a la relación entre las letras y el cine, a la posibilidad de que la gran pantalla represente un salvavidas de la literatura mediante adaptaciones de obras, el autor de «El séptimo velo» ha discrepado de esa consideración que se la ha planteado durante una rueda de prensa.
La literatura y el cine «son expresiones artísticas muy diversas», acusan diferentes registros que con frecuencia, según su parecer, lastran la adaptación a la gran pantalla de grandes obras de la literatura: «Normalmente fracasan», ha apostillado De Prada, colaborador en varios medios de información impresos y radiofónicos.
«Es muy difícil», ha resumido con el ejemplo de las adaptaciones del Quijote. «Miles de novelas de quiosco, la literatura ínfima, han dado grandes películas» y, en sentido contrario, «siempre se pierde cuando se hace con obras maestras: ¿cómo se puede adaptar a Proust?», se ha preguntado.
Ha refutado también la tesis de que una buena adaptación pueda conducir en la actualidad al espectador a leer el texto matriz, «porque siempre estará enfrascado en la televisión y en infinitas series».
El cine «no estimula necesariamente la lectura» porque «la proliferación de series y plataformas aleja a la gente de la lectura», un hábito que «exige concentración y atención», ha concluido ese escritor que como articulista posee los premios González Ruano y Mariano de Cavia. EFE