Valladolid (EFE).- Mucha gente duda de que se haya cumplido la ‘profecía’ del ‘saldremos mejores’ de la pandemia de covid pero, cuando se cumplen cinco años desde el primer diagnóstico en Castilla y León, lo que resulta indudable es que esa enfermedad que atenazó la vida ha dejado numerosos cambios en la planificación, los hábitos, las costumbres y las dinámicas diarias, también en esta Comunidad.
Ya nadie mira raro a alguien que lleva puesta una mascarilla en un hospital o un centro de salud, los ciudadanos confían en que el acopio de material sanitario para futuras crisis sea suficiente, el teletrabajo se ha abierto paso y hasta ha atraído a pequeños pueblos a ‘urbanitas’ en busca de tranquilidad y los restaurantes han visto cómo sus terrazas de ‘tardeo’ son un filón también en invierno.
Son solo algunos de los cambios que se observan en la sociedad de Castilla y León, que sufrió la pérdida de miles de vidas, el cierre de negocios y que ahora convive con nuevos conceptos de residencias, de formas de atender a los pacientes, de una forma de enseñar más tecnológica y hasta con nuevos saludos heredados de aquellos momentos en los que besarse, abrazarse o darse la mano era un riesgo para la salud.
Residencias
El paso de la covid por las residencias de mayores y dependientes de Castilla y León ha dejado una mayor comunicación con las familias de los residentes, informándoles de qué se hace; más formación a los trabajadores y un modelo de pequeños hogares, de unidades de convivencia, que estaba ya en marcha pero que la pandemia ha acelerado en su implantación, según explica a EFE el presidente de Federación Castellano-Leonesa de Residencias de la Tercera Edad, ACALERTE, Diego Juez.
Frente a las críticas de los partidos de la oposición política, que no creen que este modelo de residencias prevenga futuros problemas en situaciones similares a las de 2021, Juez defiende que no hay ninguna sentencia en la que se haya declarado culpable a una residencia por lo sucedido durante la pandemia, e incide en que «no son hospitales, son hogares».
La Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades ha explicado a EFE que tras el fin de la crisis sanitaria de la covid ha quedado una guía ante situaciones extraordinarias por causas de salud pública, aplicable a todos los centros residenciales de atención a personas mayores y personas con discapacidad.
Y está la nueva ley autonómica de residencias, aprobada en abril de 2024, que recoge que los centros deberán garantizar la existencia, en buen estado, del material y equipos de protección individual determinados por los servicios de prevención de riesgos laborales en aplicación de la correspondiente normativa, que les permita hacer frente a esas situaciones extraordinarias durante, al menos, un periodo de cinco semanas.
Incide además la ley en una mayor información de las residencias a las familias, un incremento de asistencia a los s en caso de problemas de salud pública, un plan anual de formación y la existencia de un profesional de enlace para la coordinación permanente con el sistema de salud.
Más camas UCI, una BIO UCI y consultas telefónicas
En el apartado de Sanidad, la covid ha dejado una ampliación de las camas de UCI en los catorce hospitales públicos de Castilla y León o las consultas telefónicas en Atención Primaria.
Además el Río Hortega de Valladolid cuenta con una de las pocas BIO UCI que hay en la sanidad pública española, de aislamiento de alto nivel, y de referencia autonómica, para hacer frente a la aparición de nuevos gérmenes de alta contagiosidad y letalidad.
Y se mantienen los respiradores añadidos durante la pandemia y una mayor dotación de equipos de protección individual (EPI), explican a EFE desde la Consejería de Sanidad.
Además, hay un mayor número de dispensadores de gel para el lavado de manos; y se mantienen los planes de contingencia, los protocolos y la mayor coordinación entre los niveles de Atención Primaria y Hospitalaria, en cuyos centros ya no resulta extraño el uso responsable de mascarilla para evitar contagios de todo tipo de enfermedades infecciosas. «Estamos mejor preparados», resumen desde la Consejería con una visión que no comparten los partidos de la oposición y algunas asociaciones de pacientes.
¿Oportunidad para el medio rural?
La pandemia descubrió las oportunidades del teletrabajo y, con ellas, redescubrió el medio rural, donde muchos ciudadanos recalaron desde las grandes ciudades buscando un entorno más amable en el que pasar las restricciones de la covid-19. El primer paso de un movimiento que ha permitido asentar población en algunos pueblos, con jóvenes y familias que han decidido construir en ellos su futuro personal y profesional.
Carlos Gallo, presidente de la sociedad de promoción de la provincia de Burgos SODEBUR, ha reconocido a EFE que tras la pandemia ha habido un incremento de habitantes en el medio rural pero también en creación de empleo, asentamiento de empresas y cobertura de servicios que estaban al bordo de la desaparición.
