Girona (EFE).- La nueva propietaria de Edicions de la Ela Geminada, Laia Regincós, es una defensora de las editoriales independientes, que cuenta pese a su juventud con una trayectoria destacada y que ha llegado a la conclusión de que, en la actualidad, «la gente quiere libros que no te hagan pensar».
Regincós estaba al frente de la empresa desde 2018 y, con ese bagaje, que incluye otras actividades complementarias relacionadas con la escritura, analiza en una entrevista con EFE el momento actual de un negocio que se ha visto obligado a combatir a un gigante en forma de pantalla.
«Es una gran guerra, pero tenemos que aprender a convivir, aunque es verdad que las pantallas quitan mucho tiempo, a mí me ha pasado, hubo una época en que, antes de ir a dormir, no leía como había hecho siempre, me ponía a ver series, pero pensé que tenía que parar, me quité todas las plataformas y recuperé el hábito perdido», reconoce.
Confía en que, «al final, se encuentre la manera de atraer la atención de la gente, porque, detrás de los libros, hay mucho trabajo» y reitera esa búsqueda que realiza el lector de argumentos planos.
«Quiere historias que no pongan en situaciones incómodas ni generen rechazo, algo que no te obligue a pensar, pero me pregunto en qué momento se dejó de tener en cuenta que la literatura también incomoda», añade.
Libros divertidos y que hacen pensar
De inmediato, puntualiza que hay libros «divertidos y que hacen pensar» y entra en ejemplos vividos, en este caso desde una de las colecciones de su editorial, la que pone el foco en el erotismo, Idil.lis.
Según que pasaje con carga sexual, generaba incomodidad en el lector, que así se lo expresaba, sin que Laia Regincós entienda que alguien se vea sorprendido cuando el autor lo pone en ese tipo de tesituras.
«Lo había visto con las series, gente que no quería ver cosas fuertes, pero con los libros no lo esperaba y veo que sí», ite.
Respecto a Edicions de la Ela Geminada, explica que publican diez o doce títulos año y enarbola la bandera de las editoriales independientes.
«Los grandes grupos es importante que existan, pero también hay que contar con un tejido de independientes y que no sean solo las grandes empresas las que digan qué se publica y qué no», precisa.
Para Regincós, es «importante mantener esta diversidad», que tendrá parcialmente en sus manos como propietaria y que abonará con cambios que evidencien la nueva etapa con ella al frente.
El principal será una nueva colección de narrativa contemporánea que arrancará antes de navidad y que permitirá salir de los clásicos, «porque hay también una cara divertida de la edición que es tratar con autores vivos».
La conocieron con Idil.lis y, ahora, quieren dar el paso definitivo, aunque planea algún otro cambio como una revisión del diseño de las colecciones troncales.
Defensa de las editoriales independientes
Todo eso le da pie a entrar de nuevo en la salvaguarda de las editoriales independientes y a reivindicar que solo a ellas les compra libros cuando se pone el traje de lectora.
«Creo que si me ofrecen algo es por algo, que detrás hay alguien que ha pensado muy bien porqué hacer ese libro y no otro, que tiene ganas de que yo tenga ese producto en las manos», sostiene.
Considera por lo tanto que el editor de ese tipo de empresas «da mucho más la cara» que el de un gran grupo y busca aliados en libreros y bibliotecarios por su papel de prescriptores.
De los libros publicados por ella que le hayan sorprendido por el éxito de ventas, destaca entre los más recientes ‘Els sofriments del jove Werther’ de Johann Wolfgang Goethe, «un clásico del romanticismo alemán que ha tocado al lector, porque lo he visto muy replicado en redes».
Lo que no se ve algún día Laia Regincós es como autora: «Tengo una mente horrible para la imaginación. He escrito artículos, reportajes y si tengo claro lo que tengo que decir, fantástico, pero con inventar me pierdo, aunque da igual, porque ya hay gente que lo hace muy bien».
Edicions de la Ela Geminada tiene su sede en Salt (Girona), sus profesionales son de la provincia, apuestan por llevar la literatura, en su caso en catalán, a la periferia y abogan por la descentralización del sector. EFE