Santiago José Sánchez
Barcelona (EFE).- Con el debate independentista fuera de foco, JxCat ha iniciado un reajuste ideológico que le ha llevado a recuperar vínculos con organizaciones patronales, abanderar la lucha contra la multirreincidencia y hacer valer sus siete votos en el Congreso para defender inversiones en Cataluña, asumiendo en cierto modo el papel que en su momento jugó la antigua CiU.
Este reposicionamiento, largamente anhelado por el sector más pragmático de la formación independentista, se consolidó en su III congreso, celebrado en octubre en Calella (Barcelona), en el que Junts apostó por «recuperar la centralidad política y no regalar a otras formaciones» banderas como la seguridad, el crecimiento económico o la inmigración, explican a EFE fuentes de JxCat.
Vínculos con el mundo empresarial
En los últimos meses, JxCat y las organizaciones patronales han experimentado un deshielo, empezando por Foment del Treball, que se reunió en Perpiñán (Francia) con el expresidente catalán Carles Puigdemont en abril de 2024.
Desde entonces, es habitual que JxCat celebre reuniones con entidades empresariales: la última tuvo lugar el miércoles, cuando una delegación de la patronal Cecot se reunió en Bruselas con Puigdemont.
La recuperación del perfil ideológico ha cogido relevancia en el Congreso de los Diputados, donde los siete votos de Junts han sido decisivos, por ejemplo, para tumbar el impuesto a las energéticas, uniendo sus votos, cuando hace falta, con PP y Vox, algo impensable en los años más intensos del ‘procés’.
Taponar fugas hacia PSC y Aliança Catalana
JxCat no tiene problemas a la hora de escenificar este acercamiento al mundo empresarial; de hecho, la plana mayor del partido se reunió con los dirigentes de Repsol en su planta de Tarragona.
«Este giro es lógico. Durante diez años hemos sido un partido ‘ad hoc’ pensado para el proceso independentista y no teníamos musculado el ámbito sectorial», explican fuentes de JxCat, que advierten de que hay partidos que captan votos de Junts por estas vías.
En concreto, mencionan al PSC en materia «empresarial y de orden» y a Aliança Catalana en temas como inmigración o multirreincidencia.
Un legado recuperado en campaña
En la campaña de las elecciones al Parlament en 2024, JxCat reivindicó por primera vez el legado de Convergència, de la que proviene el grueso de sus cargos y militantes. Además, tras la disolución del PDeCAT hace más de un año, Junts ha quedado como la única gran formación heredera de la extinta CiU.
Aunque era habitual que cuadros del partido reivindicasen sin complejos a Convergència, los dirigentes no solían hacerlo en público -y menos en los años de enfrentamiento con el PDeCAT-, hasta el punto de que la expresidenta de Junts Laura Borràs afirmó que nunca había votado a Jordi Pujol.
Pero todo cambió en la campaña electoral: primero, fue Pujol el que anunció su voto por Puigdemont. Después, le siguió Artur Mas en un acto en el Maresme, y finalmente fue el propio Puigdemont quien dijo sentirse «representado» por las políticas de Convergència, formación en la que entró a militar en 1983.
Un partido con diferentes sensibilidades
En el seno de JxCat conviven tres corrientes ideológicas: la liberal, la socialdemócrata y la de izquierdas. La que tiene más peso es la socialdemócrata, aunque la gran mayoría de afiliados no se adscribe a ninguna de las tres, según fuentes de JxCat.
«Estamos intentando construir un partido que pueda acoger a posiciones muy diversas. Intentamos construir posiciones de consenso, pero no es fácil y no todo el mundo lo entiende», agregan las mencionadas fuentes.
Desde la implosión de CiU y la reordenación del espacio de Junts, la indefinición ideológica era una fórmula para agrupar al mayor número de sensibilidades posibles, pero JxCat parece decidida a recuperar el perfil ideológico del partido del que es heredera.