Barcelona, (EFE).- El Hospital Vall d’Hebron de Barcelona ha puesto en marcha la Unidad de Tratamiento Integral de Obesidad Infantil para combatir el incremento de la obesidad entre niños y adolescentes en los últimos veinte años.
En las últimas dos décadas, la obesidad infantil ha aumentado un ocho por ciento, hasta convertirse en la tercera enfermedad crónica que más sufren los niños, solo por detrás del asma y el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), según datos de la Asociación Española de Pediatría. En Cataluña, el 14 por ciento de la población menor de 17 años sufre obesidad y un 20 por ciento, sobrepeso.
«Algunos niños ya muestran problemas de los adultos con obesidad grave, con estados inflamatorios que son el punto de partida de la diabetes tipo II, hipertensión arterial o apneas de sueño», ha explicado el doctor Diego Yeste, del Servicio de Endocrinología Pediátrica de Vall d’Hebron.
Ha remarcado que el 90 por ciento de los niños que llegan a la adolescencia con obesidad la continuarán sufriendo en la vida adulta y tendrán una esperanza de vida entre cinco y diez años inferior a la de sus coetáneos.
Con estos retos por delante, la nueva unidad, que trabaja desde hace un año con un equipo multidisciplinario -endocrinología pediátrica, psicología, rehabilitación, nutrición y fisioterapia-, atiende a 200 jóvenes con obesidad grave en su primer año, con seis nuevas visitas por semana.
Salir del círculo vicioso
Los expertos de la nueva unidad han hecho énfasis en que la obesidad tiene un origen multifactorial, con hasta más de 200 genes implicados en la regulación cerebral del hambre y la saciedad, así como factores ambientales y sociales.
Durante este primer año de trabajo, la unidad ha llegado a recibir pacientes de solo dos años con grados muy severos de obesidad y jóvenes de 12 años que pesan 150 kilos, casos severos que suelen ir ligados a componentes genéticos o sindrómicos.
La ubicación geográfica también es un componente a tener en cuenta: «La tasa de obesidad infantil en el distrito de Nou Barris se aproxima al 30 %, y en aquellos con una posición más acomodada, como Sarrià-Sant Gervasi, tiene una incidencia del 3 %», ha detallado Yeste.
La nueva unidad de obesidad infantil recibe pacientes pediátricos que, generalmente, presentan cuadros de ansiedad, depresión y baja autoestima, a menudo por el hecho de sufrir acoso escolar durante años debido a su figura corporal.
«Esta situación les hace desarrollar sentimientos de culpa, inutilidad y rechazo hacia su imagen. Además, evitan la actividad física, hacen un uso abusivo de pantallas y tienen niveles altos de sedentarismo, un círculo vicioso del que es difícil salir», ha señalado Paula Martínez, psicóloga de la unidad.
Todos estos condicionantes se suman, según la especialista, a la presión estética, tanto en redes sociales como en los medios audiovisuales, que muestran «cuerpos delgados que esconden un historial de dietas hipocalóricas no muy saludables».
Grandes ingestas y ayunos de quince horas
En este sentido, Norma Garcia, nutricionista pediátrica especializada en obesidad de la nueva unidad, ha aseverado que algunos de los pacientes no desayunan.
«Muchos de ellos tienen ayunos de unas 15 horas que luego compensan con sobreingestas que no ayudan a la bajada de peso», ha destacado Garcia, quien ha añadido que, por ello, es «imprescindible» contar con la predisposición de la familia porque, en caso contrario, «habrá un alto índice de fracaso».
Javier Sánchez, antiguo paciente de la unidad de obesidad para adultos de Vall d’Hebron, tiene ahora a su hijo Aníbal, de 14 años, en la infantil, y cuenta que es un proceso que le ha ayudado a «comprender por lo que está pasando en la escuela y con los amigos» y a «establecer pautas en las comidas».
«Me operé por esta cuestión y no quiero que mi hijo pase por lo mismo. Son cambios muy radicales y, si podemos ayudarle de otra forma, mejor», ha apuntado.
Primeros fármacos disponibles
Uno de los factores diferenciales a la hora de abordar la obesidad infantil es que existe una primera generación de fármacos que ya se pueden comprar en la farmacia con una receta médica y otros se están estudiando en ensayos clínicos que se pueden ofrecer a los pacientes de la unidad.
Uno de ellos es Wegovy (el mismo que Ozempic, pero con nombre y dosis distintas), que en el caso de que las familias quieran complementar el tratamiento hospitalario y puedan permitírselo, reciben información por parte de los expertos de Vall d’Hebron.
«Nuestra labor en estos casos es informar a las familias de los ensayos clínicos disponibles. Sin embargo, es importante que esa recomendación la de un médico especialista en endocrinología pediátrica», ha subrayado el doctor Eduard Mogas, pediatra y coordinador de la nueva unidad.
Vall d’Hebron está en o con todos los hospitales catalanes para que, en casos concretos, se hagan derivaciones de aquellos con cuadros más complejos. EFE