Las decenas de chabolistas que viven en tres asentamientos del barrio barcelonés de Vallcarca temen que el ayuntamiento los desaloje y aseguran que no les están dando alternativas para abandonar unos solares que no están exentos de polémica entre los vecinos.En la imagen, aspecto de uno de los asentamientos. EFE/Quique García

Los chabolistas del barrio barcelonés de Vallcarca temen un desalojo: «No nos dan alternativas»

Àlex Gutiérrez Páez

Barcelona, (EFE).- Las decenas de chabolistas que viven en tres asentamientos del barrio barcelonés de Vallcarca temen que el ayuntamiento los desaloje y aseguran que no les están dando alternativas para abandonar unos solares que no están exentos de polémica entre los vecinos.


Entidades locales, como la Asociación Vecinal Som Barri, el Sindicato de Vivienda de Vallcarca o la Asamblea Libertaria Heura Negra, han contabilizado una setentena de chabolistas en los tres asentamientos del barrio.

«Estamos estresados, no sabemos dónde ir ni lo que va a pasar», cuenta en declaraciones a EFE Florina, una mujer de 42 años que hace cuatro que vive en uno de los dos asentamientos de la avenida de Vallcarca, en la confluencia con la calle de la Argentera, con su madre, unos primos y varios amigos.

Algunos de ellos llevan ocho años viviendo en esos asentamientos, situados en unos solares en los que tiempo atrás había un bloque en el que vivía Florina, quien asegura que los dos lugares en los que ha vivido antes de moverse a las chabolas «fueron derrumbados por el ayuntamiento».

«Poco es mejor que nada, aquí por lo menos tenemos un techo para protegernos de la lluvia», se resigna Florina.
Alerta de que tanto ella como algunos compañeros se han apuntado a cursos para insertarse laboralmente, en su caso de limpieza e informática, pero señala que, cuando se dispone a buscar trabajo, la descartan como candidata cuando se dan cuenta de que vive en un asentamiento irregular.

«Nos hacen sentir unos criminales, nunca hemos tenido alternativas. La semana que viene empiezo otro curso. Cada año intento hacer uno o dos cursos», relata Florina.

Miedo al desalojo

Este pasado miércoles, la Comisión de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona aprobó una proposición del PP, con los votos favorables de Vox y Junts y la abstención del PSC, que instaba al gobierno municipal a desalojar el campamento «sin dilación».

Sin embargo, el día siguiente, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, aseguró que el desalojo no sería inminente: «Estamos estudiando en qué situación están las personas que viven en el asentamiento para acompañarles, porque el objetivo es que tengan una casa digna. El desalojo no es inminente, no hay fecha», destacó.

No solo hay fuerzas políticas en el consistorio favorables al desalojo, sino que en el barrio hay vecinos que viven cerca de los asentamientos y que urgen una solución a lo que consideran un foco de suciedad e inseguridad, aunque con alguna alternativa para los chabolistas.

«Queremos que estas personas tengan una alternativa habitacional digna antes de abandonar las chabolas. Justo delante hay un edificio que pertenece al ayuntamiento y que lleva tres años vacío», subraya a EFE José González, miembro de la Asociación Vecinal Som Barri.

Movilización vecinal

Explica que en los dos solares de los asentamientos de la avenida Vallcarca hubo «una acción especulativa» para construir edificios, pero quedó detenida en la crisis inmobiliaria.

Desde entonces, la movilización vecinal ha frenado los intentos de desalojo de los chabolistas e incluso se ha creado una comisión específica con el Sindicato de Vivienda de Vallcarca y Heura Negra.

«Si no quieren ver pobres, que les den una casa. Hay viviendas y presupuesto, pero falta voluntad política. Los servicios sociales nunca están y lo único que propone el ayuntamiento es policía, limpieza y racismo», denuncia González.

El pasado 11 de febrero, los vecinos de Vallcarca detuvieron el tercer intento de inspección de los asentamientos por parte de una comisión municipal de técnicos.

«La historia de Barcelona está llena de casos como este. Recientemente, ha habido una película multipremiada, ‘El 47’, y Collboni ha entregado una medalla a la familia del protagonista, que era un chabolista. No entendemos por qué les dan medallas a los chabolistas de los años 70 y les dan una patada en el culo a los de ahora», asevera González.

Aspecto de uno de los asentamientos en el barrio de Vallcarca de Barcelona. EFE/Quique García

Muestras de apoyo

Tras años viviendo en estos asentamientos, los chabolistas destacan que durante todo este tiempo han recibido en múltiples ocasiones ayuda por parte de los vecinos del barrio, y recuerdan con especial cariño cómo les trataron durante las fuertes lluvias del pasado mes de noviembre.

«Nos abrieron las puertas de sus casas. Nos llegaba un mensaje de WhatsApp tras otro. Todos nos ofrecían dormir en sus casas, no importaba si nos conocían o no», relata Florina.

A la espera de saber cómo se desencalla su situación y la de las otras decenas de chabolistas que viven en los asentamientos de Vallcarca, advierte de que quedarse en la calle significaría «dormir con mantas, a expensas del frío» y que, en su caso, el hecho de ser mujer hace que no se sienta segura.

«Vallcarca es como una familia para mí. No de sangre, pero lo son más que algunos familiares que no nos apoyan tanto como esta gente: sin pedir nada a cambio y con el corazón abierto», concluye Florina. EFE