Antonio Martín |
Alicante (EFE).- Un grupo de entusiastas de José Martínez Ruiz, Azorín, ha lanzado un club de lectura para recuperar la figura de este escritor alicantino de la Generación del 98, del que se acaba de celebrar el 150 aniversario de su nacimiento aunque creen que sigue en un injusto segundo plano.
‘Azorín en su biblioteca’ es el nombre de estas tertulias que se citan cada dos meses en la biblioteca pública alicantina que lleva el nombre de Azorín (Monóvar, Alicante, 8 de junio de 1873-Madrid, 2 de marzo de 1967), dependiente del Ministerio de Cultura, la mayor de la provincia y situada frente a la alicantina playa del Postiguet.

Desde marzo de 2024 han leído y debatido algunas de las más significadas obras de un Azorín que nació tal día como hoy (8 de junio) de hace 152 años como las estampas y pueblos de ‘Los pueblos’, el libro de viajes ‘La ruta de Don Quijote’ y la novela ‘Doña Inés’.
También el libro de memorias ‘Las confesiones de un pequeño filósofo’ y los ensayos y cuentos de ‘Castilla’, ha relatado en una entrevista con EFE el impulsor y coordinador del club de lectura, José Manuel Vidal Ortuño, que durante 33 años ha sido profesor de Literatura en institutos de Murcia y Alicante y que hizo la tesis sobre los cuentos de Azorín.
Vidal Ortuño nació en Yecla (Murcia) hace 62 años, una zona con gran impronta azoriniana donde, además, tuvo «la suerte» de ser alumno de una sobrina nieta de Azorín, María Martínez del Portal, catedrática de Lengua y Literatura Española.

Poner de moda a Azorín
La idea de revitalizar el legado del escritor y periodista de crónica ha partido de un grupo de declarados «azorinianos» a raíz de que, tras la conmemoración en 2023 de los 150 años del nacimiento, les quedara la sensación de que no hubo la merecida repercusión y observen que hoy es un autor relativamente desconocido incluso en su propia provincia.
«Queremos devolver a la actualidad y poner de moda a un escritor tan irado en vida y que consiguió todo el éxito hasta que se murió», ha explicado Vidal Ortuño al referirse a esta «figura respetada, irada e imitada sobre la que, de repente, cayó una losa de olvido» que se ha prolongado durante décadas.
«Pensamos que sería una buena manera de dar a conocer a Azorín», cuya obra creen que sigue de plena actualidad, y le propusieron la idea del club de lectura a la directora de la Biblioteca Azorín, Adelina Rodríguez, quien rápidamente cedió la sala de conferencias para las reuniones, un viernes cada dos meses a las 18.30 horas.
La acogida ha sido positiva y desde entonces alrededor de una veintena de personas acude a casa sesión para hablar sobre una obra escogida de Azorín, que a lo largo de su vida publicó varios miles de artículos y un centenar de libros de un amplio abanico de géneros literarios.
«Para mi sorpresa, la gente responde bien» y desde el primer día se ha generado un enriquecedor intercambio de opiniones en torno a Azorín, «del que siempre se descubre algo» tanto por su dominio del lenguaje y rico vocabulario como por los temas que le preocupan, como el paso del tiempo o el gusto por los paisajes, ya que era «un profundo conocedor de la naturaleza».

Azorín, un avanzado de su tiempo que influyó en otros autores
También de cómo fue un avanzado en su tiempo por ejemplo al defender el papel independiente de la mujer a la hora de sus relaciones personales o por evolucionar en paralelo a las nuevas vanguardias, todo locual hizo que influyera en otros escritores posteriores como en Antonio Buero Vallejo en ‘Historia de una escalera’.
Además de obras del autor monovero, el club de lectura ha inaugurado la sección ‘Amigos de Azorín’ para escritores allegados y compañeros generacionales, y ya se han hecho tertulias sobre ‘La Busca’, de Pío Baroja, y más recientemente de ‘San Manuel Bueno, martir’, de Miguel de Unamuno.
En septiembre se dedicará una sesión al recientemente fallecido Mario Vargas Llosa por haber sido uno de los grandes defensores de Azorín, como se reflejó en su discurso de ingreso en la RAE, y el próximo paso de este grupo de iradores será planificar «excursiones literarias» a los lugares que marcaron su vida como Petrer, Yecla y Salinas, además de Monóvar, donde está la ‘casa-museo’ en la antigua residencia de la familia Martínez Ruiz, propiedad de la Fundación Mediterráneo