València (EFE).- Una València más verde, más sostenible, más saludable y más vivible no se consigue solo mediante grandes proyectos y acciones públicas, sino que caminar hacia ese logro incluye pequeñas acciones como plantar árboles, instalar bancos de plástico reciclado o programar nuevas rutas turísticas y que los ciudadanos interioricen que la mejora del entorno también está en sus manos.
La primera ciudad del Mediterráneo en ser elegida Capital Verde Europea, una designación que se extiende durante todo 2024, vive al lado del mar y de la Albufera, un parque natural y un lago que se debe mimar y convertir en reserva de la biosfera, como lo son otros humedales, para cuidar y potenciar ese elemento de biodiversidad y cultural.
La Capitalidad Verde Europea de València cumple este mes de junio medio año de «relato» de sostenibilidad y divulgación que en el segundo semestre debe «bajar a la acción concreta», según señala a EFE el director general de València Capital Verde Europea, Antonio García Celda, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.
Unas acciones de igual importancia sean grandes o pequeñas que tienen que «germinar» este año en unos casos y en otros seguir desarrollándose en los próximos años.

Parque de Desembocadura
En grandes proyectos, el Parque de Desembocadura, de más de 100.000 metros cuadrados; entre los pequeños, los cambios en las rutas de la EMT para volver al centro dentro de una movilidad más sostenible, plantar 2.000 árboles en alcorques vacíos -ya se han plantado 800-, o instalar bancos de plástico hechos con tarjetas bancarias.
«Esas pequeñas acciones son igual de importantes, que la gente vea el uso del plástico que se saca del circuito de la basura y conozca la trazabilidad consigue un doble efecto», reciclar y promover la sostenibilidad, asegura el director.
Otro ejemplo es la creación de tres nuevas rutas turísticas sostenibles para conocer la ciudad de forma diferente en su vertiente museística, de fachada marítima, de huerta y de Albufera.
El problema global del medio ambiente no se soluciona solo con la acción de los entes públicos -la literatura dice que solo llega al 7-10 %- y por eso se necesita la colaboración privada, de empresas y de la ciudadanía para hacer una ciudad con mejor gobernanza, más innovación y más sostenible para hacer un entorno más vivible, según asegura.
García Celda destaca que cada ciudadano de València dispone de media de 7,5 metros de espacio verde y un parque a menos de 300 metros de su casa, unas cifras que, aunque son «especialmente buenas», se pretende elevar y llegar a 11 metros en 2050.