Almudena Álvarez|Palencia (EFE).- Cincuenta retratos tomados por la fotógrafa madrileña Sofía Moro a víctimas y verdugos de conflictos bélicos invitan en Palencia a empatizar, a no juzgar sin conocer, a escarbar en cada historia y a batallar en otra lucha, la de los Derechos Humanos.
La fotógrafa Sofía Moro (Madrid, 1966), ganadora del Premio Nacional de Fotografía Piedad Isla en 2023, ha presentado este miércoles su exposición Fotografías, organizada con motivo del premio fotográfico concedido en reconocimiento a su meritoria trayectoria.
Moro se ha reconocido emocionada con la exposición que muestra desde este hoy y hasta el 24 de noviembre en el Centro Cultural Provincial de Palencia trabajos que se han visto en muy pocas ocasiones y que trasmiten en su conjunto su constante defensa de los Derechos Humanos a lo largo de 50 fotografías, la gran mayoría retratos y una reproducción en el suelo de una celda del corredor de la muerte.

La presidenta de la Diputación de Palencia, Ángeles Armisén, ha recordado el compromiso que conlleva el premio de fotografía Piedad Isla, creado como homenaje a la fotógrafa palentina fallecida en 2009, «por lo que significa Piedad y su fotografía para el mundo rural, la Montaña Palentina, la provincia de Palencia y el mundo de la fotografía».
Ha sostenido que el compromiso de Piedad Isla se repite en la persona de Sofía Moro, una fotógrafa documental comprometida con los derechos humanos a la que Armisén se ha referido como «unos ojos de la realidad social por el cambio».
Escuchar antes de juzgar
Moro ha explicado en declaraciones a los periodistas que el sentido de la muestra se resume en el título «Ellos y nosotros» de su primer trabajo, con el que se abre la exposición en Palencia, y que tiene mucho que ver con la empatía, con la capacidad de ponerse en el lugar del otro para entender antes de juzgar sin criterio.
«La fotografía me ha enseñado que hay que ser muy cuidadosos a la hora de juzgar a la gente. Hay que escuchar las historias hasta el final. Hay que entenderlas para tener una opinión sobre la gente», ha manifestado esta fotógrafa independiente especializada en reportaje y retrato editorial y autora de más de 20 reportajes de portada y más de 100 retratos publicados en revistas.
Ha explicado que no juzgar es una enseñanza que ha aprendido de la fotografía y de cada testimonio y relato que ha fotografiado, del verdugo bielorruso, o de Leandro, el gallego que participó en la Guerra Civil española; de José Ferrero, el militar mutilado, de la maestra nacionalista Matilde Escudar o del distinguido cirujano Moisés Broggi.
También están el piloto alemán de la Luftwaffe o el marroquí que sigue cobrando una pensión española de tres euros al mes; el médico de la legión Condor Heinrich Newmann y Abelino, el soldado que había sido pastor toda su vida.

Luces y sombras
«Hay que escuchar a las personas, conocer la historia completa antes de juzgarlas», ha insistido la fotógrafa acostumbrada a escarbar en la relación entre la memoria colectiva y la individual, a mostrar las luces y las sombras de los acontecimientos, de los lugares, de las personas.
Con su cámara ha registrado las voces de supervivientes de la Guerra Civil española y de la dictadura franquista, pero también de hombres encarcelados en el corredor de la muerte, a veces de forma injusta como Ray Krone, condenado erróneamente a la pena de muerte, o de uno de los jueces que condenó a muerte a Iwao Hakamada, un japonés que tiene el honor de ser la persona que más tiempo ha estado en el corredor de la muerte, y de las otras víctimas colaterales, sus mujeres, madres y hermanas.
Sofía Moro ha reflexionado en como refuerza con cada imagen rechazar los juicios de valor, frecuentes y muchas veces injustos e inexactos porque se hacen sin conocer a la persona y las circunstancias que la rodean, y ha animado a ponerse en el lugar de los otros, en el momento en que sucedieron las cosas.
Exentas de juicios, sus imágenes cuentan historias, de vidas, de bandos, de hombres y mujeres, españoles y extranjeros, militares y civiles, médicos y enfermeras, que vivieron la Guerra Civil Española y otras guerras, que sufrieron sus consecuencias, que fueron golpeados de una forma u otra por la violencia y que sobrevivieron para contarlo ante una cámara capaz de resumir toda una vida en una sola imagen. EFE