El fotógrafo madrileño José Antonio Carrera, después de registrar con su cámara los momentos, las miradas, los paisajes y la arquitectura de Nueva York, Cuba, Venezuela, Kenia o Mauritania, detiene su mirada en la comarca de Tierra de Campos para mostrar la belleza de un paisaje en el que los tradicionales palomares se funden con la tierra EFE/ Almudena Álvarez

De rascacielos a palomares, José Antonio Carrera posa su mirada en Tierra de Campos

Almudena Álvarez |
Castromocho (Palencia) (EFE).- Después de registrar con su cámara los momentos, las miradas, los paisajes y la arquitectura de Nueva York, Cuba, Venezuela, Kenia o Mauritania, José Antonio Carrera (Madrid, 1957) detiene su mirada en la comarca de Tierra de Campos para mostrar la belleza de un paisaje en el que los tradicionales palomares se funden con la tierra.

Su interés por la fotografía fue precoz, pero fue la ciudad de Nueva York la que despertó un vínculo del que nunca ha podido separarse y ahora, con tres décadas de experiencia a sus espaldas, pone la comarca de Tierra de Campos en el centro de su último proyecto.

El fotógrafo madrileño José Antonio Carrera junto a su mujer Ana Vázquez, comisaria de sus exposiciones, hablan de su último proyecto fotográfico centrado en la Tierra de Campos castellana y sus palomares. EFE/ Almudena Álvarez

Fotografía por amor

«La fotografía para mi es una pasión y está relacionada con el amor», confiesa en una entrevista a EFE.

Por eso dice que no podría dedicarse a la fotografía profesionalmente, porque su uso profesional la convierte «en una herramienta devaluada» en un mundo desbordado de imágenes.

Él es más de mirar, de observar y volver a mirar. Y para mirar hay que dedicar tiempo y «poner mucho amor, hay que detenerse y observar con cariño».

Nueva York en los primeros trabajos

Recogió ese amor en sus primeros trabajos sobre Nueva York: En Medio del Tiempo y Terminal Station. Después vinieron otros en Cuba, Brasil o Venezuela, donde se adentró en el Alto Orinoco pasando largas estancias con los indios yanomami; en Kenia, Mali o Mauritania, en Rumanía y Egipto, o en el proceso de construcción de la Terminal 4 del Aeropuerto de Madrid, su ciudad natal, que siempre ha sido incapaz de fotografiar, como confiesa.

Y a cada sitio se aproxima de una forma diferente. Lo atestiguan numerosas exposiciones individuales y colectivas. La última En Medio del Tiempo, en el Palacio Quintanar (Segovia) y la Sala Canal de Isabel II (Madrid). Y antes otras en Barcelona y Lisboa, en Frankfurt, Los Ángeles o Valencia.

El paisaje de Tierra de Campos

Hace cinco años posó su mirada en Tierra de Campos y decidió detenerse. «He cruzado por este paisaje infinidad de veces» (tiene familia en Tordesillas y Burgos), asegura. Tenía pendiente la idea de hacer un trabajo en este paisaje «humilde» que no es «espectacular» pero es poderoso en los momentos y en su poder de evocación.

«Este paisaje se cruza en busca de la montaña o la playa, pero muy pocos se detienen. Es de alguna forma un paisaje prescindible, y mi investigación trata de buscar la belleza que tiene y mostrarla», explica a EFE.

En este tiempo José Antonio Carrera y su mujer Ana Vázquez, comisaria de sus exposiciones, han pasado largas temporadas viviendo en Villalpando (Zamora) y en Castromocho (Palencia) para empaparse del contexto en todas las estaciones del año.

Porque José Antonio Carrera entiende la fotografía como «una investigación con un componente antropológico», que le permite convivir, mirar y observar.

Iglesias, trigos, pájaros, cementerios, naves, retablos, colmenas, pacas de paja, rebaños de ovejas salpicando un paisaje infinito de llanuras y lomas protagonizan sus fotografías.

En sus fotos de Tierra de Campos hay de todo, apenas retratos, aunque la mano del hombre se aprecia en cada rincón, asegura Ana Vázquez.

Ella destaca de esta intersección de las provincias de Palencia, León, Valladolid y Zamora «la belleza de los momentos», el poder de evocación que tiene el paisaje en cada tiempo.

Juntos están recorriendo esta comarca que les lleva a otros lugares y otros tiempos. Por eso ven las pacas colocadas en montones sobre el campo como «instalaciones artísticas» en una sala de exposiciones a aire libre, los colmenares de abejas dispuestos como una librería antigua, o un palomar que le trae recuerdos de Mali donde la arquitectura de adobe.

Una mirada personal a los palomares

Si algo predomina en este trabajo es la presencia del palomar, del palomar «como ruina», como un objeto abandonado en un contexto donde no se le da importancia, como un objeto despreciado.

Dice el fotógrafo que fueron estas construcciones de adobe y tapial las que le «anclaron» a esta tierra, las que dieron sentido y contexto a su trabajo. «Cuando caminas alrededor es cuando tienes ocasión de apreciar su atractivo. Para mi son casi como esculturas biodegradables», afirma.

Desde hace cinco años los observa y fotografía en contraposición con otras arquitecturas de barro, con los tractores, las cosechadoras y las naves que almacenan cereal o ganado. En armonía con las eras, la paja y el trigo. «Son arquitecturas vivas, en constante transformación», continúa.

El conjunto de Guaza de Campos, en Palencia, no deja de sorprenderle cada vez que se asoma. Hay conjuntos espléndidos en Torremormojón. En Capillas, en Belmonte de Campos, en Palacios del Alcor. En Tapioles (Zamora) hay un palomar que le «fascina», pero hay otros igual de interesantes en Villafáfila y en Villarrín. Y algunos que han desaparecido en visitas posteriores, dejando solo su huella fundida en la tierra.

Captar la belleza de la decadencia y poner en valor la ruina

Quiere que sus trabajo fotográfico en Tierra de Campos sirva para «dar valor» al paisaje, a los palomares, cuya belleza está precisamente en «la ruina» porque «gracias a la ruina se descubre lo que estaba oculto, la intimidad del palomar».

«Yo trato de captar la belleza de su decadencia, ver cómo esa ruina va volviendo a la tierra, se vuelve a mimetizar con la tierra», continúa.

El resultado, en color y en medio formato, son imágenes humildes, sencillas, simples, que han sido muy buscadas, elaboradas de forma exquisita, que sintetizan cinco años de «mirar, caminar y volver a mirar».

El siguiente paso será seleccionar entre miles de fotografías las que formarán parte de una exposición y una publicación que sintetizarán la mirada de Carrera hacia el paisaje infinito de Tierra de Campos. EFE