Valladolid (EFE).- La catedral y la iglesia de San Miguel y San Julián, ofrecidas por al arzobispado de Valladolid, se perfilan para alojar temporalmente el valioso legado patrimonial del templo de la Vera Cruz que este pasado martes, dos días después de su cierre tras ser detectadas varias grietas, sufrió el desplome de su cúpula.
A falta de la confirmación de los técnicos de Patrimonio, la cofradía de la Vera Cruz, la más antigua de Valladolid y referente de la Semana Santa, ha aceptado el ofrecimiento del arzobispado para recolocar sus pasos y tallas procesionales más emblemáticos, entre ellos los cincelados en el XVI por el imaginero Gregorio Fernández.
La secretaria de la hermandad penitencial, Beatriz Tovar, y el delegado diocesano de Patrimonio, Jesús García Gallo, han explicado a los periodistas el presumible destino de las tallas mientras esperan las obras de desescombro, limpieza y restauración de una iglesia emblemática en la historia, arte y tradiciones de la capital.
Al tratarse de una talla de culto, la Dolorosa de la Vera Cruz, titular de la iglesia a la que nombra y también de la cofradía, viajará con toda probabilidad a la iglesia de San Miguel y San Julián, de origen jesuita y amplia dimensión.

Distribución y ayudas
Por su monumental tamaño, el paso del Descendimiento (seis tallas más la cruz), encontraría acomodo en la catedral, donde también podrían ir otras dos tallas: el Ecce Homo/Cristo de la Caña (Gregorio Fernández) y la Oración del Huerto (Andrés Solanes), ya que ambas habían sido solicitadas para una exposición, a partir del próximo noviembre, prevista en el principal templo de la diócesis.
Queda por determinar el destino final de otras piezas emblématicas como la reliquia del Lignum Crucis, el Atado a la Columna (Gregorio Fernández) y el paso de La Borriquilla (Francisco Giralte), ya que otras tallas e imágenes que también atesora la cofradía se encuentran en otras dependencias.
Para todo este procedimiento, tanto la cofradía como el arzobispado de Valladolid han solicitado a la Junta de Castilla y León el apoyo de técnicos de profesionales cualificados para realizar los traslados en las debidas condiciones de seguridad, además de los pertinentes peritajes tanto previos como posteriores.

El día después
«No ha habido día después», ha matizado a los informadores la secretaría de la cofradía, porque desde el desplome de la cúpula ocurrido sobre las 13:40 horas de este pasado martes «no hemos parado ni dormido», pendiente también de la consecuencias que las tormentas y lluvias intermitentes anunciadas podían acarrear al templo.
Lejos de perjudicar, la tormenta de granizo caída esta madrugada en Valladolid ha beneficiado al humedecer el ambiente y los escombros depositados tras la caída, desde una veintena de metros, de la cúpula y la linterna (sólo queda el arranque del tambor), que ha dejado en el crucero un hueco con una luz aproximada de diez metros.
«La lluvia ha aventado el polvo y ya hemos podido ver los colores» de las tallas, que «nunca han corrido peligro», ha precisado la portavoz de la hermandad, quien confía en que para la próxima Semana Santa (13 al 20 de abril de 2025), la situación haya podido ser reconducida para que la Vera Cruz vuelva a ser protagonista: «Confíamos mucho en el trabajo de todos», ha apostillado.
Desescombro
Los trabajos de desescombro aún no han comenzado debido a la existencia aún de riesgos de desprendimientos desde el tambor (arranque de la cúpula), pendiente de apuntalar antes de iniciar la limpieza y la posterior itinerancia de las imágenes que deberá disponer ahora de un proyecto y licencia de obras del que demorará aún más el inicio y la duración de los trabajos.
Este derrumbamiento ha obligado a modificar las condiciones istrativas que el Ayuntamiento había aprobado inicialmente para estas obras de restauración, ya que las actuaciones de urgencia para apuntalar, cubrir y reponer exigen ahora una licencia de obra con un proyecto de rehabilitación.
El expediente previo fue registrado a través de una Declaración Responsable de Obra y Usos (DROU), una figura para trabajos menores que permite «agilizar tiempos y facilitar a la empresa no tener que esperar al lento proceso de tramitación istrativa y revisión del mismo como sí tiene que tener los que necesiten licencia de obra», ha explicado a los medios el concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona.
El edil ha defendido en todo momento a la empresa constructora: «Ha actuado como se debe», en la que «no ha existido ningún tipo de negligencia» y que con su proceder «ha evitado daños personales y al patrimonio irreparables».
La iglesia fue cerrada al culto y a las visitas apenas dos días antes del desplome total de la cúpula y de la linterna que la coronaba, este pasado martes a las 13:40 horas, momento en el que se encontraban seis operarios en el exterior de la misma y que fue debido, según técnicos y reponsables municipales, a humedades y la posible presencia de hongos en el entramado. EFE