El dramaturgo José Carlos Plaza (c) repasa en el Hay Festival Segovia las claves de toda una vida en el escenario.EFE/ Pablo Martín

La palabra y la imaginación, claves actorales, según el director José Carlos Plaza

Javier Martín/Segovia (EFE).- A sus 81 años, el madrileño José Carlos Plaza, uno de los directores de escena españoles más laureados, ha defendido este domingo en su clase magistral en el Hay Festival de Segovia que «sin imaginación, el actor no puede existir», con el lenguaje y la palabra como piedra angular de la actuación en una sociedad en la que parece que «con un emoticono» baste pare comunicarse.

El valor de la palabra y la interpretación de los textos han sido los ejes principales de la clase magistral que el reconocido director teatral ha impartido en el Teatro Juan Bravo de Segovia, en el marco de la decimonovena edición del Hay Festival.

El dramaturgo José Carlos Plaza (i), junto a la actriz Olga Rodríguez, repasa en el Hay Festival Segovia, dentro de una clase magistral, las claves de toda una vida en el escenario, este domingo. EFE/ Pablo Martín

«Hacer suyas las palabras del otro»


Plaza, galardonado en tres ocasiones con el Premio Nacional de Teatro, ha compartido su experiencia y perspectiva sobre el proceso interpretativo de los actores, destacando especialmente su habilidad para «hacer suyas las palabras de otro».

Durante la sesión, ha explorado temas fundamentales como el análisis de los textos, la importancia del lenguaje y los retos que enfrentan los actores al dar vida a las palabras que yacen en el papel.

Plaza ha trasladado que uno de los principales obstáculos para los actores jóvenes en la actualidad es el manejo adecuado del lenguaje, una dificultad aún mayor en una sociedad cada vez más tecnológica, donde los jóvenes ya no utilizan las palabras para comunicarse.

«Con un emoticono les basta»


«Con un emoticono les basta», ha lamentado el director, refiriéndose a la creciente sustitución de las palabras por símbolos gráficos.

Para el director teatral, el uso eficaz del lenguaje es la piedra angular de la actuación, ya que el actor debe enfrentarse a la ardua tarea de transformar un texto escrito en algo vivo y dinámico sobre el escenario.

A su juicio, el desafío requiere no solo de una comprensión técnica de los textos, sino también de una profunda interpretación emocional y simbólica, donde el actor, a través de su formación y talento, debe llenar los vacíos que el texto escrito deja.

La imaginación


«Sin imaginación, el actor no puede existir», ha añadido resaltando que, en el teatro, el guion es sintético, y es el actor quien debe completar las lagunas a través de su interpretación.

Durante la clase, Plaza se ha apoyado en la primera escena de La vida es sueño de Calderón de la Barca, una obra que describió como «metafísica y exquisita», y junto a los actores Olga Rodríguez y Jorge Torres, ha diseccionado minuciosamente el texto para mostrar cómo el análisis detallado puede revelar dimensiones ocultas en las palabras.

Plaza también ha destacado la riqueza y complejidad de los textos de Calderón de la Barca, que están llenos de cambios y transiciones que hacen que cada escena cobre vida.

El papel del silencio


Además, el director ha abordado la relevancia del silencio en el teatro, un elemento que a menudo se pasa por alto, pero que en obras como La vida es sueño adquiere una importancia simbólica.

Y se ha referido al personaje de Clarín, cuya presencia representa ese «silencio» dentro del mundo de la palabra y que, a veces, la ausencia de palabras puede tener tanto peso como las palabras mismas. «En el mundo de la palabra es muy importante la ‘no palabra’, el silencio», ha recalcado Plaza.

Uno de los momentos más reveladores de la clase ha llegado cuando el director ha reflexionado sobre el análisis del texto y su aplicación en el teatro.

Enfoques subjetivos y flexibles


Plaza ha sugerido que el objetivo del actor no es encontrar una interpretación «correcta» del texto, sino una que sea significativa y válida desde su propia perspectiva.

Se trata de un enfoque más flexible y subjetivo, que ofrece a los actores una mayor libertad creativa, permitiéndoles explorar diferentes ángulos y matices de un texto para llegar a una interpretación que resuene con ellos y con el público.

A lo largo de la clase, Plaza se ha mostrado cercano y reflexivo, compartiendo anécdotas y referencias a lo largo de su carrera.

La impronta de William Layton


Se ha reconocido como discípulo del actor, profesor y director teatral estadounidense William Layton, a su juicio «un científico del teatro».

Y ha explicado que la impronta de Layton le ha dejado una huella profunda en su manera de trabajar y de entender el arte dramático.

En la visión de Plaza, el teatro no es una ciencia exacta ni se rige por axiomas fijos; más bien es un campo lleno de incertidumbres y retos, donde cada puesta en escena es única y está abierta a la interpretación.

«El teatro no es ley»

«El teatro no es axioma, no es ley, y por ello siempre vivimos en la inseguridad», ha defendido.

El cierre de la clase ha sido un homenaje a la palabra misma, en el que Plaza ha invitado a sus dos actores a leer un fragmento de «Confieso que he vivido», las memorias del poeta chileno Pablo Neruda, que alterna texto y verso y que ejemplifica el poder y belleza de la palabra.

Para José Carlos Plaza, las palabras no son solo un medio de comunicación, sino el alma misma del arte dramático, y su manejo adecuado es lo que convierte a un actor en un verdadero profesional.

«El actor no nace, sino que se hace porque es un profesional», ha concluido, incidiendo en que la formación, el estudio y la dedicación son esenciales para aquellos que desean triunfar. EFE