Santillana del Mar (Cantabria).- La artista valenciana, Irene Grau, durante la inauguración de la exposición "Brillo abrigo", una reflexión sobre el paisaje pasado de la cueva Patrimonio de la Humanidad, en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira.EFE/Pedro Puente Hoyos

La cueva de Altamira y su paisaje, en el «Brillo abrigo» de Irene Grau

Torrelavega (EFE).- Obras pictóricas surgidas de una investigación sobre el paisaje de la cueva Patrimonio de la Humanidad conforman la nueva propuesta de la artista Irene Grau (Valencia, 1986), agrupadas bajo el título ‘Brillo abrigo’ que muestra el Museo de Altamira.

La exposición temporal, que podrá visitarse hasta el 1 de septiembre, está organizada junto a la Galería Juan Silió y profundiza en la línea abierta hace unos años de apoyo a la creación contemporánea, estableciendo un puente entre Altamira como origen y el momento actual.

Santillana del Mar (Cantabria).- La artista valenciana, Irene Grau (c), durante la inauguración de la exposición «Brillo abrigo», una reflexión sobre el paisaje pasado de la cueva Patrimonio de la Humanidad, en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. EFE/Pedro Puente Hoyos

La muestra ha sido inaugurada por la subdirectora general de Museos Estatales, Mercedes Roldán, la directora del Museo de Altamira, Pilar Fatás, y la artista, dentro del programa de actividades de la instalación para los meses abril a junio.

Un brillo del agua que amenaza

Irene Grau ha explicado que el brillo de las pinturas de Altamira es lo que les da vida y protege, un brillo que proviene del agua pero que también es una amenaza para su integridad.

A su juicio, en este equilibrio está la clave de su belleza pero también es el agua la que conecta el interior de la cueva con el exterior, creando el sistema kárstico del que forma parte el paisaje de Altamira.

Para la artista, esta reflexión sobre exterior-interior y amenaza-protección permite entender a Altamira como un abrigo, horadado en la roca por el curso del agua, que fue habitado y protege las pinturas.

Santillana del Mar (Cantabria).- Irene Grau junto a unas de sus obras de la exposición «Brillo abrigo», una reflexión sobre el paisaje pasado de la cueva Patrimonio de la Humanidad, en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. EFE/Pedro Puente Hoyos

«Se podría pensar en Altamira como un abrigo de pintura”, resalta Irene Grau, quien considera que las pinturas tienen que ver con el tacto, con las manos, con la textura de la superficie, con la idea de piel y corteza, «pero también con lo líquido y algo tan intangible como el brillo”.

Por eso sobre sus pinturas han actuado los procesos naturales que ‘performan’ el territorio y los materiales puros de la naturaleza (óxido de hierro y agua del lugar), de manera que uno de los motores de su proyecto ha sido encontrar recursos para hacer visible el agua al secarse la superficie.

Nuevas lecturas sobre el patrimonio

Mercedes Roldán ha resaltado el trabajo de creadores como Grau que arrojan nuevas lecturas y actualizan el patrimonio desde los problemas de la sociedad contemporánea.

Pilar Fatás ha destacado que Altamira y su entorno todavía sirve de inspiración a jóvenes artistas al tener su lenguaje plena vigencia, como se puede comprobar en las propuestas expositivas relacionadas con el arte contemporáneo que exhibe el Museo.

El paisaje de Altamira también podrá recorrerse los próximos fines de semana a través de una serie de propuestas como el recorrido Rastreadores de Sonidos Atemporales, que permite reencontrarse con el paisaje sonoro en el que habitaron las personas del Paleolítico superior.

El 11 de mayo, la comunidad #MuseoSinPrisas ofrece la oportunidad de aprender a relacionarse con el entorno natural en el Bosque Comestible del Museo, para lo que es necesario inscribirse a través de Ecologistas en Acción.

Por Javier G.Paradelo