Un visitante recorre una de las salas del centro KBr de la Fundación Mapfre en Barcelona, donde una exposición descubre la fotografía naturalista del norteamericano Edward Weston. EFE/ Alejandro García

La fotografía naturalista de Edward Weston se expone en el centro KBr de Barcelona

Barcelona (EFE).- Una exposición descubre en el centro KBr de la Fundación Mapfre en Barcelona la fotografía naturalista del norteamericano Edward Weston, fuertemente vinculada al paisaje y a la historia cultural de los Estados Unidos.

Comisariada por Sergio Mah, esta exposición antológica permite «apreciar una perspectiva única en el proceso de consolidación de la fotografía como medio artístico y su relevante papel en el contexto de la modernidad en las artes visuales», ha explicado el comisario.

Bajo el título ‘Edward Weston. La materia de las formas’, la exposición está concebida como una antológica que recorre las distintas fases de la producción fotográfica del artista, que, en palabras de Mah, destaca por su «extrema simplicidad y originalidad».

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Un estilo moderno

Pionero en el uso de un estilo fotográfico moderno, su recurso a la cámara de gran formato da lugar a imágenes en blanco y negro ricamente detalladas y de una extraordinaria nitidez.

Su pericia técnica y su apego a la naturaleza y la forma propiciaron el desarrollo de un trabajo en el que destacan icónicas imágenes de naturalezas muertas, desnudos, paisajes y retratos.

Para el comisario, las imágenes de Weston resultan imprescindibles para comprender la nueva estética y el nuevo estilo de vida americano que surge en los Estados Unidos de entreguerras.

La muestra, que estará abierta al público desde el 12 de junio al 31 de agosto, está formada por alrededor de doscientas fotografías agrupadas en siete secciones.

El recorrido expositivo se completa con numeroso material de documentación y se concibe desde una mirada europea al legado de la fotografía moderna norteamericana, a modo de contrapunto estético y conceptual al modernismo fotográfico en Europa que emerge con las primeras vanguardias del siglo XX.

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Formación autodidacta

Edward Weston (Illinois, 1886-California, 1958) recibió su primera cámara fotográfica, una Kodak-Bulls Eye Nº2, en 1902 de manos de su padre cuando tenía 16 años y lo primero que puso delante de su objetivo fueron los parques de Chicago.

De formación eminentemente autodidacta, Weston decidió adoptar un camino propio que le llevaría muy pronto a experimentar una profunda insatisfacción con cierta fotografía de estética victoriana aún vigente en la época.

Recuerda el comisario que, desde el principio, sus premisas fueron claras: un rechazo absoluto a cualquier tipo de manipulación o al más mínimo manierismo, una depurada precisión técnica, un sentido compositivo palpable en todas y cada una de sus imágenes y una representación exacta del tema retratado.

De hecho, Weston está considerado uno de los mayores representantes de la «fotografía directa», aquella que se opuso al pictorialismo de la época reivindicando el valor artístico de la fotografía, sin tener que intervenir en lo representado objetivizando la realidad al máximo.

Obsesionado con las formas, los volúmenes, las superficies y las curvas, en la exposición se pueden contemplar sus fotografías de nubes, pimientos, plantas, troncos, árboles, conchas, pero también mujeres, paisajes y rocas.

«La cámara ve más que el ojo humano»

Para el fotógrafo norteamericano era más importante cómo se ve que no lo que se ve, «la cámara ve más que el ojo humano, así que , ¿por qué no aprovecharlo?», afirmaba.

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Su deseo de representar la esencia atemporal de los objetos le llevó a abrazar una cierta monumentalización en sus trabajos, por lo que «sus alcachofas, sus dunas del desierto o sus mujeres desnudas tienen más de arquitectónico o de escultural que de pictórico», subraya Mah.

En su huida del simbolismo y del pictorialismo, Weston humanizaba las hortalizas que retrataba, que adquirían con su cámara formas humanas, los cuerpos se transformaban en paisajes imposibles y los horizontes en patrones sinuosos.

Precisamente, sus dos breves períodos que pasó en México (en 1923-1924 y en 1925-1926) fueron cruciales, apunta el comisario, en la adopción de esa nueva mirada, así como en la ampliación de su horizonte visual.

Tras su paso por Barcelona, la exposición recalará en la Fundación Mapfre en Madrid del 18 de septiembre al 18 de enero. EFE.