Barcelona (EFE).- Desde que el quinteto barcelonés Tro se convirtió en pionero, con su primer álbum en 1985, más de 500 grupos han ido poblando la escena de metal en catalán, que actualmente vive una edad de oro, tal y como refleja «Història i poder del mètal català», una suerte de enciclopedia de este género musical.
Editado por Enderrock Llibres, con un total de 607 páginas, este monumental trabajo escrito a seis manos -las de Eduard Cremades, Dani Farrús y Dani Morell- sigue el rastro de una pléyade de bandas de toda la paleta de estilos y subgéneros del metal, surgidas entre 1985 y 2025 y que cuentan con al menos una canción en catalán en su repertorio.
La búsqueda -en algunos casos casi arqueológica- llevada a cabo por los tres autores ha dado como resultado un vasto registro de grupos de los diversos territorios catalanoparlantes: 399 de Cataluña, 57 de la Comunidad Valenciana, 51 de Baleares, dos de Andorra, uno de la Catalunya Nord (en el sur de Francia), siete del resto del Estado español y seis más de otras partes del mundo.
«Estamos viviendo una época dorada del metal en catalán», ha constatado Dani Farrús en la presentación del libro.
Atrás quedan los años en que parecía que Sangtraït -mítica banda de La Jonquera (Girona) en la era de mayor éxito del pop-rock catalán- enarbolaba en solitario la bandera del metal en lengua catalana.
¿Por qué estamos en la edad de oro del metal en catalán?
Bandas como los vallesanos Vidres a la Sang -que musican versos del poeta Miquel Martí i Pol a ritmo de black metal-, Siroll! -que habitan en las profundidades del death metal en Cardona- o el sonido extremo de los barceloneses Ósserp están consiguiendo posicionarse incluso en el panorama metálico internacional.
¿A qué se debe esta eclosión de grupos metal en catalán? ¿Por qué justamente ahora, si en los años ochenta y noventa, cuando el metal gozaba de buena salud en todo el mundo, la lengua catalana era más que marginal en las letras de este género?
Cremades, Farrús y Morell identifican varias razones: el catalán es un «factor diferencial» que ofrecen estas bandas a un público generalmente abierto a matices nuevos; hay también un elemento de «orgullo» al utilizar una lengua que no era nada habitual, lo que provoca que cada vez existan más referentes de prestigio para grupos que se deciden a cantar metal en catalán.
Cerca de 1.300 discos y sencillos
El libro dedica casi la mitad de su espacio a referenciar, mediante fichas, a los centenares de grupos identificados -con sus respectivas discografías en catalán, sus fechas y lugares de origen y sus etiquetas estilísticas-, que han dado lugar a cerca de 1.300 discos y sencillos con canciones en catalán.
Aparte de esta labor enciclopédica, los autores también dedican capítulos monográficos a cuestiones como el ecosistema del metal en catalán -todo el entramado de sellos discográficos, salas de conciertos, estudios de grabación o festivales-, el papel de la mujer en este universo musical o la reivindicación política detrás de algunas de las propuestas analizadas.
Lo que antes algunos consideraban un estilo marginal, solo apetecible para públicos pintorescos con el pelo largo y chupas con tachuelas, ahora experimenta un nuevo auge, con figuras de relieve público que no tienen reparos en reivindicarlo: el presidente del grupo parlamentario de ERC, Josep Maria Jové, recomendó Crisix, Siroll! y Vidres a la Sang desde el atril del Parlament; el líder del PP de Cataluña, Alejandro Fernández, tuiteó un concierto de Metallica en Moscú en 1991; y la mediática cocinera Maria Nicolau ha escrito el prólogo de «Història i poder del mètal català».