El osteópata José Torres ha retomado su actividad profesional tras la dana, pero a pie de calle y sin cobrar, ofreciendo masajes gratis a los voluntarios desplazados hasta Paiporta. EFE/Biel Aliño

José, el osteópata de Paiporta que ofrece masajes gratis a vecinos y voluntarios

Santiago José Sánchez | Paiporta (Valencia), 15 nov (EFE).- A unos 200 metros del barranco del Poyo, cuya crecida devastó el centro de Paiporta el pasado 29 de octubre, José Torres, osteópata, ha vuelto a levantar la persiana de su negocio, pero sin cobrar ni un euro por sus servicios: quince días después de la dana en la que lo perdió todo, ofrece masajes gratis a voluntarios de lumbares cargadas y cuellos pinzados.

Ahora que ya no queda barro en su local, el osteópata José Torres ha retomado su actividad profesional, pero a pie de calle y sin cobrar un euro, ofreciendo masajes gratis a los voluntarios que se han desplazado hasta Paiporta en su clínica arrasada por la Dana. EFE/Biel Aliño

«Hasta que pueda reiniciar mi negocio, quiero hacer lo que han hecho conmigo, ayudar»

«He decidido que, hasta que pueda reiniciar mi negocio, quiero hacer lo que han hecho conmigo, ayudar al pueblo paiportino, a las fuerzas de seguridad y a los voluntarios, con mis manos. Lo que quiero es ayudar como me han ayudado a mí», explica Torres en conversación con EFE.

Ahora que ya no queda barro en su local, el osteópata José Torres ha retomado su actividad profesional, pero a pie de calle y sin cobrar un euro, ofreciendo masajes gratis a los voluntarios que se han desplazado hasta Paiporta en su clínica arrasada por la Dana. EFE/Biel Aliño

Masajes a cero euros

En una lona blanca colgada en la fachada de su local se puede leer: «Se dan masajes a cero euros, para mi pueblo y voluntarios», un mensaje que llama la atención de los vecinos que pasan por delante, que se apuntan en una lista para recibir este masaje terapéutico.

José apunta sus nombres en una libreta de espiral que está encima de una mesa de camping, en una especie de recepción improvisada a las puertas del local, en el que una línea de color marrón recuerda hasta dónde llegó el agua y el lodo aquel fatídico martes.

El lodo ha dejado ilegible un mural escrito en rojo en la pared blanca del local, en el que se intuye lo que queda de las siguientes palabras: «Un osteópata tiene el cerebro de un científico, el corazón de un humanista y las manos de un artista».

Dentro del local ya no hay lodo, pero tampoco ningún indicio de qué negocio había ocupado antes, a excepción de una camilla en una salita interior, en la que José da los masajes a vecinos y voluntarios, que no se quitan las botas de agua, dejando la parte baja de la camilla de un color marrón que contrasta con el blanco de la sábana.

Ahora que ya no queda barro en su local, el osteópata José Torres ha retomado su actividad profesional, pero a pie de calle y sin cobrar un euro, ofreciendo masajes gratis a los voluntarios que se han desplazado hasta Paiporta en su clínica arrasada por la Dana. EFE/Biel Aliño

Hacía un mes que había abierto el local… y llegó la dana

Este osteópata lleva veinticuatro años ejerciendo la profesión en Paiporta, en una consulta propia, que hasta hace dos meses estaba ubicada en una vivienda hasta que decidió trasladarse a pie de calle. El centro llevaba un mes abierto hasta que llegó la dana. Por el resto, la historia de José se asemeja a las de miles de afectados: ha perdido la casa, sus dos vehículos, todo.

Además, trabaja para el equipo de veteranos del Levante UD -en el que juegan leyendas del club como Sergio Ballesteros o Juanfran García-, como atestigua un chándal azul marino con el escudo ‘granota’ que se intuye por debajo del chaleco amarillo que lleva puesto.

José distribuye los masajes en sesiones de media hora y ha atendido, principalmente, a voluntarios y vecinos: «La gente llega muy mal, muy engarrotados, doloridos de llevar quince días aquí desriñonándose, y con muchas tensiones porque lo que han vivido aquí es tan catastrófico y duro que genera mucho problema tensional», explica.

«Es el peor momento a nivel físico para las personas que llevamos aquí un tiempo. Me estoy encontrando todo tipo de problemas», añade el osteópata, que señala también la falta de sueño como un agravante para los problemas físicos de vecinos y voluntarios.