Valladolid (EFE).- La ingeniera vallisoletana Elena García Armada ha sido distinguida este lunes con el Premio Castilla y León de Investigación Científica y Técnica e Innovación del 2024 por su trayectoria y excelencia investigadora, ya que fue el cerebro que lideró el equipo del CSIC que creó el primer exoesqueleto pediátrico del mundo.
El jurado ha acordado, por unanimidad, concederle este galardón «por su destacada trayectoria científica, reconocida tanto nacional como internacionalmente, y por la excelencia de sus investigaciones en el ámbito de la robótica y en el diseño y fabricación de exoesqueletos y dispositivos destinados a mejorar las facultades físicas, a contribuir a la rehabilitación y a aumentar la movilidad de niñas y niños que sufren enfermedades neuromusculares degenerativas».

Hace dos años, el 29 de marzo del 2023, Castilla y León estrenaba el primer exoesqueleto pediátrico que llegaba a la sanidad pública de esa comunidad, que permitió ver caminar a Lola, uno de los tres pequeños que probó ese ingenio en el Clínico de Valladolid, con la mirada atenta entonces de la ingeniera vallisoletana Elena García Armada, el cerebro que lideró el equipo del CSIC que ha creado ese primer exosesqueleto pediátrico del mundo.
García Armada nació precisamente en el Clínico de Valladolid en 1971, según recordó ella misma en ese momento; su madre es doctora en Física, y profesora de Universidad y su padre era catedrático de Electromagnetismo.
El reto de Elena García: crear algo de la nada y programarlo
Estudió en la Universidad Politécnica de Madrid; y dentro de la ingeniería, le atrajo la robótica porque ésta supone crear algo de la nada y programarlo.
Ese exoesqueleto biónico se dirige a niños con atrofia muscular espinal, enfermedad degenerativa que afecta a cerca de 2.000 menores en España.
El jurado ha resaltado este lunes su capacidad de innovación y el valor de las aportaciones de la ingeniera vallisoletana, «al poner su actividad al servicio de la investigación biomédica desde el ámbito de conocimiento de la ingeniería, así como su proyección social y económica reconocida en el valor de las patentes obtenidas, y destacando también la creación de una empresa que desarrolla y pone en práctica los proyectos y resultados de su investigación».
Por último, también ha valorado «el gran impacto social y la contribución de la galardonada a los valores de la Comunidad, cuyo fomento promueven los Premios Castilla y León, por su aportación a la dignidad humana, a la igualdad y a la no discriminación por razón de discapacidad».
Catedráticos e investigadores
En dos ocasiones fue declarada desierta esta categoría, una en la edición de 1987 y la otra en la de 2019 debido a la pandemia del coronavirus. Fue una de las cuatro fundacionales de los Premios Castilla y León, en 1984, junto a las de Letras; Artes; y Ciencias Sociales y Humanidades.
Catedráticos e investigadores, directores de laboratorios e institutos propios o de otras de otras entidades conforman la relación de distinguidos que abrió Joaquín de Pascual Teresa, fallecido en 1998, catedrático de la Universidad de Salamanca y estudioso de la química de los productos naturales.
Otros galardonados han sido el médico, psiquiatra y humanista Pedro Gómez Bosque (1988); el ingeniero aeronáutico Amable Liñán (1994); el matemático Jesús María Sanz Serna (1997); el nutricionista Tomás Girbés (2002); el grupo industrial de componentes del automóvil Antolin (2017); y el fundador del Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA, José Carlos Pastor (2015).
El último ganador ha sido la bióloga Eva Hernando (2023), investigadora oncológica con laboratorio propio en Estados Unidos.
Siguientes fallos
La Investigación Científica y Técnica e Innovación forma parte de las siete modalidades en que se estructuran los Premios Castilla y León 2024, que serán entregados en una fecha próxima al 23 de abril, en un lugar aún por decidir, durante los actos institucionales del Día de la Comunidad.
A partir de la edición de 2015 absorbió la modalidad de Protección al Medio Ambiente, que desapareció como tal después de haberse creado en 1989 con el biólogo José Antonio Valverde, fundador de la Estación de Doñaña, como primer ganador de una serie que finalizó en 2014 y que distinguió, entre otros, a la Fundación Oso Pardo (1996), al Seprona de la Guardia Civil (1999) y al biólogo Miguel Delibes de Castro (2001).
Hasta el momento, además de la categoría de Investigación Científica y Técnica e Innovación, han sido falladas las de Letras (Juan Antonio González-Iglesias), Valores Humanos y Sociales (María Caamaño); de Deporte (Enrique Pascual Oliva) y de Artes (Dora García).
Durante las próximos días se conocerán los distinguidos en las categorías de Ciencias Sociales y Humanidades; y Tauromaquia. EFE