València (EFE).- Las localidades valencianas dañadas por la dana del 29 de octubre viven una Semana Santa especialmente emotiva y diferente tras una catastrófica riada que dejó 228 muertos y que asoló las casas y las vidas enteras de centenares de vecinos.
El Via Crucis de Picanya (Valencia) realiza paradas ante viviendas dañadas por la dana
Así, la localidad valenciana de Pincanya ha celebrado el Via Crucis del Viernes Santo con paradas frente a viviendas y comercios que resultaron dañados en las inundaciones por la dana del pasado mes de octubre, en el que han participado vecinos y feligreses que no han podio evitar emocionarse.
Casi seis meses después de las inundaciones, la parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Picanya continúa cerrada mientras lleva a cabo los trabajos de recuperación, y desde entonces celebra sus ceremonias en un local cultural con escenario y butacas cedido por el ayuntamiento.
En el caso de las celebraciones de esta Semana Santa, algunas se han trasladado al convento de las religiosas auxiliares de Jesucristo sacerdote, en esta misma localidad, una de las más afectadas por la daba, mientras que el Via Crucis de hoy se ha dedicado a las familias damnificadas, según fuentes de arzobispado de Valencia.
«Ante esta situación, en la que tenemos que ir adaptándonos a las circunstancias, es importante recordar que el Señor está al lado de los que sufren y tenemos que sentir su presencia más que nunca», ha afirmado el párroco, Joaquín Civera.
En la iglesia ya se han hecho algunos trabajos de reconstrucción de muros y pintura y están pendientes de la instalación de puertas y del inicio del proceso de desinfección por la afección de hongos, pero confían poder celebrar allí ya las Primeras Comuniones.

Viernes Santo en Benetússer tras perder en la dana un escenario de 1962
Por su parte, municipio valenciano de Benetússer ha celebrado un emotivo Viernes Santo tras haber perdido en la riada por la dana de octubre algunos escenarios, como el pretorio romano en el que la Asociación Cultural La Pasión representa el juicio de Jesús ante Pilatos y que se venía utilizando desde 1962.
A pesar de la ausencia de uno de los protagonistas de las celebraciones, cientos de personas han asistido a las representaciones apoyando una tradición que este año cumple 76 años de historia, en las que primero a Jesús le juzga Pilatos, luego se desarrolla la procesión del Camino de la Amargura y finalmente escenifican la crucifixión.
Entre quienes han asistido a estas representaciones había muchas personas voluntarias que llegaron a Benetússer los primeros días tras la riada y han vuelto gracias a los lazos tejido con la localidad durante esas jornadas, según han informado fuentes municipales.
El pretorio romano fue obra del artista fallero Modesto González Latorre, quien tras más de 30 años de carrera recibió en 1962 el encargo de hacerlo, para lo que se inspiró en las escenografías de películas muy célebres de la época como Ben-Hur.
La alcaldesa de Benetússer, Eva Sanz, ha señalado que este año la Semana Santa demuestra «la capacidad de un pueblo de plantar cada a la adversidad y su fuerza para seguir adelante», y ha felicitado a quienes hacen posible que esta tradición se mantenga, «incluso en circunstancias tan complicadas» como las actuales.