La casa de los abuelos
Ha llegado gente joven, en fórmula de teletrabajo, que ha decidido trasladar su empresa o montar su oficina “en la casa del abuelo”, pero también familias que se han trasladado para reabrir los bares y cantinas de los pueblos o cubrir puestos de trabajo en empresas que, hasta ahora, habían tenido muchos problemas para encontrar empleados.
Por su parte, Ramón Pradera, fundador de la Plataforma «Vente a vivir a un pueblo», ha apuntado que esta dinámica ha desembocado también en la proliferación de centros de ‘coworking’, pues el teletrabajo en pandemia fue la chispa que ha prendido la reactivación del medio rural.
“La pandemia hizo que la gente empezara a ver los pueblos con otros ojos”, ha insistido, recordando que su plataforma nació en 2020 para ofrecer información de servicio a los que querían irse a un pueblo, información tan básica como el tipo de conexión a internet, dónde están los supermercados, si hay colegio o instituto y a qué distancia está el centro de salud.
Teletrabajo
De un día para otro muchas empresas bajaron la verja; muchos negocios, grandes y pequeños, tuvieron que aplicar Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y miles de trabajadores tuvieron que trasladar la oficina a casa.
El teletrabajo o trabajo a distancia es uno de esos cambios forzados por la pandemia que vino para quedarse en nuestra sociedad, aunque el porcentaje de trabajadores con esta modalidad de trabajo ha ido menguando a medida que se relajaban las restricciones.
Así, como demuestra el estudio sobre el teletrabajo que elaboró el Consejo Económico y Social (CES) en 2023, la covid empujó a las empresas a instaurar el trabajo a distancia pero no en su forma íntegra, sino un modelo híbrido por el cual los empleados pueden desempeñar desde su casa algunos días de su jornada semanal, lo que ha favorecido la conciliación laboral y familiar.
Algo que confirma, por ejemplo, los más de 4.500 desplazamientos por tren que trabajadores realizan entre Valladolid y Madrid y que se ven reducidos ciertos días por el teletrabajo, que ha desplazado del viernes al miércoles el día de más tráfico entre ambas ciudades, según han trasladado a EFE los Ayuntamientos de Valladolid y Madrid.
Cambios en nuestros hábitos
Las conferencias por Zoom, el tardeo frente las discotecas de altas horas, guardar un paquete de mascarillas en el botiquín de casa o saber planificar una rutina de ejercicios son esos hábitos que adquirimos durante la pandemia y que no se han ido de nuestras vidas.
«Antes era impensable estar en pleno noviembre tomando un café en una terraza de la Plaza Mayor, hoy casi lo buscamos», resume a EFE el presidente de los hosteleros de Valladolid, Jaime Fernández, que asegura que los datos de facturación de la hostelería acreditan que el ‘tardeo’, es decir, quedar para comer y alargarlo después con unas copas, ha desbancado a las cenas y a las discotecas.
Aunque eso tiene también su parte «negativa» para la hostelería, que ha visto como los turnos de cenas han descendido en la era postcovid, aunque las comidas y las copas de después han sabido rellenar ese hueco: «La gente se dio cuenta de que esto son dos días y hay que disfrutar sin mirar mucho la cartera», reflexiona Fernández.
Una educación más tecnológica
La pandemia también ha acelerado en Castilla y León la implantación de las nuevas tecnologías en las aulas como protagonista esencial, no sólo como un instrumento auxiliar en caso de incidencia, como fue el cierre de colegios durante el primer semestre de 2020 y el sucesivo confinamiento de aulas hasta el control del coronavirus.
Cinco años después de la declaración oficial de la pandemia, el 85 por ciento de los centros educativos de Castilla y León dispone de una plataforma en línea de aprendizaje; el 96 por ciento de alumnado dispone de un ordenador en casa apto para el estudio y el 98 por ciento de los hogares cuenta con a internet, según los datos de la Fundación Cotec para la Innovación.
Desde hace años la Consejería de Educación desarrolla cursos de formación y adiestramiento en las nuevas tecnologías dirigidos a los docentes que, en un 78 por ciento de los consultados por la Fundación Cotec, reconocen estar preparados para el uso de dispositivos digitales.
También en las aulas se ha notado un ligero descenso en las ratios de alumnos, heredado de un momento como la pandemia en el que las distancias entre las mesas era otro elemento más de protección para la salud y que, en términos formativos, se ha convertido en un aliado para que haya menos estudiantes por clase.EFE