Guillermo Martínez |
Alcalá de Henares (EFE).- Ángel Álvarez Curto nació el 1 de marzo de 1916 en Alcalá de Henares y casi 30 años después fue uno de los españoles que salieron con vida de los campos de concentración nazis.
Su hijo quiere que su memoria, como la de tantos otros, perdure en el tiempo, que se sepa lo que ocurrió para que no se vuelva a repetir; por eso, Ángel José Álvarez, con 69 años, ha impulsado la edición de libro “Mi conciencia ha rechazado el olvido. Nacer en Alcalá y sobrevivir al Holocausto nazi en Dachau”, escrito por Eduardo Calderón.
“Mi padre terminó en los campos nazis como otros 10.000 españoles más”, comienza su relato. Ángel recuerda que algunos años antes, desde 1935, su padre ya trabajaba como telegrafista en la estación de Delicias, en Madrid.

Un año después fue llamado a filas para defender el Gobierno de la Segunda República, lo que le llevó a luchar en batallas como la de Guadalajara.
Tras recuperarse de heridas de bala, en 1938 volvió al frente, a Brunete. “Mi padre siempre decía que había nacido dos veces, en Alcalá y en Brunete, por la cantidad de bajas que hubo”, añade Ángel.
Supervivencia en los campos nazis
Con el avance de la guerra decidió cruzar la frontera con Francia y “terminó en campos de concentración en donde metían a los españoles; las mujeres y los niños pudieron retornar pero él acabó en los escuadrones de trabajo para extranjeros”, añade el economista de profesión.
Álvarez conoció por primera vez lo que era un campo de concentración nazi en Francia. En abril de 1944 consiguió huir: “Quería volver a España, pero le detuvieron el Toulouse las SS nazis”, recuerda Ángel.
Su siguiente parada fue el campo de concentración de Dachau, ya en Alemania. De ahí fue trasladado a Flossenbürg, donde permaneció seis meses. “Volvió a Dachau ante las conquistas de las tropas rusas. Mi padre fue liberado por el ejército estadounidense el 29 de abril de 1945”, cuenta el hijo del protagonistas de esta historia.
Más tarde volvió a París, donde estuvo tres años trabajando en la Renault. Su regreso a España tampoco fue fácil. Según dice su hijo, “se enteró de que su familia estaba en Fuenterrabía, así que cruzó el Bidasoa para encontrarse con ellos, aunque lo detuvo la Guardia Civil”.
Retorno a España
Las autoridades españolas comprobaron que no constaban antecedentes sobre él, por lo que le dejaron libre; entonces Álvarez se planteó volver a su trabajo y lo consiguió no sin ciertas dificultades por haber luchado junto al bando republicano en la Guerra Civil.
Final y felizmente se jubiló en 1982, cuando estaba destinado en Chamartín. “Respetaron su antigüedad, así que en aquel momento fue el ferroviario con más experiencia de toda la red”, dice orgulloso Ángel.
Álvarez también tuvo un padre ferroviario que fue destinado a Alcalá de Henares. Por eso él nació en el número 5 de la calle Salinas de la ciudad complutense. “Se quedó huérfano muy pronto, así que se educó en el colegio de huérfanos ferroviarios de Madrid”, apunta su hijo que recuerda a su padre fallecido en abril de 2022.
Ocho décadas después de la liberación de los campos de trabajo y exterminio, todavía resuenan estas historias algo desconocidas: “Con este libro quiero hacer un homenaje a todos los españoles que estuvieron en los campos de concentración nazis, y a quienes por desgracia no sobrevivieron”, concluye el promotor del libro que cuenta la vida de un superviviente de los campos de concentración.