Imagen de archivo de la directora teatral y actriz Marta Poveda. EFE

Marta Poveda empodera a la mujer en la obra inédita que la IA atribuyó a Lope de Vega

Inés Morencia|Valladolid (EFE).- La actriz Marta Poveda ha dado un paso más en su trayectoria y se ha situado en la vertiente directiva para afrontar una obra inédita de Lope de Vega, «La sa Laura» que la Inteligencia Artificial atribuyó al prolífico dramaturgo, y en la que en su opinión ha proyectado el «empoderamiento» de la mujer.

Este próximo martes subirá al escenario de la Corrala del Palacio del Caballero en el festival Olmedo Clásico, tras haber sido estrenada en noviembre del pasado año, y que Poveda está segura de que «será recibida con mucho interés porque es un texto muy bello, con un tema tan actual como es la violencia de género».

Imagen de archivo de la directora teatral y actriz Marta Poveda. EFE

Aunque Lope realiza un alegato a la inteligencia y valentía de la mujer al inicio de la obra, para tratar de solventar una situación tremendamente dramática y cruel, el final no era acorde a la idea de la directora teatral sobre lo que debería ser la felicidad de la protagonista, razón por la cual ha hecho «un giro» interesante bien acogido por los espectadores, explica en una entrevista con EFE.

Laura, interpretada por la propia Poveda, ha de enfrentarse no solo a un acosador -el delfín de Francia- que se enamora de la protagonista, sino a su propio marido, el conde Arnaldo, quien ciego por los celos que le infunde un príncipe que trata de quedarse con Laura, quiere matarla al creer que esta le ha sido infiel.

Tránsito emocional

El objetivo de Marta, como directora de la pieza de Lope, ha sido «recorrer el tránsito emocional de la mujer y apelar al público, hacerle reflexionar, porque no deben ser meros receptores ni recibir una lección sino que pueden responder por sí mismos a las preguntas que se les lanzan».

«Puesto que me he sentido muy identificada con Laura, aunque este papel no lo iba a hacer yo en un principio, no podía terminar la obra con ese final feliz impuesto por los criterios de la época, de que Laura siguiera casada con la persona que la ha querido matar y, por eso, decidí darle un giro inusual», ha explicado.

Ha sido un trabajo duro, desde el punto de vista profesional, con ese desdoblamiento de directora/actriz, y también desde el punto de vista psicológico, ya que esta obra «hace pensar que, a pesar de los cientos de años que han pasado, se mantienen las mismas estructuras sociales, aunque ahora se tengan más herramientas para defenderse».

Sometidas

En este sentido, ha reconocido que es «muy triste y muy frustrante que las mujeres sigan sometidas, a pequeña o gran escala, a toda esa manipulación machista, que hace creer que una está loca por expresar sus sentimientos, por pedir y reclamar, por querer ocupar el sitio que merecen», ha analizado.

«El feminismo está mal entendido por la mayoría, incluyendo a las mujeres, porque nos autoboicoteamos muchas veces y no se entiende lo que es querer ir más allá. No es reclamar una paridad en todo sino tener derecho a levantar la voz y cabrearnos sin que se nos desacredite», ha insistido.

En su opinión, Lope de Vega «fue testigo de esa represión de las féminas, más acrecentada en aquella época y, con las herramientas de las que disponía, defendía y apostaba por esa capacidad de las mujeres para buscar soluciones y por su inteligencia para superar las dificultades».

Dignidad y libertad

Y por eso, Laura se ve obligada a acudir a «estrategias soterradas para defender su dignidad y su libertad» porque el resto de la sociedad le recriminaba su actitud y la señalaba como culpable de enamorar a unos y de encelar a otros, cuando en realidad era la víctima del machismo, de ese intento constante de tener controlada a la mujer.

Puesto que, por dificultades técnicas, la puesta en escena ha tenido que adaptarse al escenario olmedano, esta será «más sencilla y limpia aún», por lo que el foco de atención estará en la interpretación, en un Agus Ruiz al que solicitó Poveda participar de esta obra, y el resto del elenco, que «ha realizado un gran trabajo físico para transmitir pasión y poner todos los sentidos».

Dirección compleja

A pesar de lo «complejo» que ha sido situarse en la dirección de esta obra, Poveda está deseando seguir en esa línea, y ya tiene alguna propuesta sobre la mesa con el deseo de «seguir aprendiendo, arriesgando, y aportar esa parte creadora que apetece mucho».

Su rebeldía, y esa indignación que empuja a reaccionar, hablar y actuar en consecuencia, es la que le llevó a denunciar a Lluís Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico desde 2019, por presuntos cobros irregulares, y abrir la «caja de pandora» para frenar ese abuso de poder.

Gracias a esa denuncia ya se han tomado medidas y se le ha impedido a Homar interpretar papeles -ya que esto no estaba incluido en su contrato como director de la CNTC- y se ha iniciado una investigación para ver qué ha pasado durante estos años.

«Creo que lo primero que debería hacer es dimitir, por responsabilidad, y tanto el Ministerio de Cultura como el INAEM deberían intervenir, porque esto no favorece el movimiento cultural ni fomenta un buen constructo del mismo. Hace falta hacer un buen barrido, cambiar estructuras y hacer las cosas con amor», ha concluido. EFE