Segovia (EFE).- Programa en mano, los visitantes callejean por Segovia deseosos de disfrutar de Titirimundi, el Festival Internacional de Teatro de Títeres que llega este domingo a su ecuador con prácticamente todas las entradas agotadas, en busca del casi medio centenar de espectáculos programados para esta jornada primaveral.
La primera parada obligada es en el Azoguejo, donde a los pies del Acueducto el gran Carrusel Magique ejerce de puerta de entrada a Titirimundi. El carrusel, creado en la ciudad sa de Toulouse en 1999, cumple 25 años anunciando el festival, muestra inequívoca de conexión titiritera con Segovia.
“Es muy emocionante venir a Segovia después de tanto tiempo. Nos vienen muchos sentimientos porque año tras año vemos cómo nuestros hijos van aprendiendo el idioma, y nos vamos enfrentando juntos a lo que nos pasa en nuestros viajes”.
Quien así habla es Lloris, exponente de la segunda generación de ‘La Magique’, y responsable de que esta tenga parada obligada en Segovia, con cientos de viajes a sus espaldas por Francia, Bélgica, Inglaterra, Portugal y España, montando y desmontando su carrusel como antes lo hizo su padre.
Con materiales básicos como madera, cuero, vidrio, plumas, acero, hierro, estaño y cobre, unidos a elementos extraídos de diversas piezas de chatarra, cada elemento del carrusel despliega la ilusión de los niños.
Sus animales fantásticos desafían a la imaginación y cada personaje y carricoche dispone de diversos elementos que pueden ser activados por quienes se suben a ellos, libres de fantasear con otros mundos y realidades.

Un mundo mágico, un entorno histórico
Traspasada la original puerta giratoria de Titirimundi, los miles de visitantes se dispersan por la ciudad buscando los espectáculos, que se concentran en el casco histórico.
Ascendiendo hasta la plaza de San Martín, la compañía Mutis deleita a los espectadores con su ‘Tutankamón el Niño Faraón’, mientras pocos metros más adelante Hugo e Inés hacen arte con sus manos en su ‘Títere Sapiens’.
Ya en la plaza Mayor, la compañía Pelele Marionettes centra las miradas de propios y extraños.
Son sólo tres ejemplos de las cuarenta y cinco actuaciones que se celebran en Segovia durante el domingo, uno de los días con más actividad de los seis que ocupa Titirimundi, y en el que las altas temperaturas hacen una delicia pasear por Segovia y disfrutar de los títeres, en cualquier forma y expresión.
Aprender de y con los títeres
Sin embargo, no solo de espectáculos vive el festival. La programación cuenta con talleres de creación, como el del tallista Chris Geris de la compañía Plansjet, sobre construcción de títeres de madera, destinado a los alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño.
O el de los trabajos con cartón que se realizan en el Trastero de Lula; y el taller de títeres a cargo de Gabriel Belloni, dirigido a niños a partir de 6 años.
Son precisamente los más pequeños los que disfrutan de ‘Titiricole’, un proyecto educativo que busca potenciar el uso del teatro de títeres en el aula como herramienta pedagógica y fuente de transmisión de conocimiento y valores.
Las obras creadas por los escolares, de veintiséis centros educativos participantes, se muestran también en el Festival de Títeres, como una propuesta más de las dos centenares que componen la oferta cultural hasta el próximo miércoles.EFE